Rueda de prensa de Rajoy

Últimamente poner la radio por la mañana o entrar en la edición digital de un diario después del desayuno es sinónimo de recibir malas noticias y sobresaltados en la economía. Ayer volvió a ser lunes y yo propondría eliminar la expresión "lunes negro" porque esyo va camino ya de ser una reiteración innecesaria. El lunes es igual a mal día para la Bolsa. Ayer la prima de riesgo subió y volvió a macar un máximo histórico (513 puntos básicos) que en la apertura de los mercados de hoy ha sido ya superado (514). La Bolsa cayó, como buen lunes que era, para completar un panorama preocupante. Y en esta situación tan delicada ha dado su primera rueda de prensa en solitario el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, quien desde que llegó al gobierno no había dado una comparecencia de estas características y sólo había hablado tras reuniones con líderes internacionales. No le gusta a Rajoy eso de hablar a la prensa, pero ayer se enfrentó a los periodistas para exponer su visión sobre este momento y la acción del gobierno.

El presidente compareció en la sede del PP en la calle Genóva, por lo que su rueda de prensa comenzó con un error de entrada, puesto que cuando el presidente del gobierno habla a los españoles es deseable que lo haga desde Moncloa o desde el Congreso, mas no en la sede de su partido. Algunos creerán que es una cuestión menor y otros defenderán que lo que hizo ayer Rajoy fue casi un pecado capital. Ni tanto ni tan poco, pero sí pienso que el presidente debería haber lanzado este mensaje desde una sede institucional y no desde la sala de prensa del PP. No es la primera vez que esto sucede y se trata de algo tan elemental como respetar las instituciones y saber dividir bien los cargos que uno ocupa y el partido al que pertenece. Ayer no salió a la sala de prensa de la sede popular el líder de esta formación política, sino el presidente del gobierno. Y eso debería quedar claro por un mero respeto a las instituciones. No es tan difícil.

En todo caso, más allá del escenario que acogió la esperada rueda de prensa del presidente, lo importante es lo que dijo. Las preguntas de los periodistas giraron en torno a Bankia, el gran asunto del momento. Rajoy dijo que el gobierno aún no tiene decidido cómo será el mecanismo para llevar a cabo la recapitalización de la entidad financiera que pasa a manos del Estado. El presidente del gobierno rechazó crear una comisión de investigación sobre Bankia en el Congreso de los Diputados y remitió a una subcomisión creada en la pasada legislatura para seguir la reestructuración del sistema financiero. Rajoy dejó claro que no quiere buscar culpables de lo ocurrido y eso es justo lo mínimo que se debería ofrecer sí o sí a los ciudadanos. Nadie puede pretender que se pongan 24.000 millones de euros de dinero público en una entidad y ni siquiera se busque depurar responsabilidades o al menos pedir explicaciones a los gestores del banco. Es lamentable e imposible de entender para los ciudadanos, que están indignados con toda razón.

Soy de los que piensa que el gobierno no tenía muchas más opciones y creo también que ha hecho lo correcto porque no podía dejar caer a Bankia, una entidad con más de 10 millones de clientes. Garantizar los ahorros de los ciudadanos e impedir que el sistema bancario español estalle de forma descontrolada y con peligrosas consecuencias debe ser siempre una prioridad del gobierno. Es injusto que el Estado acuda al rescate de los bancos que han sido mal gestionados mientras los ciudadanos con apuros económicos son desahuciados o pasan por grades penurias porque el banco (ese mismo banco en algunos casos) se niega a negociar con ellos las condiciones de una hipoteca. Claro que es tremendamente injusto este trato desigual, pero no podemos olvidar que el sector financiro es pieza capital de todo Estado. Si quiebran los bancos, esos bancos donde tenemos nuestros ahorros, esos bancos que deben dar préstamos y que sirven para comenzar proyectos empresariales o vitales que sin un crédito no podríamos abordar, todo se va al garete. Por eso creo que el gobierno hace bien en auxiliar a Bankia y a cualquier entidad bancaria en problemas, porque no estamos hablando sólo de ese banco, sino del terremoto que una quiebra podría provocar en toda la sociedad y en todo el país.

Ahora bien, defender que el gobierno no deje caer los bancos no significa, en absoluto, estat a favor del modo en el que se están haciendo las cosas. ¿Qué es eso de que no queremos buscar culpables? ¿Qué significa exactamente que no se han de depurar responsabilidades? Ésta es la parte realmente pestilenta de la operación. Es una burla a los ciudadanos decirles que se va a poner una brutal cantidad de dinero en un banco, más que el presupuesto en educación donde sin embargo recortamos sin piedad, y encima no se les va a dar la más mínima explicación de lo ocurrido. Es gravísimo y espero que finalmente impere la cordura. Los gestores de Bankia deben pasar por el Congreso para dar explicaciones. Empezando por Miguel Blesa, que algo tendrá que ver en lo ocurrido, y siguiendo por Rodrigo Rato, que no debería irse de rositas sin dar la cara y asumir la responsabilidad de lo ocurrido. Por supuesto, el que se supone que debería supervisar lo que estaba pasando, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, también debería comparecer en el Congreso. Y no me importaría nada tampoco que comparecieran todos los políticos, sindicalistas y empresarios que se llevaban una pasta por sentarse en el Consejo de Administración de la entidad mientras a su alrededor se cocía este plato explosivo que ahora nos sirven en bandeja.

Bankia engañó sobre sus beneficios, que no fueron tales. Parece claro que deben acudir a explicar lo sucedido. No es ya no siquiera para que al menos los responsables de este estropicio sufran el escarnio público. Es simplemente para que no nos tomen por idiotas y para que justifiquen y expliquen con pelos y señales qué hicieron al frente de la entidad y cómo la condujeron al estado actual. Además, en España a los que se sentaban ahí en el consejito de la entidad a llevárselo crudo sin tener ni idea de banca hay que sumar las indecentes indemnizaciones que se han llevado los responsables de llevar a una situación crítica a muhas cajas de nuestro país. Aquí nadie se inmuta porque quienes han gestionado de forma nefasta una entidad financiera se retire a su casa dejando atrás un caos, pero con el futuro resuelto gracias a la indemización que le otorgan las entidades por los servicios prestados. Increíble. Ya que tenemos que poner 500 euros por cabeza en Bankia y ya que hemos de soportar las arcadas ante este esceario nauseabundo, lo mínimo que nos deben es dar explicaciones de lo ocurrido en ésta y otras entidades. Con urgencia.

Rajoy, como digo, se negó a abrir una comisión de investigación en el Congreso. Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE, también se niega a ello, al menos de momento. Él pide comparecencias a diestro y siniestro (más lo primero que lo segundo, imagino) pero no una comisión de investigación. Cayo Lara, coordinador federal de Izquierda Unida, siempre tan moderado en sus declaraciones, ha dicho que el PP y el PSOE tienen un pacto tácito para no llegar al fondo del asunto. En este caso estoy bastante más en sintonía con la argumentación de Lara que con la de Rajoy o Rubalcaba. Pero aquí nadie es inocente ni es ajeno a lo ocurrido porque todos han estado en el Consejo de Administración de las cajas de ahorro. Y cuando digo nadie digo nadie, porque un político de IU también se lo ha estado llevando calentito estos últimos años. ¿Quién va a poner el grito en el cielo si, en mayor o menor medida, todos han estado en el ajo? ¿Serán CCOO y UGT, que también han tenido representantes en el Consejo de Administración de Bankia los que ahora se pongan estupendos y pidan ética y ejemplaridad?

El asunto del sector financiero dará que hablar en el futuro, por lo que tiempo tendremos de profundizar más en este pozo sin fondo y algo pestilente. Pero yo iba a hablar de la comparecencia de Rajoy. El presidente expuso las prioridades del gobierno, sus líneas maestras. Primero, dijo, la reducción del déficit. Pues empezamos bien. En Europa se puede estar abriendo la puerta a un cambio de rumbo en la política económica, pero Rajoy tiene claro que la austeridad debe seguir siendo la reina. Pues nada. Ya sabemos lo que toca. Después dijo que seguirán aplicando reformas estucturales como las que ya han adoptado. Luego más que decisiones del gobierno español lanzó mensajes a la UE y al BCE para que se avance hacia una mayor integración política y se asegure la estabilidad de las deudas soberanas de los Estados miembros y se defienda con contundencia el euro. El presidente también dijo que lo de Bankia no tiene nada que ver con la subida de la prima de riesgo. El culpable de todo ha dejado de ser de Zapatero (aunque la sombra de la herencia recibida o los deberes que el anterior gobierno no hizo es alargada)  y ahora los malos de la película son los griegos.

La comparecencia de Rajoy fue algo decepcionante. No sirvió para calmar a los mercado, pues la prima de riesgo subió tras sus palabras. De todos modos, seamos justos. Si estamos criticando a los mercados, los inversores malvados y los ocultos especuladores que juegan a su antojo con la confianza o la credibilidad de un país, no les atribuyamos todo el poder de decidir si las palabras del presidente español fueron acertadas o no. Como la prima de riesgo subió y la Bolsa bajó tras sus palabras, la comparecencia de Rajoy fue un fracaso o una decepción. No niego que lo fuera, pero por otros criterios. Desde mi punto de visto, uno de los problemas esenciales del gobierno de Rajoy es que transmite la imagen de tener que ir adoptando medidas según sopla el viento y que no tiene el control de la situación. Ayer, por ejemplo, dijo que no subirá impuestos y que el sector bancario español no necesitará dinero público para sanearse. Si lo dice el presidente le creeremos, pero otro problema de su gobierno es que anda flojito de credibilidad, ya que ha hecho muchas cosas que prometió expresamente no hacer o que negó con rotundidad. Es cuestión de percepciones personales, por supuesto, pero a mí ayer no me convenció el presidente ni me transmitió la sensación de estar tranquilo y tener todo bajo control como algunos analistas han expresado. Por supuesto, deseo ardientemente estar equivocado, porque sería muy positivo que el presidente del gobierno tuviera claro el rumbo a seguir y, sobre todo, que sea verdad lo que dice sobre el estado de nuestro sector financiero.



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