Pongamos que hablo de Sabina

 

Hace muchos años (¡diez ya!), cuando disfruté del musical Más de cien mentiras, basado en las canciones de Sabina, le hablé de ello a una buena amiga que adora al madrileño de Úbeda, autor de tantos temas inmortales. Supuse que ya habría ido al musical o qué querría hacerlo, pero mi amiga me dijo que no soporta escuchar canciones de Sabina cantadas por cualquier otra persona distinta a él. He recordado esas palabras de mi amiga desde entonces cada vez que escucho versiones de canciones de Sabina y las recordé también al ver la serie documental de tres episodios Pongamos que hablo de Sabina, de Atresplayer. Es un documental de Sabina sin Sabina, porque entrevista a amigos suyos y emite fragmentos de entrevistas y actuaciones pasadas, pero no incluye una entrevista actual con él. Es arriesgado, porque uno está esperando que Sabina aparezca en cualquier momento a recordar su trayectoria, pero aun así, el documental tiene no pocas virtudes y es atractivo, desde luego, para los que veneramos al autor de 19 días y 500 noches, Y sin embargo, Y nos dieron las diez, Lo niego todo y tantas y tantas canciones.  


La serie documental está dividida en tres capítulos en los que personas que conocen bien a Sabina hablan de sus pecados, sus amores y sus pasiones.Como suele ocurrir en este tipo de obras audiovisuales, sobre todo, cuando quien las ve venera las canciones del protagonista en cuestión, lo mejor de todo, con diferencia, son los fragmentos de actuaciones pasadas de Sabina. No es demérito del documental, que presenta Iñaki López, es sólo que Sabina es mucho Sabina. Gusta ver a sus amigos relatar cómo es en su día a día o recordar anécdotas del pasado, tan sabinistas como aquella en la que se gasta en copas el dinero que había pedido a un amigo para pagar su alquiler en Londres, pero lo mejor de todo es su música, que reina por encima de cualquier otra consideración.

Ana Belén habla con mucho cariño de Sabina, igual que El gran Wyoming, quien alaba su infinita generosidad. Leiva reconoce que a Sabina le gusta mucho alimentar su propio personaje, mientras que Cristina Zubillaga, expareja del maestro, a quien le escribió despechado 19 días y 500 noches, comparte también recuerdos de aquella época en la que a Sabina se le caían las letras de las canciones del bolsillo, en feliz expresión de Pancho Varona en el magnífico libro de Julio Valdeón Sabina. Sol y sombra. 

También aparece en el documental Alejo Stivel, a quien debemos agradecer que Sabina aparezca con su voz desgarrada, de lija, siempre a punto de romperse, en 19 días y 500 noches, sin duda, su mejor disco. Almudena Grandes aparece bastante en Pongamos que hablo de Sabina y cuenta cosas interesantes de su amigo. Reconoce que es tan machista como todos los hombres de su generación, explica cómo sufrió al afrontar la depresión que padeció tras sufrir el ictus y relata lo mucho que disfruta de los veranos en Rota, en compañía de un grupo de amigos, como la propia Grandes, Luis García Montero y Benjamín Prado. 

En el segundo episodio, dedicado a los amores de Sabina, juega un rol protagonista Jimena Coronado, actual pareja de Sabina, con quien se casó hace unos meses. Era una fotógrafa peruana a la que el cantante conoció hace 30 años en una entrevista y de la que no se ha separado desde entonces. Pancho Varona afirma que si Sabina ha seguido haciendo discos y saliendo de gira es gracias a ella. En ese capítulo conocemos que Sabina tuvo un grupo de juventud en Úbeda, los Merry Youngs, que versionaba canciones de rock and roll.

En el tercer capítulo, dedicado a sus pasiones, queda claro que Sabina es un hombre de izquierdas, tanto como que su arte trasciende cualquier ideología, porque hablan de él en términos muy elogiosos, entre otros, Pablo Iglesias, Patxi López, Esperanza Aguirre y Celia Villalobos. Entre las pasiones de Sabina, además de los toros, la política y su Atleti de Madrid, al que compuso el himno del centenario, está la tele, incluidos los programas de cotilleo y los realities. Es curiosa la historia que cuenta el documental sobre su afición por Nuria Fergó en Operación Triunfo 1.  

Pongamos que hablo de Sabina, en fin, es un deleite para los aficionados al maestro que ha puesto y pone banda sonora a tantas vidas. Por volver al principio, a esa aversión de mi amiga a escuchar una canción de Sabina cantada por cualquier otra persona que no sea él, le voy a recomendar que escuche la exquisita versión de Pongamos de Madrid que interpreta Zahara, con la que se termina el primer capítulo de la serie documental. Absolutamente sensacional. Hasta mi amiga tendrá que aceptar que a veces, sólo a veces, se pueden hacer buenas versiones de temas de Sabina, esa osadía gigantesca de la que, es verdad, la mayoría de los que lo intentan salen mal parados. 

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