Oscar muy repartidos

Lamento emplear este titular más propio de un 22 de diciembre en España cuando los medios dan cuenta del sorteo extraordinario de la lotería de Navidad que, siempre, está muy repartido. Ese mismo adjetivo se puede utilizar (y se está utilizando hasta la saciedad, de ahí estas disculpas iniciales) para describir la ceremonia de entrega de los premios Oscar, los más importantes galardones cinematográficos del mundo y, como leí por ahí, la mejor campaña de marketing de la industria de Hollywood. Repartidos han estado los galardones y por eso no se puede hablar de una gran triunfadora que haya arrollado. Muy destacado el reconocimiento para Argo, la cinta de Ben Aflleck, que ha culminado con el Oscar a mejor película una gloriosa temporada de premios. Además de este premio se llevó otros dos: mejor montaje y mejor guión adaptado. 

Pero no es Argo la película que ha obtenido más estatuillas. Ese reconocimiento se lo lleva La vida de Pi, de Ang Lee, que ha logrado cuatro: mejor fotografía, mejores efectos especiales y mejor dirección. Ang Lee se convierte así en otro de los grandes triunfadores de la noche. El musical Los miserables se llevó tres Oscar: mejor actriz secundaria para Anne Hathaway, mezcla de sonida y maquillaje. Las dos versiones sobre el periodo histórico de la esclavitud en Estados Unidos que competían en estos galardones y que han ofrecido este año Steven Spielberg, con un retrato del presidente Abraham Lincoln, y Quentin Tarantino con su Django Desencadenado, han empatado a dos galardones. Para Lincoln, el esperado Oscar a mejor actor que recayó en las manos de Daniel Day-Lewis y el Oscar a la mejor dirección artística. Tarantino recogió el galardón a mejor guión original  y en la categoría de actor secundario triunfo Cristoph Waltz por su interpretación en su película.


Nos falta una de las grandes categorías, la de mejor actriz. Merecidamente el Oscar fue para Jennifer Lawrence. La joven actriz borda su papel en El lado bueno de las cosas y este premio es el reconocimiento a ese gran trabajo y también la señala como una de las grandes intérpretes de los próximos años. No hubo sorpresa tampoco en la categoría de mejor canción, que recogió Adele por su tema de la película Skyfall. En la categoría de mejor edición de sonido ocurrió algo llamativo: un empate entre el equipo de La Noche más ocura y el de Skyfall. Comparten Oscar. La mejor película de habla no inglesa, también tal y como se esperaba, fue Amor, de Michael Haneke. Una historia que ha encandilado a los académicos de Hollywood y a la crítica de medio mundo.  No tuvo suerte el español Paco Delgado, que aspiraba al Oscar al mejor vestuario por Los miserables. El galardón en esa categoría fue para Jacqueline Durran, de la película Ana Karenina. 



El empate en el Oscar a mejor sonido no fue la única anécdota de la noche. Quizás la más reseñable sea la caída de Jennifer Lawrence cuando subía al escenario a recoger su Oscar a mejor actriz. Lo más inesperado de la noche fue que el premio a la mejor película lo entregara ni más ni menos que la primera dama, Michelle Obama. Imagino que si algo similar ocurriera en España se criticaría ferozmente la politización de la gala. Se ve que en Hollywood no tienen ese tipo de complejos. Ya vimos a Bill Clinton entregando un Globo de Oro este mismo año. 


En resumen, una noche la de ayer en la que se habla de cine, pero también en la que los actores y actrices lucen modelitos en la alfombra roja. También una noche en la que el conductor de la gala está especialmente observado con lupa. No vi la ceremonia, así que no puedo opinar, pero da la impresión, por lo que leo en las crónicas, que no pasará a la historia. Del montón, parece que fue. 

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