Buenas noches y saludos cordiales

Cuando José María García habla de sí mismo, que es uno de sus temas preferidos de conversación, suele decir que hay personas que le adoran y otras que le detestan, pero nadie a quien deje indiferente. Vicente Ferrer Molina hace una sensacional semblanza del periodista en Buenas noches y saludos cordiales, un libro que devorarán con pasión quienes se encuentren entre aquel grupo de personas que admiraban a García, su lenguaje peculiar, su estilo indescriptible, su forma de entender el periodismo y su invención de la radio deportiva nocturna, pero probablemente también entre quienes no podían ni verlo, porque incluso ellos habrán de reconocer lo particular del locutor. También es una obra apasionante para todo aquel a quien le guste la radio, pues, aunque siempre con García como hilo conductor, este libro es un repaso de la historia de la radio en España en las últimas décadas. 

Con García suele ocurrir que el personaje se come todo lo que le rodea. Y es algo que puede ocurrir con este libro, que lleva por subtítulo José María García, historia de un periodista irrepetible. Su personalidad es tan fuerte, su carácter tan peculiar, que la voz de García suena en estas páginas, uno escucha y ve a Butanito, como le llamaban despectivamente sus detractores. Pero, precisamente por eso, porque el autor consigue repasar la vida profesional de un periodista que marcó una época en la radio español, este libro y su autor, Vicente Ferrer Molina, merecen reconocimiento, no ser devorados por el personaje de García. Habla el periodista que firma la obra con el propio García y con personas que le rodearon, que trabajaron con él durante décadas, y el resultado es un gran reportaje donde se repasa cada época profesional de un personaje único. Consigue así una biografía entretenida, que se queda corta, en la que revela todas las caras del periodista que acuñó términos como abrazafarolas


García es, empecemos por ahí, faltón, irreverente, algo machista, amigo del insulto y la descalificación personal, egocéntrico, vanidoso y prepotente. Pero cautivó a millones de españoles, y muchos empezamos a amar la radio gracias a él. Asumiendo todo ese lado oscuro, o al menos políticamente incorrecto, de otra época felizmente superada, que tenía García como periodista, su personaje sigue fascinando. Su historia es apasionante y él tiene algo diferente, que después nadie ha conseguido repetir. Comenzó como reportero en el diario Pueblo, lugar bohemio y de mala vida, donde conoció a periodistas como Raúl del Pozo o Carmen Rigalt. De ahí salió tarifando, como de todos los medios donde trabajó después. Se hizo cargo de un espacio de cinco minutos en Hora 25, de la Cadena Ser, dedicados al deporte. Y de ahí fue estirando, gracias al éxito de audiencia, hasta instaurar el programa nocturno de deportes que ahora tienen todas las cadenas radiofónicas. 

Volvió a tener problemas con los directivos de la Ser. Ya por entonces era una estrella y movía millones en publicidad. Fue contratado por Antena 3 Radio, donde se convirtió en abanderado de la nueva emisora, que orbitó en torno al deporte. García siempre se ha considerado periodista a secas, no periodista deportivo. Siempre quiso dar el salto a la información general, y de hecho estuvo presente en acontecimientos históricos como el golpe de Estado del 23-F o una matanza en México coincidiendo con los Juegos Olímpicos, de la que dio la exclusiva en Pueblo. Su concepción del periodismo, llegar siempre el primero, retener a los protagonistas, hacer cualquier cosa (incluso pagar a las fuentes) por conseguir información, vigilar e incordiar al poder, ser crítico siempre con las altas esferas, atrapó a millones de españoles en una época en la que todavía se salía de la gris etapa de la dictadura franquista. Las críticas a la envejecida y corrupta élite deportiva de entonces era lo más lejos que se podía llegar al envejecido y corrupto dictador que poco después moriría en su cama

El libro recorre las distintas etapas de García. Donde más feliz fue, reconoce el periodista, fue en Antena 3. Y no es para menos. Una radio joven, donde él se convirtió en la gran estrella, que logró arrebatar el liderazgo a la Cadena Ser, lo que después dio paso al conocido como antericido, la compra por parte de prisa de la emisora. García jamás se lo perdonó a Prisa, que pasó a ser para él "el imperio del monopolio", liderado por "Jesús del Gran Poder " (por Polanco). Se vio como miembro del ejército de Pancho Villa contra un imperio. En Antena 3 puso en marcha las narraciones irrepetibles de la Vuelta Ciclista a España, con un seguimiento excepcional de la prueba, ya con Javier Ares, la voz del ciclismo en España. 

Para un amante del deporte de la bicicleta, leer esa cobertura de la prueba, con conexiones con los coches de todos los equipos españoles y una decena larga de reporteros cubriendo la prueba, con programas especiales tras las etapas, motos y demás es envidiable. Uno llegó ya tarde a las retransmisiones de ciclismo de García con Ares, en su etapa breve en Onda Cero. García hizo mucho por la Vuelta, lo convirtió en un espectáculo radiofónico fastuoso. Cierto es que que tuvo algo muy parecido a un monopolio con Unipublic, la empresa organizadora de la prueba. Cuando se fue a la Cope, el locutor quiso seguir siendo el único que, por ejemplo, podía comunicarse con los coches de los equipos en carrera, pero el equipo de Antena 3 Radio, los que no se fueron con García a la Cope, también querían seguir con esa costumbre. Hubo un enfrentamiento que llegó incluso a los tribunales entre García y Ares. 

El libro repasa todos los conflictos judiciales de García. Alguno estuvo a punto de llevarlo a la cárcel. Su estilo faltón no le ayudó, aunque desveló tramas de corrupción deportiva y tenía una concepción del periodismo, de denuncia, de investigación, que se ha perdido en lo que concierne al deporte, y no sólo. Se relata en la obra, por supuesto, el enfrentamiento descarnado entre García y José Ramón De la Morena, quien apeó a García del liderato de la radio deportiva en la Ser. Ambos se reconciliaron hace años, según se cuenta en el libro. Pero el enfrentamiento fue brutal. No le faltaron enemigos a García. Los sucesivos presidentes del Real Madrid, Pedro Delgado o José María Aznar, a quien culpa de su salida de Onda Cero y tilda de dictador. 

La obra es apasionante. Además de las luces y sombras del García periodista, con su ambición desmedida y su incuestionable capacidad de conectar con la audiencia, se habla del García persona. Su fase final en Onda Cero, donde esperaba algo más de lo que finalmente tuvo, y sus intentos de volver a la radio. Su enfermedad y cómo la superó. Sus intervenciones en medios, algunas polémicas, como la censura que tuvo en TVE su entrevista con El loco de la colina, por las críticas vertidas contra Aznar. García representa una época del periodismo que ya no volverá. Y posiblemente no es ninguna pena. Pero asoma cierta añoranza leyendo las páginas de esta obra, que ponderan la importancia de un periodista irrepetible

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