Campaña venezolana

Qué disgusto se va a llevar Albert Rivera cuando se ponga al día de lo ocurrido estos días que él ha estado en Venezuela y lea la encuesta de condiciones de vida cotidiana del INE, esa que dice que uno de cada cinco españoles está en riesgo de pobreza, y que cerca de la mitad no puede permitirse ni una semana de vacaciones. Quizá, aturdido aún por el jet lag tras un largo vuelo, piense que son datos referidos a Venezuela. Claro, esto es lo que pasa con gobiernos populistas y autoritarios. 'He hecho bien en ir, sí. Estoy en lugar correcto'. Cuando alguien le saque del error y le muestre que es el Instituto Nacional de Estadística español, se llevará un chasco. Quizá viendo las innumerables desigualdades e injusticias que hay en España el líder de Ciudadanos decida, a lo loco, arriesgando, centrar su campaña electoral en los problemas del país que aspira a gobernar

Por momentos parece que el 26 de junio vamos a elegir al presidente de Venezuela. Pero no. Hasta donde sabemos, elegiremos el Congreso de los Diputados español, aunque se hable tanto del país liderado por Nicolás Maduro y tan poco de los problemas de España, múltiples y que, en teoría, Rivera se plantea combatir. Es obscena la utilización de la situación de Venezuela en provecho propio. El partidismo elevado a la categoría de principio básico rector. Todo vale para atacar al adversario político, aunque de paso se insulte a la inteligencia del ciudadano, que quizá, sólo quizá, puede mosquearse por ver que quienes van a pedirle su voto están centrando su campaña en un país lejano en lugar de hablar de los problemas que afectan a sus conciudadanos.

Por aclarar, no nos hagamos trampas, Rivera fue a Venezuela por una única razón: presentar al gobierno de Maduro como aliado de Podemos, o como una réplica de lo que terminaría siendo España si el partido de Iglesias gana las elecciones. Así de burdo. Así de simple. Así de partidista. El interés por la libertad o el respeto a los Derechos Humanos, imagino, existe, claro. Pero todo se utiliza en beneficio propio, para la propaganda electoral, por simplona y engañosa que sea, por impostada y sobreactuada. En algún momento del pasado, creo que no lo he soñado, Rivera se negó a caer en la crítica fácil a Podemos de vincularlo con Venezuela, anulando cualquier debate racional de ideas o propuestas para España. Pero ha debido de percatarse que es mucho más cómodo el discurso sencillo. Podemos igual a Venezuela, igual a miseria. Y a recoger votos. 

El líder de Ciudadanos declaró cuando ya regresaba de su viaje electoral a Venezuela, utilizando el sufrimiento de la oposición de aquel país de forma obscena, que las víctimas del chavismo le recordaban a las víctimas de ETA. Más allá de la exageración de comparar el gobierno venezolano con una banda criminal que ha asesinado a 800 personas, en algo tendremos que darle la razón a Rivera. En efecto, en algo sí nos recuerda esto a ETA. En la utilización del sufrimiento ajeno en beneficio propio, en la apropiación del dolor de otros (en su momento, las víctimas de ETA, ahora la oposición a Maduro), en la repugnante politización de situaciones de extrema gravedad

Recuerda esta presencia constante de noticias de Venezuela en la prensa a aquella campaña tan loca y repetidade asociar con ETA a todo aquel que piensa diferente, vista hace un tiempo en distintos medios con línea editorial de derechas. Si, como se vio en una portada de ABC esta semana, ya juntamos a Venezuela, ETA y Podemos en la misma frase, tenemos pleno. No sé que es más desmoralizante, si esta simpleza argumental de cierta derecha, abanderada aquí por Ciudadanos, o la ignorancia de cierta izquierda, representada en este caso por Izquierda Unida, que da carta blanca a todo aquel gobierno que se declare de izquierdas, aunque viole los Derechos Humanos como en Cuba o Venezuela

No sé si tendrá premio esta actitud de considerar poco inteligentes a los ciudadanos, de pensar que se les puede engañar en campaña electoral hablando de países lejanos, y evitando así exponer sus propuestas para España. Sería algo decepcionante, francamente. De momento, el PP también se suma a esta línea argumental tan poco sutil, tan burda, de equiparar al gobierno venezolano con Podemos, por los vínculos evidentes que existieron en el pasado entre el partido de Iglesias y el de Maduro. Hoy, el Consejo de Seguridad Nacional abordará la situación de Venezuela. Mal está que Rivera (40 diputados de 350)  hable en nombre de toda España en la Asamblea venezolana, pero más obsceno todavía es que el PP utilice las instituciones como herramientas de campaña, que es exactamente lo que hará hoy con el Consejo de Seguridad Nacional

Además de tratar a los votantes como imbéciles y de hacer propaganda barata (aunque el billete a Caracas es caro) y más bien burda, con este viaje de Rivera a Venezuela hemos perdido una oportunidad de oro de hablar de la política exterior de España. Porque nadie duda que al líder de Ciudadanos le preocupe la existencia de presos políticos en aquel país y sus nefastas condiciones de vida, algo, por supuesto, intolerable. Pero es obvio que su presencia en Venezuela no busca otra cosa que agitar el miedo a Podemos. Punto final. Si lo que le preocupa es que haya países donde se violan los Derechos Humanos, su campaña podría ser una gira por unos cuantos Estados, todos ellos aliados de España, por cierto. Tiene el Sáhara bien cerca, por ejemplo. Y, a diferencia de lo que ocurre en Venezuela, nuestro país sí es responsable del sufrimiento de los saharauis. Pero de eso no puede sacar rédito electoral. Tampoco se trata, claro, de ser valiente y denunciar cómo el gobierno español (de todos los colores), al igual que el resto de ejecutivos del mundo, se olvida de las reiteradas violaciones de los Derechos Humanos de países con los que hace negocios (Arabia Saudí, China, Cuba...). ¿Por qué no eleva Rivera un poco el nivel de la campaña (algo que francamente no tiene nada difícil) y habla de la política exterior que tendría un gobierno liderado por él? 

No sé qué es peor, si utilizar las legítimas causas de la oposición venezolana, que ganó las últimas elecciones (dictadura del todo, convendremos que no es Venezuela si la oposición gana elecciones), o insultar a la inteligencia de los votantes españoles. Les falta simplificar un poco más su campaña y elegir como eslogan "Podemos, malo". o "Podemos, caca". Pero todo se andará. No es mucho más elevada, desde luego, la campaña de Ciudadanos, y a la que se suman encantados los otros partidos. Pudiendo elegir un país lejano y equiparar todo lo malo que sucede allí a su rival político, para qué idear complejas propuestas con las que ilusionar a los españoles. 

Los venezolanos son los grandes derrotados de todo esto. La situación del país, fracturado en dos mitades, al borde de un estallido de violencia, es preocupante. Pero aquí, como siempre, etiquetamos y decidimos que sólo hay dos posturas posibles ante ese país (por cierto, Rivera era el que decía que no era bueno dividir entre rojos y azules, el que en teoría proponía una tercería vía). Estas dos opciones son: el gobierno de Maduro ha ayudado mucho a los pobres y está sufriendo una campaña mediática imperialista (Izquierda Unida y, en menor medida, Podemos) o Maduro es un tirano equiparable a ETA (Ciudadanos al frente). Y así perdemos los matices y las contradicciones. Por ejemplo, la evidencia de que la oposición venezolana fue elegida el año pasado en las mismas urnas en las que fue elegido Maduro tiempo atrás, en elecciones con observadores internacionales. Es, evidentemente, una democracia de bajísima intensidad, con presos políticos y con una paupérrima gestión de la crisis de la caída del petróleo. Pero hablar de dictadura se antoja excesivo. Y jalear la confrontación en un país tan polarizado parece irresponsable. 

Pero todo esto a Rivera le importa lo justo. Él está de campaña y, además, ha logrado una atención de los medios fabulosa. Es asombroso cómo los medios nos entregamos con frenesí a las campañas de propaganda ideadas por ciertos partidos. Rivera se va a Venezuela y consigue abrir informativos y periódicos día tras día, hablando sólo de la situación de otro país. Llenamos las páginas de nacional con titulares como "la oposición pide a Rivera", refiriéndose, claro, a la oposición a Maduro en Venezuela. Si no fuera por la gravedad extrema de la situación que vive Venezuela, diríamos que estamos dentro de una broma de muy mal gusto. ¿Todo lo que tiene que ofrecer Ciudadanos y el PP a los españoles es el discurso del miedo a Podemos, queriendo poner al partido de Iglesias ante el espejo de Maduro? Parece que no les salió demasiado bien con Syriza. Pero todo es intentarlo. 

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