Decíamos ayer que en estos días raros, de estado de alarma en España ya, la cultura puede servir de refugio. Es lo que hace siempre, de hecho. Pero, ahora, con más intensidad aún. Porque cierran los teatros, los museos, las librerías y las salas de concierto, pero la cultura nos sigue acompañando. También decíamos ayer que en situaciones excepcionales como ésta es cuando se ve la grandeza de la gente, cuando sale lo mejor del ser humano (también, a veces, lo peor). Sí, es buen momento para demostrar que en las personas "hay más cosas dignas de admiración que de desprecio", como escribió Camus en La peste. Y tenemos buenos ejemplos de ello. Por supuesto, los profesionales sanitarios, los héroes de bata blanca que están haciendo frente a la pandemia, y con los que tenemos una deuda de gratitud enorme. También otros profesionales que siguen trabajando en este contexto tan complicado, para atender a los demás, como los empleados de los supermercados, los barrenderos, tantas y tantas personas. Dentro de las posibilidades de cada uno, la cultura tampoco se ha quedado atrás y han surgido multitud de iniciativas para hacer más llevaderos estos días duros y para invitar a la gente a quedarse en casa para contener el virus.
Una de estas iniciativas es el Festival Yo me quedo en casa, surgido por las redes sociales, al que se han sumado artistas como Marwan, Rozalén, Rayden, Roi Méndez, Alfred García o Nil Moliner, entre otros. Ellos dan conciertos desde su casa, que se pueden seguir por Instagram. Es un gesto precioso, que engrandece a estos artistas, que reivindica el poder transformador y solidario de la música, su energía colectiva.
Pero hay más, muchas más iniciativas. Por ejemplo, el Museo del Prado, que ya de por sí lleva tiempo haciendo un trabajo excepcional ofreciendo visitas virtuales a la pinacoteca, ha reforzado este servicio. Las puertas del museo están cerradas, pero en su cuenta de Instagram seguirá explicando sus obras, para que el arte combata también estos días raros, las restricciones obligadas por precaución. Muchos otros museos del mundo permiten estas visitas virtuales. No podremos, de momento, volver a París, siempre París, pero sí podremos visitar el Louvre desde casa.
Los teatros han echado el cierre, no queda otra, pero el teatro, el poder de la palabra, la magia de la escena, no se apaga. La Joven Compañía ha decidido subir a Youtube algunas de sus obras, para que podamos seguir disfrutando del teatro, incluso con los teatros cerrados. Este fin de semana pienso ver La edad de la ira, de Nando López, que ayer contaba en Twitter que la cultura siempre tiene que ser comprometida. Él lo es, con sus obras, con su labor impartiendo clases en colegios y con su activismo constante en pos de la igualdad y de una sociedad mejor. En este enlace se podrá seguir su obra, que me recomienda además muy encarecidamente una persona de cuyo criterio me fío mucho, una persona que me hace tener todas las esperanzas puestas en los más jóvenes.
También ha habido varias revistas que han decidido compartir gratuitamente sus últimos números. Movistar permitirá acceder a su plataforma de vídeo bajo demanda, también gratis, durante un mes. Y Clan, el canal infantil de TVE, ha lanzado Educlan, una plataforma educativa para ayudar a hacer más llevaderos estos días para los niños, al tiempo que aprenden. Sí, la cultura es un refugio, ahora y siempre, ahora más que nunca. La cultura acude al rescate y saca lo mejor de nosotros. ¡Gracias a todos!
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