Lecturas de verano (IV)

Arturo Pérez-Reverte no podía faltar en esta recopilación de lecturas de verano que me está permitiendo recordar lo mucho que he disfrutado con la compañía de buenos libros. El autor de Cartagena, miembro de la Real Academia Española de la Lengua, es además de escritor libérrimo y provocador articulista en el XL Semanal, dominical de los periódicos de Vocento. Sus mejores artículos están recopilados en varios libros, todos ellos tan interesantes, director y combativos como sugieren sus títulos: Patente de corso (1998), Con ánimo de ofender (2001), No me cogeréis vivo (2005) y Cuando éramos honrados mercenarios (2009). En ellos se recogen las ideas del escritor sobre la economía, la política, el arte, el mar, la historia, la sociedad y todo lo que se cruza en el camino de su máquina de escribir con la que salda cuentas y reparte críticas a diestro y siniestro. 

De sus novelas guardo un especial recuerdo de La piel del tambor, porque fue la primera de las suyas que leí, lo que me abrió la puerta a disfrutar de su cuidado estilo narrativo explorando obras pasadas de este antiguo corresponsal de guerra y a seguir con atención cada novedad editorial (pronto publicaré una reseña sobre Hombres buenos, su última novela). En La piel del tambor, Pérez-Reverte construye una historia de intriga en una iglesia sevillana a mediados de los 90. El sacerdote Lorenzo Quart viaja a la capital hispalense encargado por El Vaticano para descubrir qué hay de cierto en la denuncia anónima de un hacker sobre unos supuestos crímenes en un templo religioso sevillano. Desfilan por sus páginas personajes de toda clase y condición, desde aristócratas a obispos pasando por pobres diablos de poca monta, en una trama cautivadora. 

También resaltaría de Pérez-Reverte, por supuesto, la serie de Aventuras del Capitán Alatriste, su creación más exitosa, en la que el autor viaja al Madrid del Siglo de Oro, don de se gana la vida con sucios encargos, de asesino a sueldo y así, un excombatiente de los tercios de Flandes, Diego Alatraste, que es definido por Íñigo Balboa, hijo de un camarada de aquel a quien toma bajo su protección tras la muerte de su padre, del siguiente modo: "no era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente". Otra novela espléndida de Pérez-Reverte es El tango de la guardia vieja, quizá la más madura obra del autor, en la que explora una historia de amor en tres tiempos entre el "bailarín mundano" Max Costa y la inteligente y hermosa Mecha Inzunza. 

Pérez-Reverte ha mostrado siempre admiración por Los tres mosqueteros, la novela de aventuras de Alejandro Dumas de la que el Capitán Alatriste puede considerarse en parte heredero. Yo recuerdo que supe por primera vez de las aventuras del joven D´Artagnan que viaja al París de los tiempos de Luis XIII para convertirse en mosquetero gracias a una serie de dibujos animados que nos asombraba y maravillaba de niños, los tres mosqueperros. Tal cual. De esa fascinación infantil viene la afición por todo lo que tiene que ver con la novela de Dumas, que leí pasados los años, ya sea series de televisión o películas. En el libro se sigue la evolución de  D´Artagnan  junto a sus leales Athos, Porthos y Aramis, perseguidos por el cardenal Richelieu y la femme fatale Milady de Winter. 

Novela histórica, sólo que basada en un personaje real, es también Yo, el rey, obra en la que Juan Antonio Vallejo-Nágera juega a adoptar la voz de José Bonaparte, hermano de Napoleón que fue enviado por este a España para reinar tras conquistar el país. Es una novela excepcional en la que, con un amplio trabajo de documentación de fondo, el autor desmiente algunos de los tópicos que durante tantos años arrastró el conocido como Pepe Botella, un rey invasor, sí, pero alejado de la caricatura que se construyó sobre él. Un juego literario e histórico apasionante. 

Mucho más lejos en el tiempo que aquellos inicios del siglo XIX en que se sitúa la Guerra de la Independencia española hay que irse para conocer al personaje de Viaje con Herodóto, novela del genial periodista Ryszard Kapuscinski, sin duda el referente más veces elogiado en las facultades de periodismo. En este libro comparte el periodista polaco su admiración por el historiador griego Herodóto, al que considera el primer reportero de la historia y a quien brinda un homenaje en esta obra que es a la vez reportaje, novela de viajes y libro de memorias. 

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