Tantos refugiados como en la II Guerra Mundial

Nunca ha habido tantos refugiados y desplazados desde la II Guerra Mundial. Es el estremecedor titular que dejó un informe publicado ayer por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Cada día tenemos innumerables demostraciones de que el mundo está enfermo, pero pocas cifras, con caras e historias humanas detrás de cada una de ellas, son tan dramáticas como la que conocimos ayer. 51,2 millones de personas viven refugiadas o desplazadas, es decir, han tenido que huir de su lugar de residencia por guerras, hambrunas o distintas catástrofes humanitarias. Ha aumentado especialmente el número de desplazados internos hasta los 33,3 millones, la cifra más alta desde que se tienen estadísticas de este drama. 

El informe de ACNUR en el día mundial del refugiado estremece. El año pasado hubo 1,1 millones de solicitudes de asilo. Hacía diez años que no había un número tan elevado de estas peticiones y jamás antes había habido tantos niños solos que pedían el asilo (25.300 solicitudes de menores sin la compañía de familiares adultos o tutores que emigran a otro país). Ayer leía una crónica en El País sobre este fenómeno y cómo crecía la preocupación en Estados Unidos por el aumento de niños que, en solitario, cruzan la frontera hacia aquel país en busca de una vida mejor, una oportunidad de tener una vida digna. Cruzando la frontera estadounidense a través de México, miles de niños se juegan la vida y se enfrentan a situaciones de riesgo. Muchos de ellos sufren explotación sexual o laboral. Niños que, sin ningún familiar, se adentran en un país extranjero. Pocas escenas reflejan de modo más contundente el mundo desigual e injusto en el que vivimos. La sociedad enferma que alimenta las diferencias entre pobres y ricos ante la insensibilidad de quienes vivimos en los países desarrollados. 

11,7 millones de personas son refugiados en el mundo, cifra que se eleva hasta los 16,7 millones si contamos a los palestinos, que viven en muchos casos refugiados dentro de su propia tierra por la complicada situación en aquel lugar del planeta. 2,5 millones de afganos, 2,4 millones de sirios, 1,1 millones de somalíes, 650.000 sudaneses, 500.000 congoleños, 480.000 birmanos, 401.000 iraquíes, 396.000 colombianos, 314.000 vietnamitas y 308.000 eritreos viven refugiados. Países que viven conflictos como Siria, donde una guerra civil ha provocado más de 100.000 muertes en los tres últimos años ante la pasividad del mundo occidental, o como Irak, donde los milicianos del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés) han tomado el control de varias zonas del país amenazando con desestabilizar aún más un país que, en realidad, lleva una década en incendiado desde la invasión de Estados Unidos y sus aliados. Los países que más refugiados han acogido, según el informe de ACNUR, son Pakistán, Irán y Líbano. 

A veces tenemos ideas imprecisas sobre el fenómeno de los refugiados. Así, una cifra que puede resultar sorprendente es que el 86% de los refugiados están en países en desarrollo, frente a la idea que podríamos tener de que la mayoría emigra a países desarrollados. En muchos casos, los países que acogen más refugiados son los más próximos a aquellos Estados que padecen conflictos que obligan a las personas más vulnerables, civiles inocentes, a huir con lo puesto dejándolo todo atrás para intentar conservar la vida y escapar del terror y la violencia. Este informe, la realidad que refleja, es de esos que deberían remover conciencias e invitar a una reflexión profunda en la sociedad.  Los líderes mundiales tienen en su mano contribuir a cambiar esta situación, pero creo que a título personal todos podemos aportar algo para intentar que el mundo sea algo menos injusto, menos desigual. 

Todos los países citados anteriormente sufren situaciones de violencia. Ahora el foco informativo está puesto en Irak, donde las milicias suníes del ISIS han llevado a cabo matanzas atroces. Este grupo islamistas radical propugna la sharia, la ley islámica, que degrada a las mujeres y viola los Derechos Humanos. Este grupo terrorista ha emprendido una guerra sectaria contra la comunidad chií en Irak. Estados Unidos ha enviado asesores militares al país que invadió hace diez años y del que salió hace apenas unos meses. Obama ha descartado reiteradamente que vaya a enviar tropas para combatir en Irak y ha retirado en buena medida su apoyo al presidente iraquí afirmando que el país necesita un líder que aúne a las distintas comunidades de Irak (suníes, chiíes y kurdos), en una crítica evidente a la política sectaria que ha seguido Al Maliki, chií, que ha marginado a los suníes. A esta actitud achaca la Administeación estadounidense parte del conflicto que ahora vive Irak. Sé que es complicado, porque los medios tienen sus dinámicas propias y las noticias, a veces, parecen tener fecha de caducidad. Ucrania ya abre menos telediarios, Siria aparece en breves, y gracias. Pero convendría que situaciones tan estremecedoras como la que refleja este informe de ACNUR (tantos refugiados en el mundo como en la II Guerra Mundial) tuvieran más presencia en los medios de comunicación y que fueran más tenidos en cuenta por todos. No puede ser una realidad invisible porque esos campos de refugiados donde viven millones de personas deben ser un permanente recordatorio de lo enfermo que está nuestro mundo. 

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