Zapatero conserva su optimismo


José Luis Rodríguez Zapatero rompió ayer su silencia en el programa de La Sexta "Al Rojo Vivo". El expresidente del gobierno no había concedido hasta el momento entrevistas y sus presencias públicas en este último año han sido contadas. Por eso era grande el interés que despertaba esta aparición en la que habló a lo largo de más de una hora sobre la actualidad política, económica y social del país. De la entrevista saqué, sobre todo, la conclusión que Zapatero conserva intacto su optimismo del que tanto hizo gala, probablemente demasiado, durante su mandato. También, justo es reconocerlo, un discurso sensato en muchos aspectos, sereno y muy acertado, sobre todo, en lo relativo a Cataluña. El programa tuvo ayer 607.000 espectadores, un 11,7% de share.
 
No es ninguna novedad para quien lea con cierta frecuencia este blog que la figura humana de Zapatero me resulta interesante, me atrae sobre todo la imagen de alguien en apariencia muy idealista, convencido de la capacidad de la política para cambiar las cosas y mejorar la vida de la gente, que en un momento de su mandato se dio de bruces contra la realidad. Esa noche de mayo de 2010 en la que la UE estuvo al borde del colapso, esas presiones indisimuladas desde Europa para acometer recortes severos. Ese momento en el que el idealista Zapatero se ve obligado a traicionarse a sí mismo y a sus ideas para aplicar medidas que consideró, y sigue considerando a tenor de lo que dijo ayer, estrictamente necesarias. También es de sobra conocido por los lectores del blog mi crítica rotunda a los errores de gestión de Zapatero al frente del gobierno. No es mi interés en su persona, pues, una loa ni mucho menos una admiración como líder político, sino una curiosidad sincera por conocer, y ojalá lo cuente con sinceridad en el libro que está escribiendo, las circunstancias en las que vio cómo la economía se derruía, cómo el paro crecía y cómo desde Bruselas le forzaron a tomar medidas impopulares. Y él se dejó, claro, que no es cuestión de echar balones fuera.
 
Los medios han destacado especialmente las palabras de la entrevista de ayer sobre la situación en Cataluña. Creo que fue un discurso sensato. Es más, considero que la postura que fijó ayer Zapatero sobre las tensiones soberanistas en Cataluña es la que debería defender con contundencia y claridad, y no está defendiendo, la actual dirección del PSOE. Pretendió el expresidente ser exquisitamente sereno, no pisar charcos, no molestar a nadie ni criticar severamente a adversarios políticos. No se mojó tampoco sobre las guerras internas en el seno de su partido. Huyó de polémicas, de palabras altisonantes y de lanzar puyas a sus rivales políticos. Es más, llamó al diálogo y al consenso.
 
Sobre Cataluña habló muy claro. Recordó que la Constitución establece que la competencia para convocar referéndums es del Estado central y no de las Comunidades Autónomas. Dijo que los líderes catalanes que están promoviendo este proceso saben que este es un viaje a ninguna parte y que se debe buscar "un diálogo entre las instituciones catalanas y  las fuerzas políticas del gobierno de España". También aseguró que una Cataluña independiente no despertaría ninguna simpatía en la Unión Europea y que "en la posible separación de Cataluña y España iríamos a un proceso muy negativo para ambos". Por útimo, recordó el proyecto del lehendakari Ibarretxe que naufragó en el Congreso. "La democracia es tan poderosa, la democracia de las leyes y del respeto a las normas, que tiene los medios necesarios para que no sea necesario una consulta", zanjó, convencido de que no habrá tal referéndum.
 
Llamó a tomar ejemplo de la Transición española, "el mejor momento de la historia de nuestro país", "el momento de la unidad, de los acuerdos, de la diversidad y del camino europeo que emprendimos". Pidió en varias ocasiones de su intervención consenso y voluntad de dialogar y alcanzar acuerdos entre los partidos políticos. Se ve que es más fácil decirlo que hacerlo, y mucho más predicar cuando ya no se está en la política que cuando se tienen responsabilidades de gobierno. De todos modos, coincido plenamente en esa necesidad de pactos que defendió ayer el expresidente.
 
Habló también sobre Europa. Ahí se mordió la lengua en un momento en el que le preguntaron sobre si se había sentido presionado para tomar medidas dolorosas como la congelación de las pensiones, la bajada del suelo de los funcionarios o la reforma constitucional para incluir el techo de gasto. De sus palabras dedujimos que sí existieron esas presiones, algo que tampoco es un secreto para nadie, y que se tomaron esas medidas como contrapartida de los países con más déficit y una situación económica más apurada hacia los más ricos. Reivindió que a la unión económica, política y fiscal en la UE se debe sumar la unión social porque "este organismo no se entiende sin el Estado social ni el Estado de bienestar". Hablando también de Europa, Zapatero aseguró que ha constatado que lo de verdad calma las tensiones en los mercados son las declaraciones de los líderes políticos que ellos entienden que de verdad mandan, como Merkel o el presidente del BCE.
 
Sobre los recortes que él aplicó, Zapatero dijo que fueron medidas dolorosas, pero necesarias porque eran "lo mejor para España" y no comprometieron "los pilares del Estado de bienestar". Es consciente del daño que esas medidas hicieron al PSOE: "mi sentimiento de responsabilidad es máximo, si me permite, de conmoción". Reconoció que su partido ha pagado con creces las consecuencias de su gestión. Defendió algunas de sus medidas como el Plan E, sacó pecho del buen estado de las finanzas públicas antes de la llegada de la gran crisis mundial y reiteró sus palabras sobre la fortaleza del sistema financiero español, pese a que después una parte del mismo ha tenido que recibir un millonario rescate. europeo.
 
Su toque optimista lo puso a la hora de hablar del futuro, de la salida de la crisis. Mostró su convicción de que los pasos atrás en el Estado de bienestar que estamos viviendo serán reversibles porque sí es sostenible. Habló sobre el final del terrorismo etarra asegurando que "siempre tuvo el convencimiento de que la democracia derrotaría a ETA razonablemente, sin tener que hacer concesiones inasumibles para los principios democráticos".
 
En resumen, la reaparición de Zapatero no se salió de lo esperado, pero sin duda fue todo un acontecimiento informativo por el silencio mantenido durante este primer año alejado de los focos. La economía fue su gran talón de Aquiles, la gestión de la crisis, y es en ese campo donde se muestra más débil su discurso. Por lo demás, dio la imagen de un hombre de Estado que no tiene ganas de emular la figura de otros expresidentes (concretamente González y Aznar) que periódicamente protagonizan declaraciones polémicas y que no terminan de acostumbrarse a la lejanía del poder. La serenidad de su discurso, la contundencia en algunos puntos, pero unida a la educación extrema y el ánimo constructivo caracterizaron esta primer intervención en los medios del expresidente.


Comentarios