John F.Kennedy

La biografía me parece un género apasionante, ya que permite conocer mejor a una personalidad relevante. Es una tarea muy compleja la que tiene ante sí el biógrafo, ni más ni menos que desentrañar qué hay detrás del personaje público, lograr contar la vida de esa figura relevante en todos sus ámbitos y desde que nace hasta que muere. Su infancia, su adolescencia, su juventud, su desarrollo profesional. También exige del autor este género un enorme ejercicio de honestidad, viéndose obligado a huir de la fascinación lógica que, entendemos, la figura del biografiado despierta sobre quien se ha empapado durante largo tiempo de información sobre él y ha visto en su vida algo atractivo para adentrarse en ella y contarla en una obra.

La obra Kennedy, o los mil días de un presidente, del francés André Kaspi, que formaba parte de una colección de biografías que editó hace años el diario ABC, nos acerca a la vida del presidente estadounidense John F.Kennedy, que fue un líder querido en vida y se convirtió en un mito tras ser asesinado en Dallas hace 50 años (el día 22 se cumplirán los 50 años). La biografía dedica precisamente el primer capítulo al asesinato del presidente aquel 22 de noviembre de 1963. Es el primer acierto del autor, ya que es evidente que todo lo que hoy se recuerda de Kennedy está condicionado por ese trágico final y, más aún, por las extrañas circunstancias que rodearon su asesinato, nunca esclarecido. Las teorías que hablan de un complot nunca desaparecieron del todo. El biógrafo relata cómo ocurrió el asesinato, a los presuntos culpables y la comisión Warren de las dos cámaras estadounidenses que lo investigó. Muestra las luces y las sombras de esa investigación, se hace eco de las obras que ponen en cuestión la versión oficial de la muerte de Kennedy y termina concluyendo que no es sencillo establecer a ciencia cierta qué ocurrió realmente aquel trágico día en el que Estados Unidos perdió a un presidente joven, cultivado, inteligente y que conquistaba a los ciudadanos de su país y del resto del mundo. Un líder, con todas las implicaciones de ese término. 

Tras contar el trágico final de Kennedy, en el libro se narra la infancia del presidente estadounidense, descendiente de una familia irlandesa, conservadora y católica. Vivió ya desde niño en un ambiente político y de acercamiento al extranjero, pues su padre fue embajador. Eso le ayuda a familiarizarse con los entornos políticos y a mostrar interés por la política internacional. Kennedy fue un joven débil, con varias enfermedades, y que en la universidad mostró más interés por destacar en las actividades deportivas que por ganarse un brillante expediente. Fue enviado a la II Guerra Mundial y se convirtió en un héroe de guerra al ser atacado el barco donde viajaba junto a otros soldados en el Pacífico. Regresó a casa muy frágil, con secuelas físicas que arrastrará durante años. La muerte de su hermano mayor llenará de dolor y desgarro a su familia en aquellos años. 

Kennedy publicó su tesis final de carrera y el libro se convirtió en un gran éxito. Aún publicaría otros libros donde plasmaría sus tesis políticas y su interés por la política internacional. Recibió el Premio Pulitzer en 1957 y llegó a trabajar como periodista en medios del grupo del gran magnate de la prensa Hearst. Entra en el Senado y no disimula su interés por aspirar a la presidencia. En 1960 se presenta a las elecciones. Logra la nominación demócrata en el proceso de primarias y vence por un puñado de votos a Richard Nixon en las presidenciales. A partir de ahí, su labor de gobierno, con luces y sombras, siempre determinada por la época en la que tuvo que desarrollarla (la guerra fría frente a la Unión Soviética) y nada radical, muy pensada siempre. Se rodea de expertos del mundo académico para adoptar sus decisiones. Muestra una actitud abierta al diálogo, pero firme en la "defensa del mundo libre". 

Su político exterior incluye su interés por ayudar a los países en vías de desarrollo, pero en gran medida esto viene determinado por el deseo de que esos países no caigan en la órbita comunista. No tendrá reparos en conocer y dar el visto bueno a planes oscuros de la CIA como derrocamientos de gobiernos o planes de asesinato contra Fidel Castro, pero lanza la Alianza para el progreso en América Latina, un programa en el que Estados Unidos busca colaborar con los países del continente sin imponer su postura. Kennedy aceleró la carrera armamentística contra la URSS, en esa dinámica violenta y autodestructiva que a punto estuvo de volar por los aires el planeta en varias ocasiones de gran tensión que se llamó la guerra fría y de la que me quedó con la reflexión que hizo un admirado profesor de la universidad que me impartió un curso sobre este periodo. De la guerra fría, dijo el último día de clase, lo más destacado es todo ese dinero que dejó de invertirse en colegios u hospitales y se dedicó a aumentar el armamento nuclear y a desarrollar misiles para ser más potente que el adversario. Kennedy entró en esa dinámica y la alimentó. En el libro se narra la intervención de Kennedy en momentos tan importantes de la historia como la crisis de Berlín, la crisis de los misiles de Cuba (momento álgido de tensión) o el apoyo a Vietnam del Sur.  

En materia económica, Kennedy va girando de posturas más conservadoras a otras más liberales, apoyando una política de estímulos a la economía, leve aumento del gasto público y bajada de impuestos. Logra que la economía del país crezca más, pero no que el paro baje sustancialmente en sus tres años de presidente. En ese campo, como en el resto, la presidencia de Kennedy es un proyecto inacabado. Mucha leyes promovidas por el presidente se aprobaron bajo el mandato de Johnson, los efectos de algunas de sus medidas se notaron años después... Quedó incompleta su labor de gobierno por el asesinato de Dallas. No tuvo fácil el presidente Kennedy su labor, ya que veía el bloqueo de muchos de sus proyectos en el Congreso, a pesar de tener mayoría demócrata, ya que había un grupo dentro de las filas de su partido de tendencia conservadora que se aliaba con los republicanos en votaciones importantes.

Kennedy mostró una gran sensibilidad sobre las desigualdades sociales, poniendo en marcha programas contra el hambre y de desarrollo de escuelas y también sobre la discriminación racial. No llegó tan lejos como la comunidad negra hubiera deseado y como la justicia social exigía, pero sí luchó por aprobar medidas que disminuyeran esa vergonzosa discriminación que sufrían las personas por el mero hecho de su color de piel. Kennedy era un presidente con carisma, que transmitía algo especial. Así lo relata el autor en el libro, que afirma que "el inventor del mito Kennedy fue el propio Kennedy", por lo bien que entendió la importancia del magnetismo de la televisión y por cómo cuidaba hasta el último detalle de cada intervención pública. Una persona cultivada, amante de la lectura, con sentido del humor y dialogante. Así es retratado en este libro. 

Sobre la persona detrás del mito, el autor de esta biografía se hace eco de los rumores sobre presuntas infidelidades a su mujer Jacqueline, criticando la imagen de familia feliz de la que tanto se aprovechó Kennedy en la campaña. En todo caso, el autor termina la obra mostrando su honestidad y modestia al decir, sobre la pregunta de quién era Kennedy como persona en realidad, que "la verdad, sin duda, existe en alguna parte, confieso con vergüenza que yo no he sabido encontrarla". Y termina con una pregunta "¿Quién era verdaderamente? ¿Se sabrá alguna vez la verdad, toda la verdad?" El libro fue publicado en 1993. Antes y después se han escrito multitud de obras sobre John Fitzgeral Kennedy, lo que ya de por sí demuestra la fascinación que sigue despertando el personaje. Simbolizo una época, un talante, una forma fresca y nueva de gobernar. Su trágico final dejó la pregunta de qué habría dejado su presidencia si hubiera podido continuar con su labor y se hubiera presentado a un segundo mandato. Pero Kennedy, con sus luces y sus sombras, sigue despertando admiración. Tenía algo que hoy, ciertamente, cuesta mucho encontrar en la inmensa mayoría de los políticos de aquí y de allá. 

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