Los testamentos

35 años después de la publicación de El cuento de la criada y tras el enorme éxito de la serie basada en la novela, Margaret Atwood publicó el año pasado Los testamentos, que es la continuación de la aquella historia distópica sobre Gilead, una dictadura fanática y machista en el territorio que un día fue Estados Unidos. La acción de esta secuela transcurre 15 años después del final de El cuento de la criada. Nos encontramos a un Gilead en crisis, carcomido por la corrupción y con una creciente oposición de la comunidad internacional, donde las mujeres siguen siendo menos que ciudadanas de segunda.
Son precisamente tres mujeres las narradoras de esta historia.  Una de ellas, nacida en Canadá, donde hay protestas contra la dictadura machista de Gilead. Es una de las principales y de las más interesantes novedades, porque leemos cómo se ve aquella atrocidad fuera de sus fronteras. En El cuento de la criada sabíamos que había personajes que escapaban, pero aquí tenemos una visión más completa de cómo se relaciona el mundo con esta dictadura. 

Gilead intenta captar a mujeres de los otros países a través de Las Perlas, un grupo de misioneras que espían a los opositores y refugiados de Gilead, al tiempo que buscan llegar a mujeres susceptibles de ser atraídas a su extremista y aterradora visión del mundo. En los agradecimientos del libro escribe Margaret Atwood que "muy poco en la historia es inevitable". Y tiene razón. También afirma que hoy la sociedad está sometida a más tensiones en muchos países, como Estados Unidos, que hace 30 años. Es por lo que estas distopías son tan terroríficas y tan necesarias, a la vez: porque muy poco, o más bien nada, en la historia es inevitable. Porque la historia no sigue una línea recta, porque el progreso no es, lamentablemente, la única opción, como bien demuestra el auge de movimientos extremistas y contrarios a los Derechos Humanos en tantos países. 

Además del desarrollo de la historia de Gilead y del modo en el que las historias de las tres narradoras de Los testamentos se entrelazan, también resultan muy interesantes los pasajes en los que la autora echa la vista atrás y muestra cómo surgió Gilead, cómo fue posible que en un país como Estados Unidos naciera semejante barbaridad. Describe un escenario de catástrofes naturales, carencias de las necesidades más básicas, paro, recesión económica... Entonces, leemos, “la gente empezó a asustarse. Luego empezó a ponerse furiosa. La ausencia de remedios viables. La necesidad de culpar a alguien”. 

El reto de retomar la historia de El cuento de la criada es mayúsculo y Margaret Atwood lo supera con nota. La expectación generada ante esta secuela era enorme, sobre todo tras el éxito de la serie, que la autora alaba en el epílogo de la obra, por cierto. Pero no decepciona, todo lo contrario. Consigue mantener el interés, el asombro y la esencia de aquella obra, pero dando un salto no sólo temporal, sino también de profundidad. Da cabida a nuevas voces. Ofrece una continuación de la historia convicente y trepidante, dosificando a la perfección los pasajes narrados por las tres protagonistas. Además, cada una de ellas tiene su propio lenguaje, sus propios códigos, su propia visión de la vida y de Gilead, lo que enriquece mucho la novela. 

Los testamentos es un libro magnífico en el que Margaret Atwood vuelve a hacernos reflexionar sobre nuestra sociedad inventándose otra. 35 años después, estas luces de alarma contra el racismo, el fanatismo y la intolerancia siguen siendo necesarias, pero su valor trasciende al fondo y al compromiso claro del relato. Es, por encima de otro, una gran novela. 

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