Canje de presos entre Israel y Hamas

Con la petición por parte de Abu Mazen de que Palestina entre a formar parte de la ONU como Estado miembro en el horizonte, ayer conocíamos un acuerdo entre Israel y Hamas por medio del cual el soldado israelí Guilad Shalit volverá a casa a cambio de 1.027 presos palestinos en poder de Israel. El soldado israelí que verá así el final de su cautiverio se había convertido en todo un símbolo para su país. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha cedido ante las peticiones del grupo islamista Hamas y pondrá en libertad a esos más de mil presos. Las tensiones en Israel no se han hecho esperar y ya se sabe que las asociaciones de víctimas de los ataques palestinos van a recurrir este canje al considerar que no se puede poner en libertad a los responsables de la muerte de más de 1.200 personas.

Los analistas interpretan este acuerdo de maneras diversas. Así, hay quien considera que este acuerdo no es un logro total para ninguna de las dos partes, pero que ambas podrán venderlo como tal. Israel logra así la vuelta a casa del soldado, pero también del símbolo en que se ha convertido Shalit. Mientras, Hamas, que veía peligrar su situación de poder ante los movimientos de Abu Mazen, también consigue un logro importante pues 450 de los presos liberados por Israel son una petición expresa del grupo islamista. Por contra, Hamas entrega al soldado israelí, mientras que Israel tiene que aceptar la liberación de personas que han matado a muchos de sus compatriotas. Desde Hamas se dice que es el mejor acuerdo posible, y desde Israel que no quedaba otra.

Estamos viviendo momentos importantes en el conflicto entre Israel y Palestina. Este canje es una nueva demostración de ello. En el horizonte está la decisión de la ONU sobre la entrada o no de Palestina como Estado miembro de pleno derecho tras la petición expresa y oficial de Abu Mazen. Muhcos son los que han soñado con una paz real y duradera en Oriente Medio, y hasta ahora todos se han despertado del suño bruscamente al toparse con la cruda realidad, pero no se puede dejar de buscar un futuro en el que ambas partes convivan en paz, un futuro en el que exista respeto máximo entre ellos, un futuro, en fin, en el que quede definitivamente en el pasado la pesadilla que dura ya demasiado tiempo de muertes y odio en ambos lados.

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