Congreso del PP en Sevilla

Misma ciudad (Sevilla), mismo acto (el congreso nacional de un partido político), pero dos realidades muy distintas. Hace dos semanas volaron los cuchillos en el Congreso federal del PSOE y este fin de semana los populares se dañarán las palmas de la mano de tanto aplaudir. Nada que ver tampoco con el Congreso del PP en Valencia, donde Rajoy también tuvo que sortear muchas puñaladas. Así es la política. Los problemillas en el seno del PP suenan a chiste y parece que todo lo polémico o debatido se quedará en ver si María Dolores de Cospedal mantiene su posición de poder sin ningún contrapeso en el partido o no. No sé si será el Congreso más tranquilo de la historia del PP, pero está claro que es el cónclave al que este partido llega con más poder: gobierno central, la mayoría de las comunidades autónomas y muchísimos ayuntamientos. Desde el poder todo se ve de otra forma y el PP tendrá en este Congreso todas las complicaciones o debates que quieran y, como no son masoquistas, serán poquitos.

Tienen una oportunidad de lanzar a Javier Arenas directo a la presidencia de la Junta de Andalucía y de mostrar al país lo unidos que están. Tampoco es que tenga mucho mérito, pues en política no hay nada que una más que acumular mucho poder. Lo extraño sería que en esta situación privilegiada hubiera divisiones internas en el PP. Supongo que Rajoy tampoco se asombrará mucho de que aquellos que conspiraban contra él hace cuatro años en Valencia ahora le peloteen, porque él lleva mucho tiempo en política y sabe de qué va esto. El objetivo primordial del PP ha de ser en estos momentos las elecciones del 25 de marzo en Andalucía y Asturias. En la primera comunidad todas las encuestas le dan una clara ventaja que le otorgaría la mayoría absoluta, pero mal haría el PP en confiarse si quiere confirmar el vuelco que anticipan esos sondeos. Ciertamente, la situación lamentable del PSOE andaluz, que hace aguas por todas partes, será la mejor baza del PP de Arenas. No sólo es que estén muy divididos, es que también, y sobre todo, no paran de salir escándalos sobre los ERE irregulares. Que se dedique ese dinero para otros fines de los que han de tener en una comunidad con una tasa elevadísima de paro puede hacer mucho daño a los de Griñán. En Asturias, el PP sigue buscando dar con la tecla.

María Dolores de Cospedal mantendrá el puesto de secretaria general del partido, pero al parecer ella está haciendo todo lo que está en sus manos para evitar que la nueva dirección del partido incorpore la figura de coordinador, que sería el número 3 del PP y ejercería el papel de contrapeso a Cospedal que hasta ahora venían haciendo Ana Mato, ahora ministra, y Javier Arenas, centrado en las andaluzas. Ella no quiere ni oír hablar de un coordinador del partido, pero otros pesos pesados del PP sí quieren que exista esa figura. Rajoy será quien decida y ahí estará casi todo el interés del Congreso. Será complicado que haya muchas más sorpresas en Sevilla este fin de semana. María Dolores de Cospedal es, como sabemos, presidenta de Castilla La Mancha. Sinceramente, no me parece adecuado que una presidenta de comunidad ejerza un puesto de este tipo en un partido político. No porque cobre dos sueldos o trescientos, no, sino porque debería centrarse en exclusiva en gobernar Castilla La Mancha, que para eso se le ha elegido.

No sé si será que me fijo poco, pero en las intervenciones de María Dolores de Cospedal en televisión la veo muchas más veces fuera de Castilla La Mancha que en su comunidad. Tengo la sensación, tal vez equivocada, de que pisa Toledo bastante menos de lo que debería pisarlo quien es presidenta de la comunidad. Barreda, ex presidente castellanomanchego y rival de Cospedal en campaña, decía mucho eso de que él se dedicaba en exclusiva a Castilla La Mancha. Podía sonar simplón y populista, pero el fondo del discurso estaba en lo cierto. La presidenta de una comunidad autónoma debe dedicarse, por encima de todo lo demás, a gobernar esa comunidad autónoma. Las ansias de seguir como secretaria general del PP nacional invitan a pensar que Cospedal se preocupa por sus ambiciones personales más que por otras cuestiones. Ella quiere no perder comba política y desea para ello no sólo seguir siendo la número 2 del partido, sino también no tener nadie que le pueda hacer sombra dentro. Mientras tanto, en Castilla La Mancha, siempre estarán sus segundos para dar la cara. Total, el AVE Madrid-Toledo la deja allí en menos que canta un gallo.

Otra incógnita que se resolverá en el Congreso del PP en Sevilla será qué puesto ocupará Esteban Gónzalez Pons. Él fue de los únicos ministrables que sonaron con fuerza antes de la composición del gobierno que se quedó sin premio, por lo que parece cantado que tendrá un buen puesto en el partido. Gonzáles Pons, con su verbo ágil y sus innegables dotes oratorias, ha adquirido ese papel de radical, de perro de presa, de agitador, que tanto parecen necesitar todos los partidos. Cada una de sus intervenciones contenía ataques directos y poco elaborados al resto de partidos, en especial al PSOE, claro. Algo similar a lo que fue en su día Leire Pajín en el PSOE, o a lo que es Cayo Lara en Izquierda Unida. Gente que más que mensajes políticos lanza proclamas, que agita a la gente más que hacer reflexionar, que no se molesta lo más mínimo en razonar, argumentar o intentar ser algo objetivo o autocrítico. Digo que todos los partidos parecen necesitar uno porque no hay formación política que no tenga esa figura. Claro que, bien mirado, todos nos conformaríamos con que sólo tuviéramos que soportar a uno por partido. Es mucho más difícil encontrar un político abierto al diálogo y el debate que a uno como estos que acabo de citar. Tal vez porque se hacen más méritos en el partido así que aceptando errores propios o reconociendo méritos del rival.

En cuanto a la nueva dirección del PP, es de esperar también que Arenas ocupe un puesto importante, o al menos que lance la idea de que tiene peso en el partido, idea que se corresponde ciertamente con la realidad. Después de que a Griñán le nombraran presidente del PSOE en un último intento por disfrazar, ahora que estamos en carnavales, la división interna por unidad, es razonable que a Arenas también le sitúen bien dentro del partido para fortalecer su posición antes de las elecciones. Se criticó mucho, y con razón, al PSOE hace dos semanas por no debatir ideas ni propuestas en su Congreso. A ver cuánto debate el PP. Teniendo en cuenta que la composición de la dirección del partido no generará muchas complicaciones a Rajoy, veremos si se escuchan debates de ideas en Sevilla.

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