Guerra en Libia



Antes de entrar en la situación en Libia, tema central de la entrada de hoy, quiero hablar brevemente de Japón por dos razones. La primera es que ayer, un mes después del gran terremoto y del posterior tsunami del 11 de marzo, volvió a registrarse un fuerte seísmo. Además, el gobierno japonés ha elevado a siete el nivel de alerta por la situación en Fukushima, es decir, la crisis que se está sufriendo en Japón se pone al mismo nivel que la catástrofe de Chernobil. Ayer, con motivo del primer mes después de la tragedia, escribí todo lo que deseaba compartir sobre lo que está padeciendo Japón y su forma de afrontarlo. Lo cierto es que, tal y como dije ayer, el debate sobre la energía nuclear y la alarma en Fukushima han centrado gran parte de los titulares de los medios de comunicación. Para muchos esta situación en Japón da razones para cerrar las centrales nucleares, mientas otros dicen que es algo extraordinario y que no se puede legislar no regular a golpe de tragedias o de eventos especiales que puedan ocurrir como el terremoto de Japón, el mayor de los que están registrados en el país asiático. Los que defienden la energía nuclear también aseguran que ésta es necesaria para poder vivir tal y como vivimos. Otro día abordaré este asunto.

Hoy me centro en Libia. Y es que la guerra en este país sigue adelante y cada vez parece más claro que no se está haciendo todo tan bien como se esperaba. Hablo de la intervención de la OTAN. Lo más grave de todo lo que ha ocurrido es el bombardeo a rebeldes por parte de las fuerzas aliadas. Además de esto, también es un hecho que el avance de las operaciones no está siendo el deseado. Se aproxima una guerra larga que desde distintos frentes se está tratando de frenar. Hoy Francia ha dicho que lo que está haciendo la OTAN en Libia es "insuficiente", y la Alianza parece darle la razón al afirmar que no ve posible una salida militar al conficto. Todo esto debería haberse pensado antes de intervenir en el país, pero primero se actuó y luego se comenzó a pensar en las dificultades que iban surgiendo. El último intento de paz llegó de los países africanos que ofrecieron a Gadafi un plan para abrir las puertas a un proceso de transición en el que fueran los ciudadanos libios los que decidieran su futuro. Gadafi aceptó esta propuesta, eso es al menos lo que se ha contado. Quizás dio el sí porque en ella no se incluía la principal exigencia de los rebeldes: que el dictador y todos los suyos se vayan de inmediato del poder en Libia.

La Unión Africana también ofreció esta propuesta a los rebeldes. Su respuesta fue no. La marcha del dictador es condición indispensable para que se pueda llegar a un proceso de transición en el país y a un final de la guerra. Es lógico que sea esta la gran reinvindicación de los opositores a Gadafi. Han entrado en una guerra para lograr que el dictador se vaya y no van a parar hasta lograr sus objetivos. Hay que reconocer, de todos modos, los grandes esfuerzos por la paz de la Unión Africana. Así como dije en este blog que la oferta de Turquía como mediadora era un acierto, en este caso digo lo mismo: es de agradecer que haya países u organizaciones que intenten poner fin a una guerra. Ahora son los países africanos los que intentan lograr la paz en Libia. No lo han logrado por el momento pero todo intento por parar los combates debe ser bienvenido. Tan elogiable es el intento de estos países por frenar las muertes y la destrucción que provocan todas las guerras, como entendible es que los rebeldes no vayan a aceptar en ningún caso, y menos con el apoyo internacional con el que cuentan, un escenario de final de los combates que no incluyala marcha inmediata de Gadafi. Bueno es que el dictador haya cedido algo y estuviera dispuesto a abrir un proceso de transición, pero no es suficiente y debe cumplirse.

Sobre la opinión de Francia en relación a lo que está haciendo la OTAN, ha sido Alain Juppé, ministro de Exteriores francés, quien ha exprexado el descontento del gobienro galo con las misiones que está llevando a cabo la Alianza, con su forma de gestionar la operación. Dice el ministro francés que la OTAN debe destruir las armas pesadas con las que las tropas leales a Gadafi están atacando a Misrata. Además declaró que hay que redoblar esfuerzos en la ayuda humanitaria y que los países de la UE que no se unieron a las misiones en Libia deben centrarse en dar esta ayuda. En definitiva, Francia parece disconforme con cómo se están haciendo las cosas en Libia. Hay que recordar que este país fue el primero que lanzó ataques contra las tropas leales a Gadafi y que Sarkozy ha estado en cabeza en todo momento en la intervención contra el dictador. Francia ha querido jugar un papel protagonista en esta situación y ahora, una vez se ha cedido el control de las operaciones a la OTAN, no está del todo conforme con su forma de llevar a cabo las acciones en Libia. El ministro de Exteriores francés cree que no están cumpliendo todo lo que tienen que hacer en ese país. El riesgo que se desea evitar es que caminemos hacia una guerra larga en este país.

A todo esto, Rassmusen, secretario general de la OTAN, ha dicho que no ve posible una solución militar al conflicto de Libia y que la ONU tendrá que buscar una salida política a esta guerra. Es decir, el líder de la Alianza que está al frente de los ataques contra las tropas del dictador Gadafi declara que no es factible pensar que esta estrategia vaya a resolver el problema. Son declaraciones muy sinceras, y también muy sorprendentes. "Para este conflicto no hay solución militar", dijo Rassmusen. Continuó en la entrevista con una revista alemana afirmando que "necesitamos una solución política y es el pueblo libio el que tiene que encontrarla. Es la ONU quien tendrá que ponerse la frente de esta salida política al conflicto, según afirma el secretario general de la OTAN. En resumen, los países tardaron mucho en tomar una decisión sobre Libia y, ahora que la han tomado, un dirigente importante como es Rassmusen afirma que esta decisión no va a servir para solucionar el conflicto de Libia. Habrá que buscar una salida negociada a esta guerra. En ese sentido, la clave es saber si Gadafi y su gente está dispuesta a irse del poder y abondonar el país. Sólo de este modo aceptarían los rebeldes un final pactado del conflicto.

Acabo esta entrada de hoy con Costa de Marfil y con un breve comentario sobre la decisión de Francia de prohibir vestire el burka en su país a las mujeres. Sobre Costa de Marfil, ayer vimos una de esas imágenes que recogerán los libros de Historia. O al menos debería ser así, eso me parece. No todos los días se ve cómo se detiene a un presidente que se había atricherado en el poder y se había aferrado a su cargo provocando con su irresponsable y antidemocrática actitud una guerra civil en su país. Gbabgo fue arrestado y a buen seguro que tendrá que responder ante la justicia por lo que ha hecho. Esta detención, en la que han participado fuerzas francesas, está llamada a ser un punto de inflexión en la terrible situación que sufre Costa de Marfil con enfrentamientos y tiroteos por todas partes y cadáveres en la calle. Es de esperar que se busque ahora el consenso entre toda la población de este país. No es nada fácil la situación que se le presenta al nuevo presidente, con un país dividido en dos y con una situación muy cercana a la guerra civil. La denteción del anterior presidente ha sido recibido por autoridades de otros países como EE.UU como un aviso a "dictadores y tiranos en la región", en palabras de Hillaruy Clinton.

Sobre la polémica en Francia en relación al burka, hay que comenzar por decir que se trata de una sunto muy delicado en el que entra la libertad de religión de cada uno, la libertad de las mujeres, el machismo de algunas costumbres relgiosas, etc. Francia ha prohibido el burka en su país. Su alguien incumple esta norma será sancionado por ello. En Occidente somos mayoría los que tenemos claro que este tipo de prendas son un símbolo de la opresión de la mujer en ciertas culturas y religiones, pero no es menos cierto que tampoco es sencillo determinar en qué casos la mujer viste así de forma voluntaria. La medida del gobierno francés ha despertado mucha polémica y puede ser vista como un ataque a la religión musulmana. No es sencillo posicionarse en este debate. Lo que sí debe ser un principio fundalmental es el de respetar la igualdad entre hombres y mujeres y luchar contra la opresión de éstas. A margen de esto, se deben respetar la libertad de cada cual en algo tan privado e íntimo como las creencias y las religiones.

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