Misión en París, el octavo libro de la serie del capitán Alatriste, el personaje creado por Arturo Pérez-Reverte llega catorce años después de El puente de los asesinos, la anterior entrega. Y lo primero que destaca de esta obra es, precisamente, que transcurrido este tiempo, bastan unas pocas páginas para que el lector sienta que no ha pasado el tiempo y vuelva a sumergirse en las aventuras de este soldado español mal pagado y con pocos principios, pero con su ética inquebrantable, a su manera.
Para quienes disfrutamos mucho de las siete entregas anteriores de la saga, es un auténtico regalo volver a acompañar a Diego Alatriste y a su inseparable Iñigo Balboa en una nueva aventura. El tono del libro, la construcción del personaje protagonista, siempre tan parco en palabras, el gran manejo del idioma con vocabulario y expresiones de la época, el portentoso sentido del ritmo, las reflexiones sobre España, su historia y sus miserias y grandezas… Todo lo que nos enamoró en los anteriores libros de la serie de aventuras de Alatriste está en plena forma en Misión en París.
Pérez-Reverte nunca ha escondido que los mosqueteros de Dumas son una referencia clara de su personaje y de esta serie de aventuras, los libros más exitosos de un ya de por sí muy exitoso novelista, uno de los que más vende en España. En este octavo volumen, el autor se da el gusto de incluir a los personajes de Dumas, en especial a Athos, pero también a los otros, incluido un joven Artagnan, que aparecen en varios pasajes de la obra. Son cameos, pero tienen cierto peso en la trama. Y cada vez que aparecen, claro, el lector amante de las novelas de aventuras da palmas con las orejas.
Al igual que en los libros anteriores, Iñigo Balboa, hijo de un compañero soldado de Alatriste fallecido en batalla, es narrador de la historia. Esta vez, el capitán acude a París junto a Quevedo, Copons y un nuevo compañero de aventuras para una nueva misión, que ni los personajes ni el lector descubrirá hasta muy avanzada la novela, lo cual tampoco importa demasiado, porque el autor se recrea con las descripciones de París, con maestría a la hora de dosificar la información y con diálogos escuetos, duelos y todo lo que se espera de las aventuras de Alatriste.
Es interesante cómo los personajes quedan asombrados ante la grandeza y la belleza de París, ya entonces. Concluyen, entre otras cosas, que París es más ciudad que Madrid, pero que tiene peores tabernas. También se destaca que las mujeres cuentan allí con más libertad que en España. “Es singular en extremo ver cómo aquí los hombres tratan a sus esposas como si fueran sus amantes, mientras que en España lo hacen como si fuesen sus sirvientes”, leemos.
A estas alturas, octavo libro ya de la serie, es evidente que a quien no le convenza el personaje, el tono o el tipo de historias, no encontrará nada que le llame la atención en Misión en París, pero el libro cumple con creces las expectativas de este lector que disfrutó como un niño (literalmente al principio de la saga) con los siete libros anteriores. El autor ya ha dicho que hay dos libros más pendientes antes de cerrar las aventuras del capitán Alatriste, con el que Pérez-Reverte se divierte y nos divierte. Sobre todo, quienes pensamos que la ficción y las aventuras maridan bien con la Historia, ésa a la que conviene acercarse como hace el autor en estos libros, sin discursos ciegos que alaben viejas glorias que rara vez son tales y también sin juzgar el pasado con la mirada de nuestros días. Como es habitual en esta serie de entregas sobre las andanzas del capitán Alatriste, el libro conjuga las virtudes clásicas de las novelas de aventuras con una cierta vocación didáctica sobre el pasado, en este caso, acercándose al asedio de la Rochela, en mitad de la guerra entre las fuerzas de Luis XIII de Francia y los hugonotes, los protestantes de aquel país.
Misión en París, en definitiva, ofrece al lector exactamente lo que espera de ella. Es un regalo para los aficionados de esta saga y, por qué no, quizá también un punto de entrada para quienes, por edad, no conocieran al personaje más célebre creado por Pérez-Reverte. El autor, en fin, muestra el oficio acostumbrado y regala una muy entretenida y esperada nueva aventura del capitán Diego Alatriste. Ojalá pronto lleguen más.

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