Juanjo Bona y la verdad

 

Chavela Vargas dijo una vez que “la vida se impone, si eres verdad, te impones". Se refería la dama del poncho rojo a la verdad en la vida y encima de un escenario, a la verdad artística de quien no busca aparentar ser quien no es, de quien abraza sus raíces y no se esconde tras artificios ni busca seguir modas. Cuando Chavela Vargas murió, Juanjo Bona tenía nueve añitos, pero anoche en el concierto del joven cantante de Magallón en el Teatro Rialto de Madrid me acordé de aquella frase, todo un leitmotiv para la mujer que cantó con su voz desgarrada y su estilo único canciones tradicionales mexicanas que hasta entonces sólo habían cantado hombres. Porque si algo puede decirse del primer disco de Juanjo Bona es que está lleno de verdad. 

Juanjo Bona se dio a conocer al participar en Operación Triunfo en 2023, donde deslumbró por su exquisita precisión vocal en cada tema, fuera cual fuera el género. El programa, que tanto llevamos siguiendo más de dos décadas, es una gran plataforma para que jóvenes artistas se presenten ante el gran público, pero lo duro llega después, cuando al salir de la academia y dejar de aparecer en la televisión toca emprender una carrera musical. Cuando baja la fama inmediata de uno de los formatos televisivos más populares y toca decidir qué camino tomar. Todo ello, con apenas veinte años y en medio de una vorágine que cambia sus vidas.  

Hay que tener mucha personalidad y las cosas muy claras para dedicar en gran medida al folclore, con constantes guiños a su amada jota aragonesa, un primer disco. Es lo que ha hecho Juanjo Bona con Recardelino, quizá uno de los discos de cantantes procedentes de OT más originales, auténticos y, sí, llenos de verdad de los que recuerde. Uno de los que más me ha gustado, sin duda. Él mismo ha contado en entrevistas que no tenía claro al principio qué rumbo tomar. Aunque había cantado jotas desde niño, en un primer momento pensó en darle un enfoque más comercial a su carrera, pero terminó, por seguir con la frase de Chavela Vargas, abrazando su verdad. Y así se ha impuesto con un disco de debut maravilloso. Una gran amiga y yo intentamos comprar entradas para la primera parte de su gira, pero no pudimos, y en esta segunda no se nos han escapado. Fue una noche fantástica. 

Anoche interpretó todos los temas de su nuevo disco y también su último single, Así soy ahora, que no incluyó en él, en el que también se refiere a su Magallón natal. Empezó la noche con La Magallonera, una jota que interpretó con su excelencia habitual. Cantó seguidas las dos canciones de amor del disco, las preciosas La plaza y el río (“Tú, que siempre estás para parar el ruido/ Yo te rondaré desde la plaza al río/ Tú, que eres mi hogar si estoy lejos de casa/ Voy a pregonar lo mucho que me encantas”) y Nuestra forma de hablar. 

En la preciosa Virgen de Magallón cuenta una leyenda de su pueblo, mientras que en Últimamente reflexiona sobre cómo se siente tras su salida de OT (“últimamente, no me emociono como un chico cuando me pasan cosas fuertes. Y, últimamente tengo la extraña sensación de tener los pies en el aire”). Uno de los grandes momentos de la noche llega cuando, tras interpretar Moncayo, justo después de su último verso, que dice “en el Moncayo hay una flor”, muchas personas del público lanzaron flores y ramos al escenario. Al parecer, sucede en todos los conciertos, y es un momento precioso de comunión entre el artista y el público, que conoce cada frase, cada palabra, cada sílaba y cada entonación de todas las canciones. 

Además de los temas de su disco, Juanjo Bona también versionó con pasión y personalidad Amante bandido, ese temazo de Miguel Bosé por el que no pasan los años (por la canción, digo); Toda la noche en la calle, de Amaral, palabras mayores, y Esa será mi casa, de Nino Bravo, que dedicó a Madrid. Repitió en varias ocasiones que siente esta ciudad como su casa e incluso cambió el final de un par de canciones para mencionar a Madrid. 

Concluyó la noche con Mis tías, quizá la mejor canción de su primer disco, que dedica a las trabajadoras de la residencia de estudiantes en la que vivió cuando empezó a estudiar su carrera en Madrid. Un ejemplo perfecto de su originalidad y de cómo compagina los ritmos de la jota con historias y armonías más actuales. Una canción preciosa. 

Entre los temas que versionó también estuvo La nave del olvido, que interpretó en su paso por OT, en la gala 7, que es precisamente el número de gala que se celebraba ayer en la nueva edición del programa. Por aquel entonces, en OT 2023, justo en esa gala, Juanjo salvó a Martin Urrutia de la nominación con su voto doble como favorito, una información que increíblemente recordaba una buena parte del público. Dos años después, una de las canciones que más animó anoche el Teatro Rialto de Madrid fue El destello, ese tema compuesto por ambos en el que Juanjo y Martin relatan de forma metafórica el comienzo de su historia de amor, y que ayer Juanjo interpretó en solitario. 

Sí, como bien dijo Amaia, los fans de OT estamos muy locos, pero es precioso comprobar que, más allá de esa locura y de la fama siempre efímera de cualquier programa de televisión, más allá de la gira de conciertos de todos los concursantes tras el boom, hay artistas que emprenden carreras musicales con personalidad y mucha verdad, de esa con la que te impones, como explicó a la perfección Chavela Vargas. Juanjo Bona es uno de ellos y somos muchos los que seguiremos de cerca sus siguientes pasos. 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Increíble reseña !!
Anónimo ha dicho que…
Buena reseña