Triste imagen en el Supremo

Es muy triste y lamentable lo que se está viendo estos días enel Supremo por muchos motivos. Lo es por el terrible sufrimiento de las víctimas del franquismo que, ancianos ya, contaron cómo sufrieron de niños la sinrazón de la dictadura y la violencia. También es triste porque la primera vez que se escucha a las víctimas de los crímenes del franquismo en el Supremo es con motivo de un juicio contra quien decidió investigarlos, reparar el daño causado y hacer justicia. También es muy triste (aunque en este caso utilizaría otro calificativo que mejor me guardo) ver cómo los abogados de la acusación se incomodan mucho porque se cuenten los atroces delitos del franquismo. No estamos aquí para eso, sino para meter un puro a Garzón, parecían querer decir cuando protestaron por el relato de los crímenes franquistas. Y, por último, es muy triste que el único juez que ha decidido investigar las matanzas del franquismo se vea ante este negro panorama judicial.

Lo único que reprocho a Garzón, pero sobre todo a sus partidarios que estos días se manifiestan ante el Supremo, es que se esté insultando a los jueces y se esté afirmando que es un tribunal fascista. Además de una inmensa mentira, es un error grave pretender defender al juez atacando al poder judicial en España que podrá tener errores, podrá tenérsela jurada a Garzón o podrá funcionar muy mal, pero no es un fascista. Garzón, que se ha mantenido muy al margen de estos movimientos en defensa suya, debería pedir que no se dijeran estas cosas. ¿O es que él también piensa que el Supremo es un tribunal fascista? No lo creo. Insisto. No es necesario insultar a nadie para defender la labor de Garzón y mucho menos para destacar lo injusto de todo lo que está pasando. Por lo tanto, coincido de pleno con todos los que aseguran que este juicio es lamentable, con todos los que están muy decepcionados con el proceso y con todos los que piden que se investiguen los crímenes contra la humanidad cometidos durante el franquismo, pero jamás coincideré con los que dicen que el Supremo es un tribunal fascista. Midamos lo que decimos un poco.

Por lo tanto, y desde el máximo respeto a todo el mundo, la parafernalia alrededor de los juicios contra Garzón y los artistas, políticos y demás que se manifiestan a las puertas del Supremo y todo eso es lo que menos me interesa de este asunto. Es más, me sobra bastante si en esas protestas se dicen según qué cosas. Al margen de eso, la sensación que tuvo ayer cuando vi la comparecencia de las víctimas del franquismo en el Supremo se resumen en dos palabras: tristeza e indignación. Muy triste por escuchar estos viles crímenes y porque no se hayan juzgado, y muy indignado porque hayan tenido que pasar 75 años para escuchar en el Supremo a las víctimas de la dictadura en el marco de un juicio contra Garzón por investigar esos crímenes. El mundo al revés. Spain is different. Puede que seamos únicos en ciertas cosas como, por ejemplo, en aplaudir a un juez cuando va en contra de un dictador de otro país, pero luego nos queremos quitar de en medio a ese mismo juez por investigar el franquismo.

Así como preferiría que los defensores de Garzón no redujeran lo que está pasando a una persecución del juez y a una conspiración proveniente de la derecha, tampoco me quedaría con el argumento de quienes dicen que lo único que se está juzgando es una cuestión meramente procesal, consistente en ver si Garzón cumplió o no la ley. La Ley de Amnistía de 1977 se refiere, según recordó Garzón, a los delitos por causas políticas, no a los crímenes contra la humanidad. Es cierto que nadie puede defender que los crímenes del franquismo no fueron políticos, pero ¿alguien puede negar que fueron crímenes contra la humanidad? Dejemos las cuestiones procesales o legales a los jueces. Pero no dejemos de lado la obviedad de que es patético que no sólo no se hayan juzgado los crímenes del franquismo y aún haya muchas familias que no sepan dónde están enterrados sus seres queridos fusilados por el bando nacional, sino que encima se juzgue a quien pretende hacer justicia y reparar el daño causado. Quieran o no, este juicio pone de relieve mucho más que una presunta actuación irregular de un juez.

No creo que beneficie a nadie reabrir heridas, pero no es eso lo que buscan las asociaciones de recuperación de la memoria histórica. Ellos no quieren enfrentar a los españoles con una cuestión de hace siete décadas, pero tampoco quieren que la nuestra sea una sociedad injusta. Si a alguien le molesta o le indigna que quieran recuperar los restos mortales de sus familiares enterrados en fosas comunes como si fueran unos perros, el problema lo tendrán ellos, no los que sólo piden reparación del daño. ¿Es reabrir heridad esto? Yo creo que más bien es cerrarlas. En la Guerra Civil se cometieron multitud de atrocidades por ambos bandos y en la Transición los españoles estuvieron a la altura y pactaron mirar hacia adelante. Se lo agradeceremos siempre (yo al menos así lo haré), porque supieron actuar como debían y traer a España la democracia en lugar de encerrarse en enfrentamientos entre españoles y rencores del pasado. Pero hace ya mucho de aquello. ¿De verdad la sociedad española es tan inmadura que es incapaz de reparar el daño de todas esas familias que saben que sus seres queridos están enterrados en una fosa común? ¿De verdad somos todos tan miopes que vemos reabrir heridas donde lo que se hace es cerrarlas todas al fin?

A mí me dio mucha pena lo que vi ayer en el Supremo. España supo mirar hacia adelante en 1975 cuando murió el dictador y se abrió el ansiado camino hacia la libertad y la democracia. Entonces los españoles hicieron lo que tenían que hacer y, aunque pueda sonar contradictoria, ahora estamos llamados a lo mismo, es decir, a actuar como debemos hacerlo: reparando el daño de todas las víctimas de la guerra civil y el franquismo. La diferencia pricipal entre aquella sociedad y la actual es que entonces había mucha gente que recordaba aterrada la guerra y no quería hacer nada que pudiera obstaculizar la transición democrática. Hoy es diferente y la sociedad española se enfrenta a una prueba de madurez que, de momento, va suspendiendo.

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