¿Cómo será la reforma laboral?

Este viernes el consejo de ministros aprobará la reforma del mercado laboral que el gobierno lleva anunciando desde hace meses y que estima necesaria por las terribles cifras del paro en España. Nunca antes una reforma legal de la que se supiera tan poco había dado tanto que hablar. Ni la ministra de Trabajo ni el ministro de Economía, que hoy han comparecido en el Congreso, han adelantado muchos detalles sobre cómo será la reforma laboral. Lo que sabemos es que Rajoy cree que por ella le van a montar una huelga general y que en el seno del gobierno hay división sobre algunos aspectos de la misma. Oficialmente se sabe poquísimo sobre esta reforma, por lo que se esperaba que Fátima Bañez o Luis de Guindos anunciaran algo esta mañana. Precisamente ellos dos están en posiciones distintas en esas diferencias internas en el gobierno sobre cómo de profunda debe ser la reforma. Han preferido estarse callados no fuera a ser que se contradijeran , algo a lo que por alguna extraña razón los ministros en España le cogen afición con rapidez.

La ministra de Trabajo ha dicho que la reforma es prioritaria y necesaria. Para ella el elevado paro juvenil y el mal estado del mercado laboral en general (5,2 millones de parados) urge a tomar medidas serias y contundentes. La ministra ha dicho que no habrá un contrato único porque es inconstitucional y porque además permitiría la arbitrariedad del empleador. Además, pidió a sindicatos y empresarios comprensión y diálogo. Y hasta ahí pudo leer. Según publica hoy el diario El País, hay división en el gobierno. Por un lado estarían la ministra de Trabajo y el de Hacienda, a favor de una gran reforma pero que dejara alguna puerta abierta a los sindicatos, que no rompiera frontalmente con ellos. Por otro lado, Luis de Guindos y José Manuel Soria, desde Economía e Industria, apuestan por apretar aún más las tuercas para convencer a Europa y los mercador de que el gobierno va en serio. Dice el artículo del diario de Prisa, firmado por Carlos E.Cué, que Rajoy también atiende a las presiones que le llegan desde otros sectores como el empresarial, y recuerda que el presidente tiene una relación fluida con Juan Rosell, presidente de la patronal que pide una reforma profunda.

¿Qué sucederá? Todo es una gran incógnita. La forma de proceder de Rajoy no ha variado mucho con relación a cuando estaba en la oposición. Gusta mucho del secretismo y de dejarlo todo para el final. El método Rajoy se mantiene intacto ahora que está en el gobierno. Lo que quieren los empresarios está claro: despido mucho más barato. Según algunas informaciones, se dará más poder a las empresas para cambiar las condiciones si atraviesan por momentos delicados. Una noticia de ABC asegura que las empresas en crisis podrán despedir con 22 días. Según esta información, se buscaría generalizar el contrato con despido de 33 días por año trabajado y se intentará también subir el número de años que se tiene en cuenta para calcular la pensión de 15 a 25 años. Una futura ley de emprendedores se encargaría de dar el tan pometido y proclamado apoyo del gobierno a los autónomos. Volviendo a la información de El País, se estudia profundizar en el uso de contratos a tiempo parcial más flexibles que los actuales y las medidas contra el absentismo podrían ser polémicas. El viernes se sabrá cómo es esta reforma laboral. No sería descabellado pensar que el propio presidente aún no tenga claro todos los detalles.

¿Cómo debería ser la reforma laboral? Antes de esta pregunta cabría hacerse otra: ¿de verdad una reforma laboral ayuda a crear empleo? Las experiencias recientes demuestran que no, pero es posible que sea debido a que la última reforma laboral no fue en la buena dirección. Puede ser eso o puede ser también que la relación entre abaratar el despido y crear empleo no sea tan directa como algunos empresarios parecen defender con tanto énfasis. A veces parece que los empresarios intentan aprovechar la coyuntura de grave crisis económica para disfrazar de flexibilidad, reformas necesarias y fomento del empleo lo que simplemente es un abaratamiento del despido y unas condiciones mucho más cómodas para ellos, aún a costa de ser mucho peores para los trabajadores. Nunca me ha gustado generalizar, así que habrá de todo. Pero parece evidente que algunos sectores empresariales han visto abiertas las puertas del cielo con la actual situación. Llevan tiempo soñando con poder despedir mucho más barato y, ahora, pueden ir incluso de consejeros sensatos y razonables sobre lo que tiene que hacer el gobierno para cambiar las cosas. Disfrazar el egoísmo y el interés personal por el patriotismo y el interés general.

Por lo demás, habrá que esperar a ver qué forma definitiva toma la reforma laboral. Es de prever que será profunda. No sólo porque Rajoy pronostica una huelga, sino porque a eso apuntan todas las informaciones que se publican estos días sobre ella y porque el gobierno no hace otra cosa que decir a los cuatro vientos que urge hacer la reforma y que no puede ser un cambio light. Sería deseable que la reforma ayudara de verdad a crear empleo (no precario, a ser posible) y que realmente fuera útil y no sirviera sólo para contentar a los que contratan. Puestos a desear, también deseo que el simple y demagógico discurso que tanto éxito está teniendo sobre que el mero hecho de tener un trabajo (sean cuales sean las condiciones del mismo) es un privilegio. Es un discurso peligroso, pero está calando. Impregna, por ejemplo, la portada de hoy del diario El Mundo cuando afirma que un elevado porcentaje de los parados apoyaría un contrato con despedido de 22 días. Naturalmente. ¿Alguien esperaba otra cosa? Es como si vas a una persona sedienta y le ofrecer un refresco muy caliente, ¿lo va a rechazar por mucho que aquello sea como una sopa? Cuando alguien está ahogándose en el mar no se para a mirar si el salvavidas que le tiran cumple los requisitos de seguridad o las recomendaciones de salvamento marítimo. Si no es mucho pedir, habrá que intentar evitar que tanta gente esté con el agua al cuello y no aprovecharnos de su debilidad.

Comentarios