En el día de hoy

Ha querido la casualidad que la decisión unánime del Supremo sobre la exhumación de Franco me pillara leyendo En el día de hoy, una ucronía de Jesús Torbado que ganó el Planeta en 1976, un año después de la muerte del dictador, en la que el autor fabula sobre un escenario alternativo al de la historia real, en el que el bando republicano ha ganado la Guerra Civil y Franco, junto a otros militares golpistas, vive exiliado en Cuba, protegidos por el dictador Batista. De esas dos ficciones, la de que exista alguien en el año 2019 que considere polémico dejar de rendir homenaje a un dictador en un mausoleo y la que creó Jesús Torbado con esta novela, me quedo claramente con la segunda. Mucho más amena y entretenida. Hasta más comprensible, francamente, que los vulgares rifirrafes que nos ofrece la actualidad (por decirlo de alguna forma). 


La novela es sugerente porque parte de la pregunta de qué habría pasado si la Guerra Civil hubiera tenido otro desenlace. ¿Y si la República hubiera ganado la contienda? En esa España alternativa, Indalecio Prieto es jefe de gobierno. Mientras los partidarios de Franco se dividen entre los que disfrutan de un exilio tranquilo y los que se han unido a las tropas de Hitler, en España hay una gran división también, pero esta vez entre anarquistas, comunistas y socialistas. El presidente del gobierno intenta restañar las heridas, pero hay luchas fratricidas, combates, discusiones. Y también hay represalias al bando derrotado, el que ganó en la realidad, el bando sublevado contra el legítimo gobierno republicano en 1936. 

El gran acierto de la novela es que se centra en personas de la calle. Aparecen Franco, Indalecio Prieto, Serrano Suñer o Besteiro, sí. También es un protagonista central de la obra Ernest Hemingway. Pero el protagonismo real lo tienen personas que están alejadas de la toma de decisiones, con una relación más bien circunstancial con la gran historia de los despachos. Personas de carne y hueso que se ven envueltas en los enfrentamientos de otros, que se arriesgan a morir por los ideales o, peor aún, por los intereses de otros. Y ahí, más que en la intriga de saber qué futuros imagina el autor para los grandes personajes de la historia, es donde reside el gran interés de esta novela. No en los personajes que todos recordamos, sino en los de ficción que representan a la gente corriente, a la que es víctima de todas las guerras y todos los odios. 

Hay pasajes estremecedores y lúcidos en esta novela, ucrónica, que imagina lo que no pasó, pero que suena verosímil. Por ejemplo, este: "siguiendo unas u otras banderas, todos aquellos hombres sólo lograron perder. Alejo imaginó por un momento invertida la historia. Si Franco hubiera tenido éxito en la conspiración, todos los papeles estarían cambiados menos los de aquella gente. Besteiro, Prieto, la Pasionaria habrían corrido a exiliarse en lugar seguro dejando a sus espaldas mujeres de luto, hombres mutilados, niños huérfanos, como los facciosos habían hecho con sus seguidores anónimos. ¿Eran más torpes, más imbéciles, más crédulos, más idealistas? ¿Por qué tenían que dejarse engañar por quienes decidían mandar sobre ellos? El campesino del tren parecía conocer muy bien estas cosas, pero había caído también en la trampa. ¿De qué materia estaban hechos todos los poderosos, vencidos o vencedores, que justificara la ruina, el llanto, el dolor irremediable de los otros?". 

En este párrafo está el espíritu de esta obra. Naturalmente, también resulta muy interesante esa continuación de la historia partiendo de un suceso no ocurrido, la victoria republicana en la guerra. El modo en el que Franco gestiona la derrota, su apoyo a Hitler, la forma en la que Indalecio Prieto busca una reconciliación entre los españoles, los muchos y diversos intereses de personas que quieren que los españoles vuelvan a pelearse y tomen de nuevo las armas, el riesgo de que España se vea envuelta en la II Guerra Mundial, una España diezmada tras la contienda civil, que está en una situación geográfica que la hace muy apetitosa para los nazis en su alocada campaña para conquistar el mundo. 

A varios de los personajes de la novela les duele España. Hay lamentos por lo que parece una incapacidad de ponerse de acuerdo con el de enfrente, de convivir con el diferente. "Estaba solo, como España. Porque España ni siquiera tenía españoles. Si continuaban matándose unos a otros, si nadie amaba tanto la patria como para sacrificarse un poco por ella, era porque esa patria no tenía habitantes. ¿Cómo entender si no ese afán destructivo, esa insolidaridad, esa furia individualista y áspera?". Una novela, en fin, que es una ucronía pero, a la vez, que retrata bien, más que lo que pudo haber sido, lo que fue, y puede que en parte lo que sigue siendo, este país nuestro. 

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