Sobre RTVE

Radio Televisión Española vuelve a ser noticia y es argumento de batallas partidistas lamentables que afectan, fundamentalmente, a los trabajadores de la corporación y a los ciudadanos que nos acercamos a las noticias del día a través de los mejores servicios informativos que se recuerdan en TVE y en RNE. No voy a entrar en los debates concretos sobre RTVE en estos momentos ni en nombres ni en batallitas políticas. El PP ha señalado ya quién será e nuevo presidente de la corporación. Ha elegido a dedo a Leopoldo González-Echenique, alguien con nula vinculación con los medios de comunicación y que trabajó en los gobiernos de Aznar. Actualmente era directivo de la red de hoteles NH. Un perfil técnico y económico para cuadrar las cuentas de RTVE, dicen. Iremos viendo. El PSOE ha renunciado a presentar candidatos al Consejo de Administración de la corporación porque, según dicen, no quieren formar parte del atentado contra la radio televisión pública que está cometiendo el PP.

Sobre el nuevo presidente de la corporación sería muy osado por mi parte opinar porque lo desconozco todo sobre él, especialmente cuáles son sus intenciones. Habrá que dejarle trabajar como a todo el mundo y darle un margen de confianza. Lo cierto es que lo que ha sido criticado en la elección del presidente de RTVE no es la persona seleccionada, de la que la mayoría no sabíamos nada, sino la forma en la que se ha sido elegido. El PP cambió la ley para situar al frente de la corporación pública a quien él quisiera. Con la ley anterior el presidente de RTVE debía recibir el respaldo de dos tercios de la Cámara, lo que obligaba a lograr el consenso de los dos grandes partidos. Es una de las cosas que el anterior gobierno hizo bien en política audiovisual, pero el PP ha preferido sacarse de la chistera una ley a su medida para que sirva la mayoría absoluta que ellos tienen en el Congreso actualmente para elegir al presidente de RTVE. Sí, una ley a su medida. Como en las repúblicas bananeras que tanto criticamos donde los gobernantes se moldean las leyes según sus intereses.

El PSOE se muestra indignado con este cambio legal que incluso tienen pensado llevar al Tribunal Constitucional. Los socialistas no tienen muchas cosas de las que presumir de sus siete años de gobierno, pero en relación a la televisión púbica sí lograron cambiar el modelo para que se avanzara hacia una cadena pública y no de partido. Todo es mejorable, pero lo cierto es que los servicios informativos de RTVE son los más plurales e imparciales que se recuerdan. Ayer mismo recibieron dos nuevos premios. Una de dos, o todas las asociaciones y organismos (nacionales e internacionales) que premian la labor de los informativos de TVE están controlados por la izquierda y forman parte de una conspiración contra el PP o los dirigentes populares que afirman que RTVE es un instrumento propagandístico del PSOE y sus voceros están equivocados y no hacen sino echar basura sobre lo que quieren destruir.

En política audiovisual no todo lo que hizo el gobierno Zapatero fue acertado. Fue una cesión a las cadenas privadas la eliminación de publicidad en la televisión pública y sin duda hubo decisiones tendentes a favorecer a ciertos grupos mediáticos algo discutibles, por poner dos ejemplos. Pero es indudable que logró que RTVE avanzara hacia unas cotas nunca antes vistas de rigor, honestidad y pluralismo en sus servicios informativos. Se pongan como se pongan los dirigentes del PP que atacan la falta de imparcialidad de la corporación pública, lo que hemos visto estos últimos años en TVE está a años luz de los tiempos grises de Alfredo Urdaci o de la televisión de partido en tiempos de Felipe González (de eso puedo hablar menos por una mera cuestión de edad, aquello me pilló muy jovencito). La cadena pública ha dejado de ser una televisión de partido para lograr unos niveles de honestidad y rigor ciertamente admirables. Es algo de lo que bien podríamos sentirnos orgullosos y que deberíamos intentar proteger.

El PP no está por la labor de mantener este modelo. La elección del presidente de RTVE debía ser consensuada hasta ahora entre al menos los dos grandes partidos, es decir, el PP aceptó a Oliart como presidente de la corporación. Esto quiere decir que ese nido de rojos que según ellos ha sido RTVE durante estos últimos años ha tenido una ley que lo regula destinado precisamente a evitar que se convierta en una cadena de partido y con un presidente elegido por dos tercios del Congreso de los Diputados. Debe de ser que soy alguien muy de izquierdas y tremendamente radical, porque por más que lo he intentado he sido incapaz de apreciar en los informativos de TVE esa manipulación y esa parcialidad que tanto critican los dirigentes del PP. Confieso que incluso he visto informativos de la cadena pública con la intención de localizar rasgos de partidismo. Prometo que lo más que he encontrado ha sido asuntos que, desde mi punto de vista, quizás podrían haber sido tratados de otro modo, jamás ejercicios similares a los que vemos en ciertas cadenas autonómicas, por ejemplo.

Muy al contrario de lo que denuncian desde el PP y algunos medios de comunicación lo que yo he visto estos últimos años en RTVE ha sido unos espacios informativos de calidad. Se han ganado el favor de la audiencia y han liderado de forma indiscutible durante más de 50 meses cosecutivos. Además han cosechado premios nacionales e internacionales por su honestidad, rigor, profesionalidad e imparcialidad. Me apetece escribir hoy que admiro profundamente a los profesionales de RTVE y me apetece decir que cada día valoro más los exquisitos informativos de la cadena pública. Sus magníficos profesionales nos cuentan realidades internacionales de forma rigurosa y con una profundidad imposible de encontrar en otros medios. TVE tiene grandes espacios de debate y entrevistas como Los desayunos, espacios emblemáticos de reportajes como Informe Semanal (un auténtico templo del periodismo en televisión) o sus sensacionales telediarios. Todo es mejorable, pero en estos momentos de temores sobre el modelo actual de la cadena pública quiero reiterar mi admiración a los profesionales de RTVE cuyo trabajo nos ayuda a comprender mejor el mundo en que vivimos y nos demuestra a diario lo importante que es el periodismo de calidad.

No hay que adelantar acontecimientos, por supuesto, y como he dicho más arriba hay que darle un margen al nuevo presidente de la corporación y a su equipo cuando sean elegidos formalmente y comiencen a trabajar. Habrá que esperar a ver cuáles son sus intenciones y qué decisiones toman, pero sí tengo claro que no quiero volver al modelo de televisión de partido. Confío además en que, más allá del tóxico enfrentamiento partidista que envuelve casi todo en nuestro país, los ciudadanos sepan valorar la calidad de los servicios informativos de RTVE y consideren que son un ejercicio necesario de periodismo de calidad que vale la pena defender.


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