Crisis en el PP

Calle Génova 13 (Madrid). Noche del 9 de marzo de 2008. Mariano Rajoy sale al balcón de la sede nacional del PP tras conocerse los resultados de las elecciones generales, y confirmarse (aunque aún bailaría algún escaño) que el PSOE había ganado las elecciones. Desde que el líder del PP, número 1 de esta formación al Congreso por Madrid y candidato a la presidencia del gobierno, sale al balcón, comienzan las especulaciones. Se analiza también quién está y quién no está a su lado. Cuando habla, sus palabras son interpretadas al tiempo que son pronunciadas. Las especuliaciones, rumores, noticias, informaciones se desatan desde esa noche.

Lo que sigue a esta noche es la gestión de la segunda derrota electoral del PP en las generales (2004, 2008). Decir a estas alturas que algo pasa en el PP es una obviedad. Decir que eso que pasa es -o puede ser- muy importante, también. No pocos analistas han dado interpretaciones sobre la situación en el PP. ¿Guerra de poder? ¿Debate ideológico? ¿La típica crisis en un partido cuando pierde unas elecciones? ¿Giro al centro?

No es poco común la interpretación de que el principal partido de la oposición es hoy una especie de puzzle. A partir de ahí, da la impresión de que se ponen y quitan piezas. Los periodistas de los grandes medios estarán bien informados. Y los líderes del PP están dentro del partido (como es lógico), por lo que también ellos podrán saber lo que pasa. En este punto debo confesar que me pierdo.

Probar a hacer un análisis profundo (así deben ser los análisis) de la situación en el PP, es muy complicado. Decir lo que cada uno cree que esta pasando es fácil. Acertar es otra cosa. Si atendemos a lo que se ha dicho solo esta semana, uno por momentos parece saberlo todo, y no saberlo nada. Esta es una situación muy gallega. Bastantes personas en el PP adoptan esa interesante capacidad de decir mucho sin decir nada, y por supuesto también de decirlo todo al no decir nada. Los silencios dicen mucho, las palabras-cada vez más claras-también. O no. Un observador entenderá que estas palabras o aquellas se refieren a esto o a lo otro. La sopa de nombres ocupa a los grandes medios.

Para alguien que no conoce lo que pasa en el partido como es el caso de quien esto escribe, comenzar a sacar nombres sería, ya digo, fácil. Pero la precisión real de mi análisis sería nula. Y si no fuera nula sería obra del azar. Sería mi opinión, y no es poco que cada cual tenga la suya. Pero, aunque dicen que es mejor interpretar las situaciones desde fuera, me da en la nariz que a los que vemos la crisis desde fuera nos faltan importantes elementos de análisis. Al menos creo que nos falta conocer más claramente la postura de todo el mundo. ¿Alguna vez hemos conocido la postura de todo el mundo dentro un partido? Ciertamente no lo sé.

Por último, considero que no es justo juzgar en términos de política partidista lo que es otra cosa distinta y más importante. Quienes luchan por la Libertad y la Democracia en el País Vasco desde los partidos políticos democráticos merece todo mi respeto. Lo único que haré será mostrar mi admiración habitual, pero no menos cierta, por quienes han sufrido y sufren tanto por culpa de la banda terrorista ETA. Y si dentro o fuera de un partido se considera oportuno criticar a personas que han pasado por situaciones límite por culpa de los asesinos, pueden hacerlo. Yo solo digo que no deberían entrar en política partidista situaciones que son de Política. A los hombres y mujeres que sufren en el País Vasco y defienden (y han defendido) la Democracia, yo al menos no les meteré en cálculos partidistas. Lo que ellos se juegan es la vida, su vida y nuestra vida. Sus derechos y nuestros derechos. Desde mi punto de vista no conviene a nadie mezclar asuntos. Quizás cada partido político sea un puzzle. Pero hay piezas que no pueden ser un comodín.
Alberto Roa Arbeteta.

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