Ya somos 7.000 millones

Aunque supongo que es del todo imposible de calcular con exactitud, las previsiones de la ONU decían que hoy nacería el habitante 7.000 millones. De forma simbólica, la ONU ha designado a Danica May Camacho como la habitante 7.000 millones. Además de una historia interesante y curiosa que contarle en un futuro, la niña disfrutará de una beca de estudios, y sus padres de ayuda económica para abrir una tienda. El hecho de que lleguemos a esta cifra, más allá del simbolismo que representa, pone de manifiesto los retos enormes a los que hay que hacer frente en un planeta tan poblado donde las desigualdades son cada vez mayores.

Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, lo tiene claro: "no se trata de una simple cuestión de cifras; es una historia humana". Así es. Somos 7.000 millones de habitantes en el mundo y lo cierto es que la riqueza sigue igualmente mal repartida. Nada ha cambiado en los últimos años, mejor dicho, nada ha mejorado. Por el contrario, según pasa el tiempo queda más de manifiesto la abismal diferencia entre los habitantes de países ricos y pobres. En los países avanzados tenemos crisis, que ciertamente tiene graves consecuencias en muchas personas, pero en el caso de los países pobres esta situación supone falta de alimentos, enfermedades mortales que podrían ser combatidas de contar con los medios necesarios y, como cara más trágica, la muerte de muchas personas cada día.

Tiene razón el secretario general de la ONU cuando alerta sobre la cifra de 7.000 millones de habitantes y reclama que no se tome a la ligera este hito. En efecto, no estamos hablando de una cifra, sino de que detrás de cada uno de esos números están personas. Gente que necesita alimentos para sobrevivir, que necesita oportunidades para acceder al mercado laboral, que necesita vivir en un sistema más justo y libre. En definitiva, el hecho de que ya seamos 7.000 millones sólo quiere decir que somos cada vez más las personas que habitamos este planeta y que, naturalmente, todos necesitamos igualdad y unas mínimas condiciones que, desgraciadamente, no se dan en todos los países. Hay muchos retos por delante. La población mundial seguirá creciendo hasta llegar a los 9.300 millones en 2050. Cada segundo nacen dos niños.

Hemos de quedarnos con la dimensión humana de esta cifra, con la reflexión a la que invita el hecho de que seamos tantas personas en el planeta. Diferentes estudios reflejan que sí hay recursos para todos, pero esos mismos estudios muestran lo mal que está repartida la riqueza y lo repleto de injusticias y desigualdades que está el mundo. Quizás un buen motivo para intentar cambiar las cosas, sea mirar a Danica, la simbólica habitante 7.000 millones. Mirarla y desear que ella y todos los que nazcan a partir de ahora vivan en un mundo más justo y con oportunidades para todos. Hemos de luchar porque así sea.

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