Muere Nelson Mandela


"En la noche que me envuelve, 
negra como un pozo insondable, 
doy gracias al Dios que fuere
 por mi alma inconquistable. 

En las garras de las circunstancias
no he gemido ni llorado. 
Ante las puñaladas del azar, 
si bien he sangrado, jamás me he postrado. 
Más allá de este lugar de ira y llantos, 
acecha la oscuridad con su horror. 
No obstante la amenaza de los años 
me halla y me hallará sin temor. 

Ya no importa cuán recto haya sido el camino
 ni cuántos castigos lleve a la espalda.

 Soy el amo de mi destino. 
Soy el capitán de mi alma".

Nelson Mandela (18 de julio de 1918-5 de diciembre de 2013) encontró fuerzas e inspiración en este poema de William Henley (Invictus) en su celda en la prisión de Robben Island donde pasó 17 años (de los 27 en total que estuvo encarcelado), donde fue el preso 466-64. Hoy Sudáfrica llora a Madiba, su primer presidente negro, su referente moral en la lucha contra un sistema racista y discriminatorio. El mundo despide con los honores que merece a uno de los personajes más excepcionales del siglo XX, referente ético y de la lucha por la libertad y la igualdad. El hombre que derrotó al apartheid, como destacan hoy medios del mundo entero. No es sencillo pensar en alguien tan admirado y venerado en todas las latitudes del planeta como Nelson Mandela. Hoy todo el mundo llora su pérdida, si bien sabemos que sólo mueren los olvidados y la grandeza de su figura nunca será olvidada.

Líderes de todo el mundo despiden a Mandela elogiando su ejemplaridad, su admirable comportamiento para combatir el racismo en su país y, después, para defender hasta la extenuación la reconciliación nacional. Líderes de países, pero también, y aquí reside su grandeza, personas de toda clase y condición a lo largo de todo el mundo. 27 años estuvo en prisión. Galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1993 junto al entonces presidente sudafricano, Frederik de Klerk, con quien trabajó incansablemente por lograr el fin del régimen que discriminaba a los negros. "Si quieres hacer la paz con tu enemigo tienes que trabajar con él, entonces se convierte en tu compañero", dijo sobre aquel trabajo Mandela. Un año después, fue elegido presidente de Sudáfrica, puesto que ocupó hasta 1999. Un héroe, una leyenda. Primer presidente negro de Sudáfrica, símbolo de la reconciliación, del compromiso a costa de perder buena parte de su vida en prisión, de la lucha por la igualdad. Pocos mitos auténticos da la historia. Mandela es uno de esos personajes extraordinarios de los que no hay muchos en todo un siglo. 

Mucho tenemos que aprender todos de Mandela. El poema que le sirvió de inspiración para resistir su pena de cárcel de cerca de tres décadas encierra un mensaje claro trasladable a todo el pueblo sudafricano, a todos los pueblos en realidad: ellos son los amos de su destino. Sudáfrica vivió hasta 1994 en un régimen racista y, de manera democrática, con diálogo y tras enormes sacrificios, dio el paso a un sistema en el que el color de piel no marca diferencias en la normal convivencia pacífica. Se logró en uno de los procesos más grandiosos y admirables del siglo XX. El motor de ese cambio fue Nelson Mandela, líder querido en todo el mundo como demuestra, por ejemplo, la celebración cada año del día de  Nelson Mandela el 18 de julio, la fecha de su nacimiento, establecida por la ONU desde 2010. 

Mandela creía en un mundo más justo y más libre. Él era un líder carismático, un referente moral, una persona comprometida y alguien que derrochaba bondad. Ante el tribunal que le juzgó por alta traición en 1961, cuando combatía el régimen del apartheid, Mandela afirmó: "Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir".  Mandela defendió la democracia y la igualdad. Combatió con valentía y determinación toda forma de opresión de un ser humano hacia otro. Defendió la educación como "el gran motor del desarrollo personal; el arma más poderosa para cambiar el mundo".

Tal vez el pensamiento de Mandela en forma de frase célebre que más se repite desde anoche, y que está llena de belleza y adquiere todo su sentido en la hora del adiós a este gran hombre, es este en el que el expresidente sudafricano hablaba sobre la muerte. "Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que yo he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad". Así es. Mandela hizo todo lo que era su deber por su pueblo y también por el mundo entero. La luz de Mandela no se apaga con su muerte, deslumbrará por siempre a toda la humanidad. Las lecciones del expresidente sudafricano son hoy resaltadas por líderes de todo el mundo. Obama afirmó ayer que "su compromiso por buscar la reconciliación con aquellos que lo enviaron a prisión es un modelo de conducta al que debería aspirar toda la humanidad". También declaró que no podía imaginar su vida sin la inspiración de Mandela. "No nos pertenece, pertenece a la eternidad". El mundo entero llora a Mandela y admira su determinación y coraje en defensa de la libertad. Siempre en la memoria, siempre en el recuerdo, como uno de los hombres más ejemplares de la historia, como una persona educada, bondadosa, que perdonó y luchó por la reconciliación con quienes le tuvieron preso durante 27 años, que trabajó codo con codo junto a ellos. Hasta siempre, Madiba. 

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