Recuerdos de librerías

Unas obras en la calle me hicieron ayer dar un pequeño rodeo para llegar a un encuentro de trabajo en Madrid. Fue un pequeño paseo, siempre agradable, incluso con el calor de este verano que se resiste a marcharse, que me llevó a la calle Marqués de la Ensenada. Había pasado por ahí con frecuencia, todos los sábados sin falta durante los últimos meses, de hecho, pero hasta ayer no me había percatado de una preciosa librería que se encuentra en esa calle. Sentí entonces esa atracción inexplicable e irresistible que provocan las librerías, esos templos de libros, esas catedrales de papel. Y la seguí sintiendo incluso cuando vi que era una librería jurídica, Lex Nova, situada enfrente del Supremo. No es un campo en el que tenga conocimiento alguno, pero ese encanto de ver tantas obras juntas, tanto conocimiento esperando a ser transmitido, tantas invitaciones a la reflexión, al estudio, al análisis. Ese encuentro fortuito me animó la mañana y, de paso, me llevó a recordar algunas de las librerías en las que he sido feliz, algunos otros encuentros de este tipo. 


Recordé, por ejemplo, que tengo que regresar con urgencia a La Central de Callao, que siempre sorprende, con esa inmensidad, con esa saturación de obras en sus distintas plantas. Es sin duda lugar de peregrinación obligado para todo amante de los libros en Madrid. Como lleva más tiempo siéndolo en Barcelona, donde nació La Central. Allí me fascinó La Central del Raval, que visité por primera vez en Sant Jordi hace un par de años para comprar El mundo de ayer, de Stefan Zweig, y La Central del Ensanche. También en mi querida Barcelona me encontró de golpe, maravillosa sorpresa, con Sons of Gutenberg, "un altavoz cultural de la escena independiente barcelonesa". 

De vuelta a Madrid, recordé ayer también otras librerías encantadoras, como Ocho y medio, espacio de referencia para la literatura sobre cine. Situada en Martín de los Heros, en pleno centro neurálgico del séptimo arte en Madrid, al lado de los Renoir y de los Golem, este fabuloso espacio es el lugar ideal para encontrar guiones de películas y obras sobre el cine. Una delicia. Y me acordé también, por supuesto, de esa librería de antiguo al aire libre que son los puestos de la Cuesta de Moyano, el sitio indicado para encontrar siempre alguna joya, alguna obra antigua que se creía perdida, alguna edición amarillenta ya casi de obras queridas o libros escritos mucho tiempo atrás esperando para sorprender a lectores del presente. 

Y, claro, ayer también me acordé de otras librerías vistas en distintos viajes. De La Familia en Lima, por ejemplo, fabuloso café librería con dos una muy cuidada presentación de las obras, repartidas por géneros, y con un amplio espacio dedicado a la literatura peruana. O de la mítica Shakespeare and company en París, esa librería de literatura británica en el quinto distrito de la capital francesa. En Praga también encontré otra librería bautizada con el nombre del más grande literato en inglés de todos los tiempos, también con estanterías de madera y obras, sobre todo, en inglés, pero también en francés, alemán y español. En el barrio del Castillo de Praga, allí donde vivió Franz Kafka, compré Un médico rural, un libro de relatos del autor de El Proceso

También me acordé, por supuesto, de la librería más antigua del mundo, Bertrand, fundada en Lisboa en 1732. Cerca de aquella está la librería de Sa Da Costa, especializado en las obras antiguas. Algo más lejos, al otro lado del charco, está la librería que más me ha fascinado de las que he visitado hasta ahora, El Ateneo Grand Splendid, en Buenos Aires, que antes fue un teatro y ahora destina sus palcos como lugares de lectura. Estuve unos pocos días en la capital argentina y visité dos veces la librería, donde también se puede comer, en el antiguo escenario del teatro. Y allí compré una Antología del cuento argentino que guardo con mucho cariño. Todos estos recuerdos, en fin, destapó ese casual encuentro en Madrid con una librería jurídica. Recuerdos de lugares donde he sido feliz, de templos literarios que mejoran la vida. 

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