Así entramos en 2012

En un par de horitas comenzará el concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, cita obligada de cada 1 de enero. Es una buena forma de empezar el año con armonía y paz. Antes de eso, escribo esta entrada en la que contaré cómo entramos al 2012, no me refiero a cómo festejamos ayer la Nochevieja ni nada por estilo, ni tampoco haré una previsión detallada de los acontecimientos más importantes previstos para este año, sino que hablaré brevemente de alguna de las noticias que comienzan el 2012 desde la pole informativa y que darán mucho que hablar este año. Anoche todos deseamos con fuerza a nuestros seres queridos que se cumplan sus deseos este año. Ojalá sea así. Para saber si, en efecto, 2012 es un buen año (algo que me agradaría aún más si cabe por ver la cara de todos los agoreros que pronostican poco menos que el fin del mundo) habrá que esperar, pero no para saber cuáles son los ejes informativos de este comienzo de año.

La economía sigue centrando todas las preocupaciones, o muchas de ellas. De 2012 decimos que muy malo tiene que ser para resultar peor que 2011, pero también se escucha mucho eso de que al 2011 le hará bueno el año que hoy comenzamos. El paro siguió en su peligrosa y triste escalada y muchos expertos, esos mismos expertos que no supieron ver llegar la crisis, creen que seguriá creciendo este año. Con este panorama económico poco alentador, hoy comienzan a entrar en vigor alguna de las medidas de ajuste tomadas por el nuevo gobierno en el Consejo de Ministros del pasado viernes. Mentiríamos si dijeramos que no esperábamos recortes, pero yo personalmente también faltaría a la verdad si no reconociera que me han sorprendido estos primeros ajustes. Puede que esa sorpresa venga derivada del hecho de que el PP ha faltado a su palabra en campaña. El viernes salieron a la sala de prensa cuatro ministros: Soraya Sáenz de Santamaría, Luis de Guindos, Cristóbal Montoro y Fátima Báñez. La vicepresidenta del gobierno, los ministros de las dos carteras en las que se desdobla Economía y Hacienda y la responsable de Empleo. Debieron de pensar que entre cuatro resultaría menos duro su anuncio y Rajoy debió de pensar también que su presencia en la rueda de prensa no era apropiada.

Los recortes, calificados por la vicepresidenta como el principio del principio, son muy duros. Se congela el salario de los funcionarios, se congela el salario mínimo, habrá menos gasto en investigación, no se atenderán a nuevos dependientes moderados y, sobre todo, se subirán impuestos como el IRPF o el IBI. Rajoy dijo pocas cosas claras durante la campaña, las cosas como son, pero una de esas pocas cosas fue que no iba a subir los impuestos. Si resulta que lo poco concreto que dijo lo incumple, ¿qué sentirán sus votantes? La vicepresidenta del gobierno declaró el viernes que no se van a pedir esfuerzo a quien no puede hacer más y que se buscará que aporten más a la salida de la crisis los que más tienen. Pero lo que han hecho subiendo el IRPF es reducir el poder adquisitivo de todos los trabajadores. El PP siempre ha defendido que subir impuestos no es la solución y ahora que llega al gobierno ve la luz y pide este esfuerzo temporal (de dos añitos de nada). Sus votantes pueden sentirse engañados y los responsables del PP que decían que no había ningún programa oculto están empezando a ser puestos en evidencia.

La subida de las pensiones del 1% se queda en nada para muchos pensionistas, pues la subida del IRPF termina haciendo que la mitad de ellos pierda poder adquisitivo. Es cierto que perderían más si se hubiera decidido congelar las pensiones y no actualizarlas. Los funcionarios, por su parte, tienen mucha razón en su malestar. Llevan cinco años en los que no dejan de ver su sueldo congelado o hasta reducido, algo que les lleva a una pérdida de poder adquisitivo. Sí, ellos tienen un empleo fijo y los cinco millones de parados se cambiarían por ellos, pero no creo tampoco que eso justifique que siempre tengan que pagar el pato. El gobierno decidió en una de las pocas medidas que no son de ajustes o recortes mantener los 400 euros de prestación para los parados que ya no pueden cobrar su prestación por desempleo. Todo lo demás, salvo la deducción por compra de vivienda habitual, ha sido fruto de la tijeras de Rajoy su gobierno. Un gobierno que se ha estrenado con severos recortes que son sólo el anticipo de lo que vendrá.

El PP prometió durante la campaña qu no subiría los impuestos y no ha tardado mucho en contradecirse. Naturalmente, para justificar esta mentira a los ciudadanos tienen que buscar razones de peso y lo mejor que han encontrado es embarrar la imagen de España y poner en cuestión su solvencia. En unas declaraciones cargadas de irresponsabilidad, Fátima Báñez, ministra de Empleo, ha ganado el premio a la primera gran insenatez del nuevo ejecutivo. Con Rajoy muchos decíamos que llegarían ministros que darían pocos titulares, pero la responsable de Empleo abre una puerta a la esperanza. Sabemos ya que nos puede dar grandes tardes de gloria. Fátima Báñez declaró que se han encontrado con un país en la ruina económica y social. Que esas palabras procedan de una responsable política española es algo muy grave, pero que procedan de una ministra del gobierno de España lo es todavía más. Le debió de gustar a la señora ministra la forma tan cortés que tuvo Dolores de Cospedal de llegar al gobierno de Castilla La Mancha. A una y a otro se les olvida que hablar en público del estado ruinoso de las cuentas públicas no les va a beneficiar precisamente en su labor de gobierno. Puede que sí en su batalla política, pero Fátima Báñez no es ministra de Empleo para arremeter contra sus antecesores. Si es esa, y no crear empleo y buscar soluciones, su intención, mal vamos.

Cuando Rajoy era líder de la oposición y ponía de forma irresponsable en cuestión la solvencia de España para criticar a Zapatero lo que hacía era mucho más que criticar a su rival político. Estaba sembrando dudas sobre España, estaba poniéndose a sí mismo explosivos para cuando llegara al gobierno. Si queremos vender el caballo no podemos ponerle tantas pegas. ¿Cómo recibirán los inversores estas palabras de la ministra? Zapatero no cotiza en ningún mercado, pero nuestra prima de riesgo y nuestras subastas de deuda sí dependen de los mercados. Espero que no se repitan actitudes de este tipo. De los nuevos ministros se espera lo que se espera, inocentemente, de todos los responsables políticos: altura de miras y no esa bajeza que muestra la ministra de Empleo. Que sus primeras palabras en público vayan destinadas a decir que el país en la ruina es, al margen de otras valoraciones, de una torpeza manifiesta. ¿O es que quieren presentar el caos y que todo está tremendamente mal para luego colgarse la medalla de que lo han arreglado y han salvado al país? No necesitamos salvadores de nada, con gente responsable nos valdría.

Dicho esto, si finalmente el déficit es del 8% y no del 6% que auguraba el gobierno socialista, no creo tampoco que los anteriores responsables económicos se puedan ir de rositas. No son un par de décimas, sino dos puntos. Rubalcaba salió a criticar estas medidas y está en su derecho (casi en su obligación de hacerlo). Pero sucede que en la situación actual de la economía española el PSOE tiene bastante que ver, y sucede también que su fuerza en el Congreso es muy poca. La colosal derrota del PSOE empezará a valorarse en su justa media cuando llegue la hora de votar en el Congreso las medidas del gobierno y constatar que los puntos rotos de los votos en contra de los diputados socialistas son muy pocos. Por eso no es igual quedarse en la oposición con 130 o 140 escaños que hacerlo en una situación tan débil como la que tiene ahora el PSOE, de tal forma que el PP puede hacer y deshacer a su antojo. El líder socialista, hasta febrero al menos, sí pued decir aquello de "ya lo avisé", pues él siempre defendió que Rajoy haría severos recortes y durante la campaña le pidió una y otra vez que aclarara sus intenciones.

¿Servirán estas medidas para salir de la crisis? ¿Reducir el poder adquisitivo de los trabajadores dará grandes ventajas al gobierno? Si lo del viernes pasado fue sólo el principio, ¿qué nuevos recortes nos esperan? Son muchas las preguntas que surgen y, tristemente, las pocas certezas que tenemos son que los trabajadores tendrán que volver a pagar el pato y los errores de otros y que la conflictividad social está bastante cerca. No creo que tardemos mucho en ver manifestaciones en las calles contra estas medidas y me sorprendería mucho que la reforma laboral que planea el gobiero fuera por consenso. Antes de Reyes tiene que haber un acuerdo entre patronal y sindicatos. Veremos si lo hay o no finalmente. Empezamos un año difícil lleno de esfuerzos. Ojalá sirvan para algo.

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