Susana Díaz y el pasado

Si volvemos a creernos las encuestas, según un sondeo publicado hoy por el diario El Mundo, Susana Díaz no sólo no ganaría a Pedro Sánchez en las primarias por la secretaría general del PSOE, sino que sería la tercera en discordia, por detrás también de Patxi López. Tal vez por eso, la presidenta andaluza se resiste a presentar su candidatura. Amaga, pero no termina de decidirse. Cada fin de semana hace un acto político en el que siempre hay algo más importante de lo que hablar que su futuro político, pero en el que también encuentra siempre algunas palabras encriptadas que lanzar para alimentar las expectativas de su candidatura. 


El sábado, Díaz volvió a la carga. No dio el paso adelante que todos esperan, pero lo dejó caer. Y lo hizo de un modo, digamos, peculiar, pues empleó contra Pedro Sánchez argumentos que, a modo de frisbee, fácilmente puede volver en su contra. "La gente quiere que el PSOE vuelva, pero no quiere que vuelva al pasado", dijo la presidenta andaluza. Se supone que esa frase era un mensaje contra el exsecretario general del PSOE. Pero cuesta creer que, en serio, Díaz no se planteara que esa expresión sirve para describir de forma nítida lo que muchos afiliados y simpatizantes socialistas piensan sobre su candidatura. 

La gente no quiere que el PSOE vuelva al pasado, dijo Díaz. Ella, que representa una estirpe de dos décadas del mismo partido gobernando en una región, un partido con múltiples escándalos en los cajones, con el caso de los ERE como su máximo exponente. Y, sobre todo, ella que tiene como principales apoyos a Felipe González y el resto de la vieja guardia socialista. Que sea precisamente Susana Díaz, que ni es una recién llegada ni tiene un discurso precisamente regeneracionista dentro del partido, la que diga que la gente no quiere que el PSOE vuelva al pasado, chirría mucho. 

Extraña mucho que Susana Díaz, la candidata de González y compañía, del pasado del PSOE que no toma conciencia de que lo es y quiere seguir medrando (y lo hace, como se demostró en el sainete de comité federal que impuso una gestora), haga estas declaraciones y piense que no puedan volver contra ella. Porque los apoyos de Díaz en el partido son puritito pasado. Mucho más pasado que Pedro Sánchez, a quien precisamente ella y sus aliados en el golpe de mano de hace unos meses han convertido en una especie de mártir para la militancia

La presidenta andaluza también criticó al gobierno de Rajoy. Dijo que no causa más que sufrimiento a los ciudadanos, con sus recortes sociales. Y, de nuevo, llaman la atención sus palabras. Porque a ella también se le critica por los recortes en Sanidad en Andalucía y, sobre todo, porque si tan poco le gusta el gobierno de Rajoy carece de sentido que encabezara en la sombra el surrealista golpe del comité federal con la única finalidad de que el PSOE se abstuviera para dejar gobernar al PP. Extraña que Díaz diga que el gobierno del PP le espanta y le horroriza cuando fue la líder socialista que más actuó para eliminar a Pedro Sánchez de la secretaría general del partido única y exclusivamente para que el PP gobernara, cambiando el "no es no" por la abstención

Sorprende la sorpresa de los simpatizantes de Díaz ante el aparente escaso entusiasmo que despierta la presidenta andaluza en el resto de España. Como si no pudieran concebir que su intervención en el sainete del sangriento comité federal ha quemado la imagen de Díaz. Como si no entendieran que un político puede ser un líder regional más o menos poderoso, pero carecer del carisma necesario para atraer a votantes de toda España. Y, sobre todo, como si de verdad el problema del PSOE fuera que se ha radicalizado y se ha acercado a la izquierda y no justo lo contrario. Como si el felipismo, que representa Díaz, fuera la solución para el PSOE y no una de sus rémoras. 

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