Libia sin Gadafi

El mismo día que conocíamos el comunicado en el que la banda terrorista ETA anunciaba el cese de su actividad criminal, unas horas antes, nos llegaba la noticia de que Muamar Gadafi había sido apresado por los rebeldes. Después del desconcierto inicial, la misma fuente que informaba de su arresto confirmaba la muerte del dictador. Luego llegarían las imágenes de un Gadafi suplicando clemencia a los rebeldes. El dictador sobrevivó al ataque inicial, pero fue ejecutado a sangre fría por los rebeldes. La reflexión de esta muerte ha de ser muy parecida a lal terrorista Osama Bin Laden, en ambos casos hubiéramos preferido un juicio, pero en ningún caso lamentamos la muerte. Sinceramente, la ausencia de un terrible terrorista y de un dictador siniestro no son malas noticias. Es más, podríamos hasta decir, sin equivocarnos, que el mundo es un poco mejor sin tipos como ellos.

Pero la reflexión debe ir más allá. Los nuevos dirigentes de Libia deben emprender sí o sí el camino de la reconciliación. Y esta senda no puede pasar por seguir tomando represalias contra los leales a Gadafi. La ejecución del dictador es la punta del iceberg, pero no conviene olvidar el informe que conocíamos hace poco en el que Amnistía Internacional denunciaba torturas y detenciones ilegales por parte de los rebeldes contra las personas que estuvieron del lado de Gadafi. Así no se puede avanzar hacia ningún lado. Es muy complicado. Supongo que lo último que te apetece tras haber estado décadas sometido por un dictador odioso y por su gentecilla es tender la mano a esas personas que estuvieron junto al sátrapa, pero la nueva Libia debe ser la Libia de todos. Si no, a una dictadura la sucederá algo parecido.

La guerra en Libia se ha vendido como la lucha de un pueblo por su libertad. Cuando digo que se nos ha vendido así ni estoy queriendo decir que fuera un engaño. Los rebeldes deben demostrar desde ya que era así y que lo que se persigue no es venganza, sino construir un nuevo país de libertad, paz e igualdad. Los opositores a Gadafi han cometido ya una serie de errores y generan ya una serie de dudas bastante serias. Se les apoyaba y se les apoya porque es lo que hay, pero estaría muy bien que empezaran a demostrar que los países de todo el mundo que les ofrecieron su ayuda pueden estar tranquilos, que se pusieron del lado del pueblo libio que buscaba libertad, no sed de venganza.

Claro que no es sencillo pilotar un proceso de transición. Hay muchas heridas abiertas y todos tendrán que hacer cesiones. Pero lo bueno de ello es que estos sacrificios se harán en busca del bien común, en busca de un objetivo noble que es vivir en un país democrático después de tantas décadas de dictadura. Los rebeldes libios deben dejar atrás la violencia y deben tender puentes entra las dos Libias. Si deciden no contar con los que estuvieron a favor de Gadafi, si piensan aislar a una parte de la población como Gadafi les aisló a ellos, estarán cometiendo un error grave. Los nuevos dirigentes de Libia deben tener altura de miras, deben saber que no sólo todos los libios, sino también todo el mundo, estará mirando hacia ellos y estarán pendientes de las decisiones que tomen.

Ya ha habido demasiadas muertes en Libia en los últimos meses. Las represalias, los ajustes de cuentas y los odios entre compatriotas deben pasar a formar parte del pasado. Sobre la muerte de Gadafi, los rebeldes van a entregar el cuerpo del dictador a su familia. La Historia juzgará a Gadafi, claro está, pero los que hemos conocido algo de él y hemos sabido de su derrocamiento podremos decir que era un personaje siniestro, un terrorista repugnante, un dictador odioso y alguien que se buscó el final que tuvo. Por supuesto que hubiera preferido verle enfrente de un juez, pero no seré tan hipócrita de afirmar que lamentó el final que ha tenido Gadafi. No se puede aplicar eso del ojo por ojo, diente por diente, ni se puede tomar uno la justicia por su mano. Fue un error acabar de este modo con la vida de Gadafi, pero es de Gadafi de quien estamos hablando. De ese mismo tipo que tiranizó a su pueblo durante tantos años. Libia comienza una nueva era y todo debe ser radicalmente opuesto a como era con este dictador extravagante y desequilibrado.

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