El siglo de Galdós

 

El centenario de la muerte de Galdós ha sido una de las grandes emeférides culturales de este año. Incluso dio lugar a una polémica en el mundillo literario, cuando Javier Cercas publicó un artículo algo crítico con el autor de los Episodios Nacionales, que fue respondido después por defensores de su obra. Que un autor fallecido hace un siglo pueda despertar un debate de la manera es un triunfo incuestionable de Galdós, un mérito de su obra. Hace unos días, La 2 emitió dentro de su espacio Imprescindibles el documental El siglo de Galdós, dirigido por Miguel Ángel Calvo Buttini, que se acerca al autor y a su obra con un tono equilibrado, didáctico y muy ameno. 


No es fácil glosar una vida tan intensa como la de Galdós y el documental lo consigue. Se sirve de relatos y escritos del propio autor, entrevistas a estudiosos de su obra e imágenes que recrean aquellos tiempos. Las palabras de Galdós sirven de hilo conductor del documental. Con estas comienza: "incapacitado para el orden cronológico por la rebeldía innata de mis ideas...". Pese a ello, el documental sí sigue un orden cronológico, desde su niñez en Canarias, cuando era un niño al que le gustaba dibujar y que disfrutaba tocando el piano, hasta el entierro multitudinario en Madrid, cuando cerraron los teatros en señal de duelo por su muerte

Galdós, que estuvo soltero toda su vida, fue muy enamoradizo, tal y como se muestra en el documental y tal y como dan cuenta sus intercambios epistolares con Pardo Bazán o Concha Morell. Galdós fue el más pequeño de diez hermanos. Su padre le contó historias sobre la guerra contra el francés, lo que alimentó su interés por la Historia, en mayúsculas, y por las historias, los relatos. Llegó a Madrid a estudiar Derecho, aunque en sus primeros años hizo casi cualquiera otra cosa antes que estudiar Derecho. Por supuesto, se dedicó a recorrer la ciudad. Y a escribir, “emborronar dramas y comedias”.  El autor acudió a una tertulia de canarios en el Café Universal, en plena Puerta del Sol , donde se dedicaba más a dibujar que a hablar con otros.

En el documental vemos a un Galdós que es, ante todo, lector. "Los dramas imaginarios nos embelesan más que los reales", escribe. En Madrid acude al Ateneo y siente afinidad por esa España progresista. Desde muy joven fue un autor reconocido. Con 26 años se convirtió en director del periódico El Debate. Sin duda, la gran obra de su vida fue la serie de los Episodios nacionales, donde, según explica Almudena Grandes, Galdós demostró que "la historia de las naciones se puede contar desde abajo". Reconozco que desconocía que fue la falta de dinero, o la necesidad de recursos para mantener su casa en Santander y sus muchos gastos, la que le impulsó a escribir sucesivas series de los Episodios nacionales y también obras de teatro. 

En el documental queda claro que Galdós simbolizó una España progresista, con su "lucha constante contra la superstición y el fanatismo". Esta postura le enfrentó a la otra mitad conservadora del país, especialmente, por sus críticas a la Iglesia. Se da por hecho que fue esta confrontación la que impidió a Galdós ganar el Nobel. También fue la que causó reticencias a su entrada en la RAE.  Tanto las novelas como las obras teatrales de Galdós fueron adelatadas a su tiempo y resultaron polémicas para la sociedad de la época. En su novela Gloria, por ejemplo,  una mujer muy católica mantiene una relación un hombre firme en su fe judía. Sus obras de teatro no tuvieron una gran aceptación de crítica, hasta Doña Perfecta, que obtuvo un enorme éxito. 

Esa vertiente de dramaturgo, quizá menos reconocida y alabada, es de las que resulta más interesantes del documental, porque recrea una época y un Madrid que no existen. Electra fue un fenómeno social, un alegato contra los poderes de la Iglesia. Hubo manifestaciones reaccionarias contra él, aunque tras el estreno obtuvo un gran éxito y hasta fue llevado a hombros a su casa tras el estreno. Las dos Españas. Ahí seguimos.

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