Resumen del 2013 en el mundo

Hace un año, en el resumen del 2012, escribía en el blog que el conflicto en Siria era la gran asignatura pendiente de la comunidad internacional y su gran motivo de vergüenza. 35.000 personas habían muerto hasta entonces en la guerra que desangra al país. Hoy, esa cifra se eleva por encima de los 100.000 y el mundo sigue mirando para otro lado. En el terreno diplomático, se podrá presentar como un logro la destrucción del armamento químico del régimen de Al Assad, conseguido gracias a la mediación de Rusia y, sobre todo, al pánico que la Administración Obama tiene a entrar en cualquier conflicto. Pero sobre el terreno, en las calles de esas ciudades de Siria bombardeadas y destrozadas, la situación no hace sino empeorar.

Cuando se demostró el uso de armas químicas por parte del régimen sirio, Estados Unidos anunció que respondería a esa acción. Se habló de una intervención militar, pero finalmente no se concretó. No quería Estados Unidos actuar. Hay quien se enteró entonces, por cierto, de que había una guerra en Siria, cuando Estados Unidos anunció que iba a intervenir. Se ve que para algunos, sólo matan los misiles norteamericanos y sólo hay guerra si en en ella interviene las fuerzas estadounidenses. Al final, se halló un fórmula para evitar la intervención, que Obama no deseaba. Se acordó destruir el armamento químico de Al Assad. Una buena noticia para la humanidad, sí, pero también una forma de legitimar a Al Assad, dándole voz en la comunidad internacional a través de sus socios rusos y de arrinconar aún más a las fuerzas moderadas de la oposición siria. Ahora, las milicias radicales próximas a Al Qaeda han tomado el control de los rebeldes. Es lo que sucede cuando se deja pudrir un conflicto. Las fuerzas más extremistas se afianzan al frente. El tirano sigue exterminando a su pueblo, los violentos se apoderan de la oposición y el pueblo sirio, en mitad de esos dos bandos, se pregunta por qué nadie en el mundo les socorre. 

En Egipto, este 2013 ha sido también muy revuelto por el golpe de Estado que dio el ejército de aquel país para derrocar al islamista Mursi, de los Hermanos Musulmanes. Este partido gobernó, tras ganar con amplia mayoría las elecciones, sin contar con el resto de formaciones e imponiendo sus planteamientos en el proyecto de Constitución que se planeaba. Los militares tomaron carta blanca para actuar y provocaron matanzas y persecuciones contra los miembros de los Hermanos Musulmanes. El futuro en Egipto pasa, sí o sí, por la convivencia y el acuerdo entre todas las sensibilidades políticas y sociales del país. Si el gobierno tutelado por los militares caen en el error de excluir a los miembros de la Hermandad, como están haciendo al declararla ilegal, no podrá avanzar hacia un futuro democrático y en paz. 

Un acuerdo esperanzador alcanzado este año se produjo entre las potenciales occidentales e Irán. La llegada al poder del clérigo moderado Hassan Rohani abrió una puerta a la esperanza y el acuerdo para suspender durante seis meses su programa de enriquecimiento de uranio es una de las noticias más prometedoras en el ámbito internacional de este 2013. Cuando Rohani viajó a Nueva York para asistir a la Cumbre de Naciones Unidas dialogó por teléfono con Barack Obama y mostró una actitud conciliadora, muy distinta a la de su antecesor en el cargo, el radical Mahmud Ahmadinejad. Las relaciones diplomáticas estaban congeladas desde hace dos décadas entre estos dos países. Ojalá sea un primer paso que lograr que el radicalismo quede atrás y se abra una nueva era de relaciones entre Irán y Occidente. 

Si de vencer al extremismo hablamos, este año tiene un nombre destacad, sin duda: la joven paquistaní Malala Yousafzai. Una joven admirable que estuvo a punto de perder la vida por defender el derecho de las niñas a la educación. Asistió a la escuela y allí, los talibanes dispararon contra ella. Dispararon contra la igualdad, los Derechos Humanos y la libertad. Pero estos valores, encarnados por la ejemplar Malala, vencieron. Este año, la joven paquistaní ha recorrido varias ciudades del mundo contando su experiencia y ha ofrecido discursos conmovedores y brillantes en foros tan importantes como la Asamblea General de Naciones Unidas o el Parlamento Europeo, donde recibió el Premio Sájarov a la libertad de conciencia. "Un niño, un profesor, un bolígrado y un libro pueden cambiar el mundo", afirma Malala. A su corta edad, la joven paquistaní es una heroína por su compromiso con los Derechos Humanos  frente al fanatismo. Un ejemplo a seguir. 

En el ámbito internacional, por otro lado, han sido noticia este 2013 varias elecciones. Destacamos tres: Venezuela, Italia y Alemania. En Venezuela, la muerte del polémico Hugo Chávez dejó una sociedad dividida prácticamente en dos. Las elecciones que enfrentaron a su sucedor, Nicolás Maduro, y al líder opositor, Henrique Capriles, fueron muy igualadas, aunque se decidieron en favor del primero. Este año, Venezuela ha vivido un aumento enorme de la inflación, que el gobierno de Maduro ha atacado a golpe e decreto. Por otro lado, en las dos citas electorales de países europeos mencionadas, Angela Merkel ganó con holgura sus terceras elecciones. Seguirá al frente de la principal potencia económica de la Unión Europea y marcando su política económica, aunque en coalición con los socialdemócratas. 

En Italia, el 2013 ha dejado varios capítulos de ópera bufa. Silvio Berlusconi rompió el gobierno de Monti y forzó la convocatoria de elecciones porque el gobierno se negó a proteger a Il Cavaliere en sus líos judiciales. Las elecciones dejaron un escenario prácticamente ingobernable. Victoria de los socialistas, pero sin mayoría suficiente para gobernar en solitario. Gran ascenso del partido Cinco Estrellas, liderado por el cómico Beppe Grillo, que se negó a pactar con ninguno de los partidos tradicionales ("la casta"). Monti lideró una formación de centro derecha que obtuvo un tímido respaldo, mientras que Berlusconi volvió a lograr ser decisivo. Tras muchas tensiones y negociaciones frustradas, finalmente el Partido Democrático, los socialistas italianos, pactó con la formación de Berlusconi. Pasados solo unos meses, Il Cavaliere intentó provocar la ruptura del gobierno, porque pedía que se incumpliera la ley que obliga a expulsar del Senado a políticos condenados, como es su caso. Pero vimos la sorpresa de que, por primera vez, los partidarios de Berlosconi le dieron la espalda. Se le expulsó del Senado en lo que parece, sólo parece, el final de una era oscura y escandalosa de la política italiana. 

Ya que estamos en Italia, no podemos dejar de hablar de uno de los personajes del año. El papa Francisco. 2013 será recordado también por ser un año en el que vimos algo solo ocurrido una vez antes hace muchos siglos: la renuncia de un papa. Benedicto XVI se marchó, probablemente espantado por las luchas internas por el poder que se vivieron en El Vaticano. Benedicto XVI pasó a ser papa emérito. Por primera vez en siglos, dos papas iban a convivir. El elegido para ocupar el pontificado fue Jorge María Bergoglio, argentino. El primer papa americano de la historia. Bergoglio decidió llamarse Francisco, en recuerdo a Francisco de Asís, el santo de los pobres. 

Desde el principio, Francisco demostró que traía un nuevo estilo y un nuevo discurso. Renunció a llevar anillo de oro y a vivir en el apartamento vaticano. Desde entonces ha hecho gala de una gran sencillez y sobriedad. Su discurso llama a volver a las raíces del cristianismo, acercándose a los más vulnerables y evitando el lujo. Sus palabras más críticas han sido para el sistema capitalista actual y para las jerarquías eclesiásticas que se han alejado de la calle. Nuevo discurso sobre temas tabú como la homosexualidad ("¿quién soy yo para juzgar a una persona gay de buena voluntad?"), mano tendida hacia los no católicos y compromiso social auténtico. Su primer viaje fuera de El Vaticano fue a la isla de Lampedusa, donde lanzó un mensaje honesto y sólido contra la indiferencia de nuestra sociedad en relación a las personas inmigrantes que se juegan la vida, y en muchos casos la pierden, por llegar a Europa. En ese isla ocurrió una de las grandes tragedias del año meses después de esa visita, con 50 muertos en una barcaza que intentaba llegar a la isla. Una tragedia que conmovió al mundo, aunque nada cambió. Francisco también ha hecho ya cambios en el funcionamiento del papado, creando un consejo asesor a modo de gabinete de ministros, y ha endurecido la normativa contra la pederastia. Es muy prometedor todo lo que ha hecho y dicho Francisco este año. De momento, ha logrado revitalizar a una institución arcaica que estaba anclada en el pasado.

El año que despedimos dentro de tres días también ha estado caracterizado por un fuerte debate sobre el espionaje por parte de Estados Unidos. Edward Snowden, antiguo trabajador de la NSA, hizo unas revelaciones escandalosas. Mostró cómo EE.UU espiaba de forma masiva las comunicaciones de millones de ciudadanos de todo el mundo, entre ellos los móviles personales de líderes mundiales. Snowden pidió asilo en Rusia, donde vive actualmente. Estados Unidos le persigue por haber desvelado secretos nacionales. Es un debate similar al generado por Julian Assange con las filtraciones de Wikileaks. Todos los estados tienen derecho al secreto, pero este no puede servirles de coraza para realizar prácticas irregulares. ¿Es de verdad necesario espiar los correos y llamadas de millones de personas en todo el mundo? ¿Es legítimo hacer tal cosa bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo? ¿Qué parte de nuestra privacidad estamos dispuestos a ceder al Estado por nuestra seguridad? ¿Hasta dónde pueden llegar los gobiernos en estas prácticas? Las revelaciones de Snowden han servido para abrir este debate. Al contrario de lo que alegan las autoridades estadounidenses, no ha puesto en peligro la vida de nadie ni la seguridad del país. Por el contrario, tras sus filtraciones, el gobierno de aquel país ha ordenado estudiar a fondo una reforma de la NSA. De cara a la galería, probablemente, pero como reacción directa al escándalo mundial que han creado estas revelaciones. 

Por último, este año hemos despedido a Nelson Mandela, expresidente sudafricano y Premio Nobel de la Paz. El primer presidente negro de Sudáfrica, un referente ético para todo el mundo por su lucha pacífica contra el apartheid, falleció en diciembre. La despedida del mundo entero, y muy particularmente de los sudafricanos, negros y blancos juntos, a Madiba sirve por sí sola como demostración de la grandeza del personaje. Él salió de la cárcel tras más de 27 años recluido con la idea de proseguir las negociaciones con el régimen racista que le había perseguido y discriminado, que le odiaba, para construir un país arcoíris, en el que todos convivieran de forma pacífica al margen del color de su piel. Fueron muchas las adversidades a las que tuvo que enfrentarse, pero nunca dejó que el odio ganara la partida a la ilusión y la fraternidad. Su altura de miras y su capacidad para perdonar a quienes fueron sus enemigos durante tantos años  son su principal legado que sobrevive a su muerte física y hace que Mandela sea recordado y puesto como ejemplo en todo el mundo. 

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