Carmen Martín Gaite y el collage, un diario en libertad

 

En literatura, como en cualquier otro ámbito de la vida, la posteridad es siempre un misterio. Como dice la famosa frase, nadie sabe el pasado que le espera. Hay autores que gozan de un enorme reconocimiento en su tiempo, pero que son olvidados al poco de su muerte, y otros que perduran en la memoria colectiva e incluso atraen a nuevos lectores y están más vivos que nunca en sus escritos tiempo después de su adiós. Carmen Martín Gaite fue una escritora admirada, sobre todo, al final de su vida, que contaba con una legión de lectores, como acredita su enorme poder de convocatoria en cada edición de la Feria del Libro a la que acudía. Este 2025 se conmemora el centenario del nacimiento de la autora salmantina en mitad de un más que merecido y justo reconocimiento generalizado

Hubo quien no se la tomó demasiado en serio en vida, también quien receló de su erudición por esa singularidad suya de no darse importancia, o quien se empeñó incluso en hacerla de menos cayendo en actitudes machistas. Hoy esas voces han caído en el ridículo más absoluto y sobresale una obra portentosa de una autora genial, entregada al ensayo y la novela, pero abierta a otras representaciones culturales como el collage, que cultivó en su decisiva estancia en Nueva York, ciudad que la cautivó y que fue muy importante en su vida. Ahora su ciudad natal, Salamanca, acoge una maravillosa exposición de collages en la que se explica la vida de la autora en la ciudad neoyorquina y que también muestra su enorme creatividad y su admirable capacidad de combinar la cultura popular con la más elevada. Porque, sí, ahora que se sigue debatiendo de forma más o menos recurrente sobre las fronteras entre alta y baja literatura, entre cultura elitista y popular, conviene también recordar a Martín Gaite como referente puro de libertad. 

Precisamente la exposición que se puede disfrutar hasta finales de noviembre en el patio del palacio de la Salina de Salamanca se llama Carmen Martín Gaite y el collage: un diario en libertad. Y, desde luego, está bien elegido ese título, porque si algo disfrutó y persiguió toda su vida la autora salmantina fue la libertad, la que ofrece en su obra, en esas novelas que tan bien captan el hablar y el sentir de su época, que con tanta exquisitez y naturalidad a la vez tratan el idioma, y también la que caracteriza esta serie de collages elaborados en Nueva York



La ciudad deslumbró a Martín Gaite. Dijo de ella que era la ciudad más fascinante del mundo, y escribió que Nueva York “es una ciudad que no se puede captar ni transferir sólo con la pluma, se necesitan imágenes”. Y lo más interesante de esta frase es el “sólo”. Porque, en efecto, estos originales y atractivos collages están formados por recortes de fotos, anuncios o artículos de prensa, pero siempre, siempre, siempre, la autora salmantina añade palabras con sus pensamientos, sus sus experiencias, sus miradas, sus sentires. En estos collages, tanto en sus combinaciones de imágenes como en sus comentarios, encontramos a una Carmen Martín Gaite irónica, divertida y autorreferencial, con alusiones a su hija (“la Torci”) y a algunas de sus obras, como su proyecto de El cuento de nunca acabar



Aunque en estos trabajos hay alguna mínima referencia a la actualidad (se ve que no le inspiraba demasiada confianza Ronald Reagan, le impactó el asesinato de John Lennon), sobre todo la autora se entrega a la vida cultural neoyorquina, a las fiestas, sesione de cine y teatro, visitas a museos o trabajos propios. Admira al pintor Hopper, al que menciona con frecuencia. También reflexiona sobre Virginia Woolf y su reivindicación de una habitación propia. Se reprocha a sí misma con ironía que esté postergando algunos de sus planes, también recoge sus conferencias y actividades en Estados Unidos, donde impartió clases.  



La exposición, en fin, chiquita pero encantadora, muy recomendable, está comisariada por José Teruel, gran experto y conocer de la vida y la obra de Carmen Martín Gaite, autor de una extraordinaria biografía de la genial escritora salmantina que escribió obras como El cuarto de atrás, Entre visillos o Caperucita en Manhattan, obra que transcurre en Nueva York y que fue clave en su vida por muchas razones, entre otras, porque fue la primera que escribió después de la trágica muerte de su hija. 


Estremece especialmente uno de los collages en los que se ve una foto de Carmen Martín Gaite con su hija frente a la Estatua de la Libertad en la que podemos leer: la libertad siempre da algo de miedo cuando se ve de cerca, ¿no lo sabías?”. Sabia como siempre. Escribió la autora salmantina que no bastaba la pluma para contar Nueva York, pero lo cierto es que siempre acompañó con sus geniales palabras al más vistoso y expresivo de sus collages. Qué gratificante es ver que su ciudad rinde homenaje y recuerda a Martín Gaite un siglo después de su nacimiento como lo que es, una de las más brillantes y admirables personalidades salmantinas de todos los tiempos. 


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