El sueño teatral de Banderas en Málaga

Somos muchos los que seguimos con expectación cada noticia sobre el proyecto teatral de Antonio Banderas en Málaga. En otoño alzará el telón el Teatro del Soho de Málaga, encabezado por el actor y que contará con la dirección de Lluís Pasqual. Banderas, que ha conseguido para el proyecto el patrocinio de CaixaBank, ha puesto energías y dinero en este sueño, que remodelará por completo el Teatro Alameda de Málaga con el objetivo de convertir el nuevo centro escénico en un espacio de referencia del teatro en España, con vocación internacional. 


El otro día, Antonio Banderas acudió a Más de uno, el programa de Carlos Alsina en Onda Cero. Tratándose de Alsina, claro, no fue una entrevista más de promoción de Dolor y gloria, la última cinta de Almodóvar, que se estrenará la próxima semana y que protagoniza el actor malagueño. De hecho, se habló más bien poco del nuevo filme, que tiene una pinta excelente, por cierto. Buena parte de la conversación versó sobre la pasión que el veterano actor siente por el teatro, de la que la mayor muestra es este ilusionante proyecto que verá la luz en unos meses. 

Banderas contó que montar un teatro acarrea muchos gastos, pero que es una manera romántica de arruinarse. La afirmación me recordó al empeño fascinante y exquisito de los creadores del Pavón Teatro Kamikaze en Madrid, que están perdiendo dinero, cuyo proyecto no es rentable ni quizá lo sea nunca, pero que es el espacio escénico imprescindible de la capital. Hay algo bello, sí, y admirable en esas acciones, literalmente, por amor al arte. Salvando las distancias entre ambos proyectos, porque ya querría el teatro madrileño contar con el apoyo de una gran entidad financiera, es hermoso que alguien se juegue su dinero, aún sabiendo que probablemente perderá buena parte de la inversión, en un proyecto que le hace vibrar, que considera importante, que impulsa la vida cultural de su ciudad. 

Naturalmente, Banderas, actor más que consagrado, no tenía la menor necesidad de meterse en este lío. Lo hace por pasión, por devoción al teatro y también a Málaga, porque tenía claro que quería que su nuevo centro escénico estuviera situado en su ciudad natal. En la citada entrevista, Banderas también dijo que sabe que perderá dinero con este proyecto, pero que no entiende cómo la gente puede vivir pensando que no se va a morir nunca. Para qué queremos el dinero si no es para intentar sacar adelante bellos sueños como esté, vino a preguntarse. Por supuesto, es la clase de preguntas que sólo puede hacerse quien, en efecto, tiene un alto patrimonio. Pero hay tantas personas millonarias que no hacen nada semejante a esta iniciativa tan estimulante que ha impulsado Banderas en Málaga que el paso adelante del actor no merece más que elogio y admiración

Málaga, cuyo atractivo cultural no para de crecer, contará a parir de otoño con un nuevo espacio de referencia. La apuesta del Teatro El Soho de Málaga es por todo lo alto, muy ambiciosa, con un escenario con capacidad para 700 personas y otro que podrá acoger hasta 200, orientado a las propuestas más alternativas. El telón se alzará con el musical A Chorus Line. Ojalá la ilusión puesta por Banderas en este proyecto se traduzca en un éxito, porque sería bueno para todos y porque sería magnífico ver convertido un sueño tan hermoso en exitosa realidad. 

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