Más de cien mentiras

Ayer acudí al Teatro Rialto a presenciar el musical Más de cien mentiras. Me dejó realmente sin palabras. Es un espectáculo en el más estricto sentido de la palabra. Abusamos a veces de este término cuando definimos algo como espectacular. En este caso, quizás me quede corto. Extraordinarias interpretaciones, gran historia, las letras formidables de un genio, la música, la coreografía... Todo tan exquisitamente cuidado que hace de este musical algo realmente maravilloso. Es una experiencia imborrable. Ayer, por momentos, estaba como levitando sobre la butaca, por muy cursi o absurdo que esto pueda sonar. Disfruté como hacía tiempo que no disfrutaba. 3 horas de espectáculo que se gozan de principio a fin.

La historia que se cuenta, leí antes de acudir al teatro, es más elaborada y diferente a la de otros musicales. Los personajes que circulan por esta obra están sacados de las letras de Sabina. Uno de los granes logros, y hay muchos, de este musical es que la historia es muy fiel al universo de las canciones de Sabina. Prostitutas, delincuentes, canallas... Bravo por los autores de esta historia. No debe ser fácil enfrentarse a un reto como este, dar vida a un musical basado en las canciones de un auténtico genio, de un mago de la palabra, de un poeta sensacional. Han hecho una grandísima obra y no me extraña que el propio Sabina esté satisfecho con el resultado final.

Más de cien mentiras atrapa desde el comienzo. Sería injusto quedarse con algún momento o alguna interpretación del musical, pero el final del primer acto y el comienzo del segundo son de esos que no se olvidan fácilmente. Esta obra es muy recomendable para aquellos que sean grandes seguidores de Sabina, pero también lo es para los que no lo sean tanto. Es imposible no emocionarse con las letras de este genio, es imposible no vibrar con este musical. Las tres horas que estás en el teatro, te metes de lleno en un espectáculo maravilloso. Me encantaron los actores, me apasionan las canciones de Sabina, me gustó cómo fueron interpretadas y me enamoró el musical en su conjunto.

Últimamente escribo mucho de política y, aunque sigo pensando que es un tema importante y del que conviene reflexionar, la cultura da infinitas más satisfacciones. Ayer experimenté esa maravillosa sensación de estar disfrutando al máximo con algo. Gracias a todos los que han hecho posible este musical. Gracias a Joaquín Sabina por su enorme capacidad de retorcer las palabras y jugar con ellas para crear letras sensacionales que son la banda sonora de mucha gente y que atrapan a personas muy diferentes; letras que solo pueden salir de la mente de un genio. Gracias a todos. Una última cosa, vayan a ver el musical Más de cien mentiras. No se arrepentirán.

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