Justicia poética: año récord del cine español

El desprecio sistemático a la cultura, el castigo a toda representación cultural con el bochornoso IVA al 21%, a contracorriente del apoyo que recibe el cine, la literatura, el arte y el teatro en la inmensa mayoría de los países de nuestro entorno, es uno de los rasgos distintivos de este gobierno. No se puede decir que nuestro país haya tenido nunca un ejecutivo particularmente comprometido con promocionar y cuidar la cultura, bien imprescindible en toda sociedad moderna que se precie. Generalmente el desdén ha sido la tónica general. Pocas veces tan evidente ha sido el desprecio a la cultura como con este gobierno, que mantiene un insultante IVA cultural del 21% y le pone todo cuesta arriba a quienes se dedican a abrir la mente de los espectadores, a hacerles volar y reflexionar, soñar y reír, llorar y pensar. De todas las industrias culturales, el cine es especialmente poco querida por el gobierno, por aquello de que se asocia a los actores con corrientes políticas discrepantes con la del ejecutivo (aquel "No a la guerra" sigue pasando factura). Pues bien, algo de justicia poética hay en el hecho de que este 2014 vaya a cerrar como un año récord para el cine español, tanto en taquilla como en cuota de pantalla. 

Siempre he defendido que es injusto generalizar y meter en el mismo paquete ("cine español") a todas las películas que se hacen en este país, sean comedias o dramas, excelentes trabajos o cintas olvidables. Porque el cine español no es un género ni un rasgo distintivo. Al igual que sucede con la cinematografía de cualquier otro país, aquí se producen grandes películas y también bodrios infumables. Pero no más ni menos que en otros lugares. Existe una parte de la población que desdeña sistemáticamente todo lo que lleve el sello de cine español. Es algo muy injusto, pues el cine hay que valorarlo sin adjetivos. Ver buen cine es lo que cuenta, al margen del idioma en el que la cinta esté rodada o de la nacionalidad de quienes la produzcan o protagonicen. Creo que el éxito de este año puede ayudar a convencer a muchas personas de ese sector receloso del público que el cine español es muy variado y que ofrece toda clase de historias, dirigidas a distintos tipos de públicos. Cada temporada se demuestra esta evidencia, pero este año, con el éxito del público acompañando al cine español, ha quedado aún más clara. 

La cuota de pantalla del cine español a 7 de diciembre, por lo que aún recibirá el último empujón de quienes vayan a las salas de cine estas Navidades, es del 25,5%, la mayor en 37 años. Lo nunca visto. Solían sestear las producciones nacionales en torno al 10% de cuota de pantalla, pero este año se ha conseguido que uno de cada cuatro espectadores que ha ido al cine este año haya optado por una película española. En concreto, cerca de 21 millones de espectadores han visto películas españolas, un 89% más que en 2013. También está de enhorabuena la industria nacional del cine, que buena falta le hacía, por el aumento de la taquilla: 123 millones de recaudación, un 75,3% más que el año anterior. 

Es una noticia sensacional que celebro. No podemos obviar, sin embargo, que este año es el del excepcional fenómeno de Ocho apellidos vascos, la película española más vista de la historia. Ella sola ha recaudado 56 millones (un 45,5% del total). Bombazos así sin difíciles de repetir y, sin duda, explican en buena medida este gran éxito del cine español en 2014. La cinta de Emilio Martínez Lázaro es, en términos de taquilla y de acogida del público a una película patria, lo mejor que le ha pasado al cine español en muchos años. El Niño, de Daniel Monzón, que nada tiene que ver con la comedia de amor entre un andaluz y una vasca, sino que es una historia de género, muy oscura, ambientada en el estrecho de Gibraltar, es la segunda película española que más ha recaudado este año (16,2 millones), seguida de Torrente 5 (10,7 millones), La isla mínima (6 millones) y la coproducción hispano argentina Relatos salvajes (4 millones). No existe una fórmula de éxito, porque quien la tuviera se forraría, pero es evidente que este año el cine español, las distintas y variadas producciones españolas, han dado en la tecla y han sabido despertar el interés del espectador. Esa es, sin duda, una de las claves de los grandes datos de este año, con especial relevancia de Ocho apellidos vascos

Hay más factores que explican este éxito. Sin duda, uno de ellos es el respaldo de los dos grandes grupos audiovisuales españoles (Mediaset y Atresmedia) a las producciones en las que ellos participan. Probablemente nunca antes ninguna película española había disfrutado de una promoción de tal magnitud como la que ahora disfrutan las cintas producidas por estos grandes grupos. El inigualable aparato de promoción con el que siempre cuentan las cintas de Hollywood está a otro nivel, por supuesto, pero la difusión de las películas en los canales de Mesiadet  Atresmedia desde meses antes de su estreno y en sus distintos programas ha sido sin duda también un apoyo clave para el cine español. Y, ojo, también para las cuentas de estos grupos. Ocho apellidos vascos ha aportado grandes beneficios a Mediaset. 

Por último, y como diría el clásico no por ello menos importante, 2014 ha sido el año de la consolidación de la Fiesta del Cine. Dos ediciones de esta promoción con las entradas a 2,9 euros se han celebrado este año con un extraordinario éxito en taquilla que también han contribuido a realzar estos datos históricos del cine español. La Fiesta del Cine, inevitablemente, también abre un debate sobre el precio de las entradas. En la situación actual de crisis, paro y salarios menguantes, ir al cine con frecuencia no es una alternativa de ocio barata para los espectadores, en especial para los más jóvenes. La buena acogida otorgada por el público a la Fiesta del Cine invita a la gente del cine a ponerse las pilas y seguir lanzando promociones de este tipo. Muchos estamos convencidos de que si se rebajara algo el precio de las entradas las salas saldrían ganando porque habría muchos más espectadores. No es sostenible, por supuesto, que el cine cueste 2,90 siempre, pero sí es aconsejable que siga habiendo ofertas que, por otro lado, distintos cines mantienen (en los magníficos Renoir Princesa, por ejemplo, dan un descuento para volver al cine en diez días por 5,5 euros). El debate sobre el precio de las entradas está abierto y creo que se debe abordar, como también corresponde estudiar y combatir la piratería, que a pesar de tan buenas cifras sigue siendo una lacra particularmente inquietante por la naturalidad con la que muchos aceptan apropiarse del trabajo ajeno sin pagar nada por él. En todo caso, una industria tan maltratada como la del cine en España tiene razones, al fin, para sonreír en este 2014 de récord, a pesar de todo. 

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