El PP demanda a "El País" y al innombrable

La anunciada querella del PP contra el diario El País y contra el autor de los denominados "papeles de Bárcenas" llegó al fin ayer. Tras discusiones internas sobre a quién dirigir la denuncia y en medio de discrepancias sobre la forma de gestionar el caso Bárcenas, el PP presentó finalmente una demanda por vulneración del derecho al honor contra la empresaria editora del diario y contra el autor de los papeles publicados que demostrarían una contabilidad B en el partido. Es una demanda colectiva del partido a la que se suman, a título individual, Ángel Acebes, Javier Arenas, Jaime Mayor Oreja y Rodrigo Rato. No así el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, pese a lo anunciado por él mismo en un primer momento.

Han pasado 34 días desde la publicación en el diario El País de la presunta contabilidad manuscrita del ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, que conmocionó  el panorama político español y que ha sembrado de dudas, en absoluto aclaradas, el partido del gobierno. Desde entonces, se han vivido situaciones esperpénticas. A bote pronto, una enumeración no exhaustiva de estas situaciones: la comparecencia de Rajoy ante los medios a través de una televisión de plasma; la asombrosa explicación de la indemnización en diferido a cargo de María Dolores de Cospedal; las sucesivas denuncias de Bárcenas al PP por despido improcedente, robo de dos ordenadores de su despacho en la sede de la calle Génova y maltrato laboral; entre medias Floriano diciendo que no se podía despedir a otro implicado en Gürtel porque la ley no permite despedir a un imputado; el despido pocos días después de esa persona imputada y un largo etcétera. 

En la denuncia presentada ayer hay un elemento que contribuye a acrecentar la leyenda de innombrable que tiene Luis Bárcenas en el PP. Nadie pronuncia su nombre. Es como un ex del que no se quiere recordar nada, ni siquiera cómo se llamaba. Como un fantasma al que no quieren invocar pronunciando la palabra maldita. Por eso, la denuncia no va expresamente contra Bárcenas, sino contra "el autor de los falsos papeles publicados que, según dicho medio (El País), es Luis Bárcenas, aunque él lo haya negado públicamente y ante la Fiscalía Anticorrupción". Por escrito debe de ser que les da menos miedo, que el conjuro sólo se activa si se verbaliza en voz alta el nombre de su ex tesorero.

Bárcenas, mientras tanto, no aparenta ser el típico imputado por asuntos de corrupción que anda por la cale con cierta vergüenza, cabizbajo y pasando un mal rato. Qué va. Da la impresión de que el ex tesorero del PP está gozando de esta situación en la que se encuentra, dentro de lo que cabe, se entiende. Tiene al PP acorralado, completamente a su merced, o tal parece. Nunca sabemos cuándo pondrá una nueva denuncia contra su antiguo partido (creo que lleva tres) o cuando se parará a hablar con la prensa que hace guardia en  la puerta de su casa para soltar alguna de sus medidas intervenciones. Impecablemente vestido, sin ojeras ni aparentes síntomas de desgaste emocional, Bárcenas no parece estar sufriendo en estos momentos. 

El PP está metido en un problema enorme, un túnel al que no ven la salida. Hay críticas a su secretaria general, María Dolores de Cospedal, por la forma en la que está gestionando el caso (su intervención estelar de la simulación de contrato y la indemnización en diferido no ha debido de convencer a los suyos). Pero sobre todo, da la impresión de que dentro del PP dominan dos sentimientos: temor y hartazgo. Temor a que Bárcenas suelte alguna bomba informativa que ponga aún más contra las cuerdas al que fue su partido. Y hartazgo de ver día tras día el caso en los medios de comunicación, abriendo constantes grietas en su imagen y perdiendo a chorros respaldo ciudadano. Pero hay quien puede pensar que si temen, quizás, es porque saben qué es eso que Bárcenas puede usar en su contra. Y si están hartos es porque no han sido capaces de frenar de forma creíble este ataque de su ex tesorero.

Como todo el mundo, sólo faltaría, el PP y sus dirigentes están en su derecho de denunciar a El País y a quien crean que ha dañado su honor. Otra cosa es que sea una decisión acertada o que nos preguntemos por qué sí a este medio y no a El Mundo, por ejemplo, que también ha informado de pagos en negro en el seno del PP (y además, antes que el diario de Prisa). Pero no es esto una llamada al partido a denunciar al periódico de Unidad Editorial, nada más lejos. Es más, pretende ser un nuevo elogio a estos dos periódicos por destapar un presunto escándalo de tan enormes magnitudes. El País hizo su trabajo publicando estos papeles. Si el PP cree que el suyo es demandar al diario, adelante. Pero esto no despejará una sola de las sombras de dudas que hay sobre Génova, 13. 

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