Hay quien cree que toda primera novela es autobiográfica y luego están los que piensan que todas las novelas, a secas, son autobiográficas. Tiendo a ser de los segundos, porque el simple hecho de decidir contar una historia y no otra ya tiene un claro componente autobiográfico, se reconozca o no, sea más o menos explícito. En la obra de cualquier autor, aunque sea de fantasía o ciencia ficción, se trasluce su forma de ver el mundo. Pienso también que, en realidad, no importa demasiado cuánto de autobiográfico tiene un libro, cuánto de real, porque la ficción, esa mentira que cuenta la verdad, no es menos auténtica que eso que llamamos realidad.
He pensado en ello leyendo Rue de la Gaîte, editado por Fayard, el estupendo debut como novelista de Axel Auriant. Este joven actor francés, popular en aquel país por su papel de Lucas en Skam France y que acaba de entrar en la prestigiosa compañía teatral Comedie Française, tiene no pocas semejanzas con Baptiste, el protagonista de la novela. Él también es un actor joven que se formó en el Cours Florent, también siente que el teatro es el lugar donde se puede sentir más libre y auténtico. El interés del libro, en todo caso, trasciende por completo a esos parecidos entre el narrador del libro y su autor. Él ha contado en entrevistas que el libro tiene inspiración autobiográfica, pero no ha querido entrar en más detalles. Y el libro, con su ternura, buen ritmo narrativo y tono fresco y ágil, se defiende por sí solo. Es de lo que se trata.
Si no sonara un poco demasiado cursi, diríamos que el libro es un canto de amor al teatro. Baptiste lo venera, en parte, gracias a la pasión que su abuelo sentía por este arte. En el libro, Baptiste empieza a trabajar como acomodador en el Teatro Montparnasse, que está en la calle parisina que da nombre a la novela, y allí conoce a Marcel André, ídolo de su abuelo, tótem del teatro francés, multiganador de los premios Molières que reconocen a los mejores profesionales teatrales en Francia, y al que, por cierto, fue nominado el propio Axel Aurant por su papel en Numéro deux, adaptación teatral de la novela homónima de David Foenkinos.
Baptiste quiere ser actor y trabaja duro para ello. Esa pasión es el auténtico hilo conductor de la novela, pero el protagonista tiene también otros asuntos de los que preocuparse. Acude a terapia, le marcó el abandono y la falta de cariño de su madre, a la que llama a lo largo del libro “ella” y, además, se enamora perdidamente de Marvin, un compañero de su clase de teatro. Esa relación, las dos y venidas, las angustias adolescentes, están muy bien descritas, con gracia y frescura, con mucha sensibilidad.
El humor, sin hacer ostentación alguna de ella, sin cultivarlo en exceso ni subrayarlo nunca, está también muy presente a lo largo de la novela. Sobre todo, la forma irónica en la que el narrador cuenta sus propias contradicciones, sus apuros y su permanente estado de nervios, que le hacen conocerse de memoria las papeleras de las calles por las que transita y en las que suele vomitar cuando le asalta el estrés.
Rue de la Gaîte es un libro escrito por un joven actor apasionado del teatro y se nota. No hay impostura ni pedantería. Es, más allá de lo autobiográfico que sea o deje de ser la historia contada, un relato lleno de verdad y autenticidad. Una novela preciosa sobre las pasiones y también sobre la importancia de contar con referentes y maestros de los que aprender, en el teatro y en la vida, en lo profesional y en lo personal. Un libro encantador.

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