La primera exposición de Magnum

La prestigiosa agencia fotográfica Magnum Photos, creada en 1947, celebró su primera exposición en 1955 bajo el título El rostro del tiempo. Las fotografías que componían esta muestra fueron encontradas recientemente en sus embalajes originales en el Instituto Francés de Innsbrück. La exposición se recupera ahora y permite ver la originalidad de la apuesta de los grandes nombres de la fotografía que fundaron esta cooperativa fotográfica del mundo, sin duda uno de los máximos exponentes de la excelencia del fotoperiodismo.La Fundación Canal del Canal de Isabel II en Madrid acoge la muestra hasta el 19 de este mes. 

Conviven en la exposición reportajes fotográficos de grandes acontecimientos como el funeral de Gandhi con escenas de la vida cotidiana. Esa variedad temática aporta un gran atractivo a la exposición, que está organizada en distintos bloques correspondientes a series de sendos autores. Al principio, se muestra una fotografía de cada una de las series (salvo las de Robert Capa y Jean Marquis) como carta de presentación. Después, se aprecia la obra de cada autor. La exposición comienza con Mayfair, de Inge Morath. Se trata de la única mujer que expone en El rostro del tiempo. Son diez fotografías en Londres donde refleja a la alta sociedad británica de la época y su conservadurismo. 

La serie más breve de la exposición es la del País Vasco, del mítico fotógrafo Robert Capa. Son tan sólo tres fotografías en las que el autor retratada distintas escenas de fiestas populares del País Vasco. Es el regreso de Capa a la zona tras sus reportajes durante la guerra civil. Una de las partes más atractivas de la exposición es Diario fotográfico, donde Werner Bischof retrata con su cámara siete escenas diferentes de sus viajes por el mundo. 

Por la trascendencia y particularidad del evento, por la grandeza histórica del personaje retratado y por la maestría profesional del autor de las imágenes, conmueve la serie Gandhi, de Henri Cartier-Bresson, compuesta por dieciocho fotografías de los últimos días de la vida de Gandhi y de su funeral. Las escenas que componen esta serie fueron la base del reportaje fotográfico que la revista Life publicó para dar cuenta del asesinato y de las ceremonias fúnebres del líder pacifista y héroe de la independencia india. En la exposición se ven escenas de Gandhi el día antes de su muerte, el anuncio de la noticia de su muerte por parte del primer ministro Nehru y el cortejo fúnebre, en el que los  miles de personas lloraron la muerte de su referente ético. Impresionan las imágenes de esa enorme concentración de gente en torno al cuerpo sin vida de Gandhi cuando va a ser incinerado para ser después arrojado al río Ganges. 

La convivencia que mencionaba antes entre grandes eventos históricos y escenas cotidianas que caracteriza a esta exposición hace que, tras conmovernos con las honrar fúnebres de Gandhi en la India, disfrutemos con la belleza y la inocencia infantil que transmite la serie Niños vieneses, de Erich Lessing. Los niños juegan despreocupados mientras el país está ocupado por Alemania y al lado de los soldados que realizan maniobras o entre tanques. Tierra de faraones, la serie de Ernst Haas, es un reportaje espectacular del rodaje de la homónima película estadounidense rodada en El Cairo. Las fotografías reflejan la inmensidad del rodaje de aquella producción, que contó con más de 4.000 participantes. Con estas imágenes se aprecia lo extraordinario que tuvo que ser en aquella época un rodaje de las dimensiones de aquella cinta. 

Las dos series que cierran la exposición, Hungría, de Jean Marqiuis y Dalmacia, de Marc Riboud, vuelven a mostrar escenas costumbristas. Maravilla la exquisita composición de las fotografías tomadas por Jean Marquis durante un viaje a Hungría. Capta a la perfección escenas cotidianas  como la de un niño jugando frente a las ruinas del puente Isabel en Budapest o la de mujeres vestidas con trajes típicos de la zona. Igual que hace Riboud al posar su objetivo sobre el mundo rural de Dalmacia, una región próxima a Austria, en 1951. Campesinos, pastores, mujeres hilando... Fotografías todas ellas que logran decir muchas cosas, que captan instantes vitales con maestría y gran calidad. Una expiosición que sirve para mostrar lo bien que casan en manos de grandes profesionales el testimonio gráfico con la mirada artística, el fotoperiodismo en su esencia más pura de captar lo que ocurre con la composición elaborada y cuidada al detalle para dejar estas escenas que son, al tiempo, periodismo y arte. 

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