Causas de un lunes negro

Ayer volvió a ser un día horroroso para la económica española. Se mirará donde se mirará todo eran malas noticias. La prima de riesgo se disparó y llegó a alcanzar los 492 puntos básicos. El interés del bono a diez años superó el 6,2%. La Bolsa cayó con fuerza, arrastrada especialmente por las entidades financieras. El Tesoro colocó más de 2.900 millones en letras a 12 y 18 meses a un interés mayor que en anteriores subastas. En definitiva, la situación es muy dura y la tensión continúa en ascenso imparable. Con este panorama se presentó ayer en la reunión del Eurogrupo el ministro de Economía, Luis de Guindos, que con una frase algo lastimera dijo que "España ha tomado todas las medidas que estaban en su mano" y pidió la cooperación de la Unión Europea. La presión sobre España compartió mesa con las incertidumbres provenientes de Grecia.

Las causas que están detrás del lunes negro que se vivió ayer son varias, aunque todos los expertos coinciden en señalar dos, una propia y otra exterior a nuestro país. La propia es la respuesta de los mercados a la nueva refoma del sector financiero que obligará a los bancos españoles a hacerse con nuevas provisiones. Ayer conocíamos las cifras que necesitará cada entidad con Bankia a la cabeza. Cifras de esas que el común de los mortales no somos capaces de abarcar o imaginar. A De Guindos le elogiaron en Bruselas por esa reforma que parece que ha gustado a los socios europeos, pero no da la sensación de que haya gustado tanto a los mercados. No es por ser antipatriota, pero entiendo perfectamente que nuestro sector financiero pueda despertar dudas y grandes recelos ente los mercados y los inversores. Recordemos que ésta es la cuarta reforma en muy poco tiempo y no resulta muy creíble que se sucedan reformas con nuevas exigencias de provisiones en pocos meses. ¿Por qué van a creer que este reforma es la definitiva si cuando se hizo la anterior y la anterior y la otra se decía lo mismo? ¿Por qué pensar que no será necesario otra más y que el problema del sector financiero sigue sin resolverse?

Pero el gran motivo de preocupación es, sin duda, Grecia. Allí hay una crisis política descomunal porque los partidos políticos no se ponen de acuerdo para formar un gobierno de concentración que pueda aplicar los recortes exigidos por Bruselas para poder seguir recibiendo el dinero del segundo rescate. Grecia tiene dinero para hacer frente a sus compromisos de pago para un mes. Sólo un mes. Es decir, el país heleno está en una situación dramática, trágica, por emplear un término familiar a ese país. Las elecciones de hace dos semanas dejaron un Parlamento muy fragmentando y las fuerzas políticas que están dispuestas a aplicar las medidas de ajuste exigidas para recibir el rescate no suman mayoría. El presidente griego propone ya incluso un nuevo gobierno de tecnócratas como solución de emergencia. Sería una tomadura de pelo a la ciudadanía del país que inventó la democracia.

Atizar a los griegos es algo que estamos viendo últimamente en la prensa, pero que me parece muy injusto. Hablo de los ciudadanos griegos, no de los políticos que han conducido al país a la bancarrota. Muchos ciudadanos griegos han votado a partidos contrarios a la UE y hasta a formaciones odiosas como los neonazis de Amanecer Dorado. Es algo preocupante y triste, pero debemos ponernos en el lugar de los griego que han perdido sus trabajos, sus casas y sus esperanzas. No justifico que se voten ciertas opciones políticas radicales, sólo faltaría, pero pido entender a la población griega y escucharla. Están hartos de la axfisiante situación a la que le han conducido los recortes. Literamente no pueden más y creo que es inaceptable que se critique a la ciudadanía griega en lugar de intentar entenderla y escucharla. Por otro lado, si se formara un nuevo gobierno de tecnócratas en Grecia, se estaría burlando la democracia y diciendo a los ciudadanos que aceptarán lo que voten siempre y cuando voten lo que tengan que votar. Es el despotismo de todo por el pueblo, pero sin el pueblo. Esa mentalidad de creer que los sabios pueden decidir qué quiere el pueblo y qué es mejor para el pueblo mucho mejor que el propio pueblo. Peligroso y nada democrático.

Grecia está al borde de la bancarrota y ha dejado de ser un tema tabú su salida del euro. Es más, da la sensación viendo ciertas declaraciones de líderes europeos que se le están abriendo las puertas invitándoles amablemente a salir. El país heleno podría salir del euro y hasta de la Unión Europea. La salida de la moneda única permitiría a Grecia devaluar su moneda como salida de emergencia, pero que nadie se confunda pensando que eso sería la panacea para aquel país. Al menos yo no creo en milagros ni en batallitas de un país tan debilitado en solitario y por su cuenta. En todo caso, la salida de Grecia del euro sería, antes que cualquier otra cosa, la constatación de un fracaso colectivo: el del proyecto de la UE que hace aguas por todas partes.

Grecia ha llegado a una situación en la que no parece tener mucho margen de maniobra. Debe hacer frente a sus pagos y necesita dinero de forma urgente, pero el dinero del rescate sólo les llegará si aplican los ajustes que les exigen. Si el país heleno saliera del euro, ¿cómo sería el día después en aquel país? Dicen los expertos que la devaluación de su moneda sería un alivio para Grecia, pero nadie podrá negar que el país entraría en una situación de gran incertidumbre. Una parte importante de los ciudadanos griegos no quiere salir de la UE, pero también una parte considerable de ellos votan a partidos defensores de dar un portazo a proyecto comunitario y salir del euro. ¿Contradicción? No sé. La típica de un país que se debate entre lo malo y lo peor, de una sociedad que quiere formar parte de Europa, pero que aprecia en estos últimos meses que desde Bruselas, además del dinero del rescate, llegan las exigencias de ajustes que han dañado gravemente su nivel de vida.


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