Nibali se lleva la Vuelta

Paladenado aún la gran experiencia vivida en al Bola del Mundo, ayer se puso punto y final a la 75 edición de la Vuelta Ciclista a España, una de las mejores de los últimos tiempos y que pretendo resumir en esta entrada. Nibali se llevo el triunfo final y se va a Italia con la victoria bajo el brazo y con la firme intención de disputarle a Contador y a Andy Schleck el Tour de Francia del año próximo. En el apartado español, los nuestros han estado de diez en esta edición de la Vuelta, pues han tenido una gran presencia en carrera y además se han llevado importantes triunfos de etapa. Y respecto a la organización, otra matrícula para ellos. Excelente la Vuelta de este año.
Todo comenzó en una ciudad preciosa y que se engalanó y de qué manera para recibir a los ciclistas. Sevilla salió a la calle para animar a los corredores en una etapa contrarreloj por equipos que se llevó el Columbia. Allí vimos la que sería una de las tónicas generales en esta Vuelta, el apoyo masivo del público en la inmensa mayoría de las ciudades y pueblos por las que ha transitado la ciudad sobre ruedas que es esta competición. Salvo escasas excepciones, la afluencia de público a las salidas y llegadas ha sido más que destacable. La gente ha estado de nuevo, nunca dejó de estarlo, del lado del ciclismo. De este deporte excepcional y distinto a todos los demás.
Este año la Vuelta estrenaba maillot de líder, la Roja será a partir de ahora la túnica sagrada de una de las tres grandes carreras del calendario en una astuta decisión ya que, por un lado, se identifica la Vuelta con un color que es el color del triunfo del deporte español; y por otro se diferencia del Tour. Ojalá que tenga éxito este nuevo maillot y que en unos cuantos años sea un clásico como la maglia rosa italiana. Todo se andará. El primer maillot de líder fue para Cavendish gracias a la victoria en la crono de su equipo. Después llegaría el turno de Gilbert, de Antón, de Nibali o de Joaquim Rodríguez.
La primera semana de carrera fue especialmente intensa e interesante para lo que estamos acostumbrados en carreras de tres semanas, sobre todo en el Tour donde es habitual que los primeros días de competición presenten un recorrido llano sin dificultades montañosas y con finales al esprint. En la Vuelta hemos visto otra historia y se agradece mucho que así haya sido. De este modo, las etapas que llegaban al Castillo de Gibralfaro en Málaga y el final en Valdepeñas de Jaén, tuvieron un gran interés para todos los amantes del ciclismo, y para los que sin serlo se puedan ver atraídos por finales como estos. En ellos dio sus primeros zarpazos Igor Antón, el corredor más fuerte de esta ronda española, y el que menos suerte ha tenido. No sabemos qué hubiera pasado si Antón no se hubiera caído en la segunda semana de carrera, pero muy probablemente hubieran sido dos los españoles que hasta el final le hubieran disputado la clasificación general a Nibali. Pero son cosas que pasan y Antón lo sabe bien porque le sucedió lo mismo hace dos años.
Hace un tiempo entrevisté a Igor Antón para el programa de radio que hacía por aquel entonces. Le pregunté que si estaba hablando con un futuro vencedor de la Vuelta Ciclista a España. Me contestó que era pronto para decirlo y que lo intentaría. Desde luego que me he acordado mucho de esa conversación a lo largo de la carrera. No hay duda de que sí estaba hablando con un potencial vencedor de la Vuelta. No ha sido este año por la falta de suerte que, hasta los más grandes como él, necesitan. En todo caso con sus dos victorias de etapa y con sus días de líder, Antón ha demostrado para quien aún no lo supiera que es un corredor de primer nivel, un magnifíco escalador y un ciclista de talla mundial. Quería que mi primera reflexión fuera para él porque se lo merece.
Y quien se lleva los laureles y la gloria es un corredor italiano de una clase enorme: Vincenzo Nibali. Ya le vimos hacer tercero en el Giro de este año, carrera que pudo ganar si no hubiera sido por un día malo que tuvo, y a lo que tampoco ayudó estar en el mismo equipo que el vencedor de la carrera, Basso. Nibali ha sido el más regular de esta Vuelta y es un dignísmo vencedor de la misma. Es un orgullo que corredores de su nivel vengan a la Vuelta. Aunque es probable que el año que viene no repita participación, ha honrado a la carrera española con su presencia en las carreteras de nuestro país.
Yo soy de los que piensa que Nibali si puede tener un Tour en las piernas, quizás no el del año que viene. Con Alberto Contador y Andy Schleck en liza siempre es extremadamente dificíl lograr vencer en la carrera francesa, pero es muy probable que Nibali esté en la pomada los próximos años y sea el tercero en discordia en un duelo ya de por sí memorable e histórico. Ya he dicho aquí que si a la historia pasan los deportistas muchas veces es también gracias a su rivalidad con otro grande. El duelo entre Contador y Schleck puede verse ampliado a un duelo a tres con este italiano de maneras exquisitas.
Ezequiel Mosquera ha sido el héroe de la afición española en la Vuelta. Él ha sido el que más cerca ha estado de poder dejar la victoria final de la carrera en casa. Se ha ganado el apoyo de la afición y lo ha hecho con una actitud siempre valiente, de ciclista atrevido que no duda en atacar siempre que las piernas le responden y la fuerza, como en la película, le acompaña. Mosquera ya había estado en puestos de honor en la clasificación general final de otras ediciones de la Vuelta Ciclista a España y ahora por primera vez ha subido al podio. Se merece ese apoyo de la afición, todos hemos sido de Mosquera en estos últimos días de competición. Un gran corredor que tuvo que buscarse las abichuelas fuera de España, en Portugal, y que gracias al equipo gallego ha podido disputar la grande española los últimos años. Muchas gracias Mosquera por todo, gracias también a Joaquim Rodríguez, a Carlos Barredo y a todos los españoles que han brillado en esta Vuelta. Hoy, como dice la canción,como casi siempre, cuando algo se muere, nace la nostalgia buscando un corazón. Echaremos de menos la Vuelta hoy a las cuatro de la tarde. Nos queda el Mundial dentro de 14 días en Australia para poder vibrar con el ciclismo tras una de las mejores Vueltas de los últimos tiempos.

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