El día de San Isidro, por Alberto

Fiesta grande para nuestra ciudad. Y eso que a algunos nos ha tocado ir a la uni como un día cualquiera por aquello de estudiar en Getafe. Pero la fiesta del patrón de Madrid se percibe en cada calle de la capital. Por supuesto que la Pradera de San Isidro o Las Vistillas son escenarios primordiales y visitas obligadas. Pero hoy, al menos hoy, Madrid, la avanzada ciudad, el cosmopolita nucleo urbano, la tan modernísima urbe, vuelve la vista atrás y recupera las tradiciones de siempre.
Y aunque quizás hoy en día no está del todo bien visto esto de las tradiciones, yo me alegro de que Madrid se llene al menos un día al año de chulapas y chulapos. Me gusta que los ciudadanos de esta bella ciudad comamos las rosquillas del santo, las tontas y las listas (incluso me gusta comerlas directamente, dicho sea de paso). No es que las tradiciones no estén de moda; es que nunca pueden estar de moda porque los términos "moda" y "tradición" parten de bases distintas. Lo bueno de Madrid es que no deja nunca de ser la vanguardia y el referente de siempre, pero también que se niega a olvidarse de su gran tradición. Entre otras cosas porque parte de lo que Madrid es hoy, se debe a lo que fue ayer.
Son las fiestas más castizas. A mi como madrileño no me sienta mal el estereotipo que tenemos los nacidos en esta gran ciudad. Se dice que somos algo chulos y arrogantes. Y no me sienta mal porque no es más que una fama, Hay, es verdad, gente muy castiza y, y bastantes chulapos y chulapas. Y en días como el de hoy es verdad que sale aún más si cabe ese tinte castizo y algo chulo en esas personas. Pero los madrileños y las madrileñas nunca hemos vivido cautivos de nuestro pasado o nuestra tradición. Eso también hace grande a Madrid.
Y en la base de Madrid como la moderna ciudad que es hoy, está la integración de todo el mundo. Vengas de donde vengas, en Madrid serás siempre bien recibido. Es mi opinión, claro. Pero como persona que ha vivido todos los años de su vida en Madrid, puedo decir que es una ciudad abierta a todos, acogedora, y que nunca pregunta a nadie su carné de identidad para nada. Ojo, no creo que Madrid sea mejor o peor que oras ciudades.
Yo nunca he creído que haya territorios mejores o peores que otros. Por eso siempre he recelado de los discursos que, en tantos y tantos sitios, ahondan en las diferencias de unos territorios con respecto a otros, siempre con el fin de demostrar lo buenísimo que es el nuestro. No me vale ese discurso. Ni para una ciudad, ni para una provincia, ni para una autonomía, ni para un país. Cuando los ciudadados de un territorio son grandes, lo son por sí solos y son ellos los que hacen que ese territorio lo sea. Por eso, todas las tierras de España tienen algo especial y magnífico. Porque lo que enriquece a Madrid, al País Vasco, a Cataluña, a Galicia, a Andalucía, a Castilla La Mancha, y a todas las demás, son sus ciudadanos. Ni más ni menos. Ni mitos del pasado, ni asuntos históricos ni nada de nada. Son los madrileños (de nacimiento y de acogida), los que hacen grande a Madrid. Como son, por ejemplo, los catalanes (de nacimiento y de acogida) los que hacen grande a Cataluña.
Y hoy, 15 de mayo, Día de San Isidro, son esos madrileños los que en mayor o menor medida celebran la festividad del patrón. Los que han nacido en Madrid y presumen de gatos o gatas, los que vinieron de otros puntos de España, los que vienen de otros puntos del mundo. Madrid no es otra cosa que los madrileños. Por tanto, felicidades a todos los Isidro de toda España, y felicidades a los habitantes de esta ciudad. Ya se sabe, de Madrid...

Comentarios