Feria del Libro Viejo y Antiguo

 

Hay algo poético en el hecho de que la Feria del Libro de Madrid, la de las grandes novedades y las populares firmas de autores, se celebre en primavera, mientras que la Feria del Libro Viejo y Antiguo, la de los ejemplares que buscan una segunda vida y ofrecen sorpresas y joyas inesperadas, ocurra en otoño. Porque aquella feria, como la primavera, es una explosión de belleza y de libros recién salidos a la venta, igual que florece la naturaleza en esa época del año, mientras que éste otro encuentro libresco acontece cuando empiezan a caer las hojas y el paisaje otoñal acompaña a la perfección esos libros antiguos que encontramos en las casetas del Paseo de Recoletos, al otro lado de la Biblioteca Nacional. 

La 35 Feria de Otoño del Libro Viejo y Antiguo de Madrid reúne hasta el 12 de octubre a 34 librerías de viejo de toda España. Organizada por LIBRIS, la Asociación de Libreros de Viejo y el Ayuntamiento de Madrid, la Feria es un invitación a la sorpresa y al paseo calmado por las casetas. Una especie de oasis en medio de una de las más concurridas calles de Madrid. Si la Feria del Libro, la de primavera, se celebra en el Retiro, oasis natural de por sí, en este caso los libros se abren paso, detienen el tiempo y acallan el ruido de la ciudad en el Paseo de Recoletos. No faltan los coches arriba y abajo ni el trajín constante de personas, pero durante los días que dura la Feria, todo alrededor es más amable, más alegre, más bello. 

Siempre que acudo a la Feria me encanta contemplar fascinado la enorme diversidad de los ejemplares que ofrecen las distintas librerías. Si ya de por sí cualquier concentración de libros es, por definición, un canto a la diversidad, porque la literatura alberga todo tipo de estilos y temas, porque dentro de un libro entra todo, en el caso de la Feria del Libro Viejo y Antiguo la variedad es aún más impresionante. Para empezar, porque en sus casetas se pueden encontrar libros de hace unos pocos años con ejemplares muy valorados y de gran antigüedad, incluidas algunas primeras ediciones. Es decir, hay desde novelas o ensayos relativamente recientes de las que alguien se deshizo hasta joyas asombrosas de coleccionistas. 

Aunque ya tengo bastante problema de espacio en casa con mi afición por los libros y lo quiero generarme nuevas necesidades, cada vez me atrae más también los otros objetos que pueden encontrarse en la Feria. Desde carteles o ilustraciones antiguas hasta ejemplares de periódicos o revistas, pasando por postales u objetos de toda clase. También eso se encuentra en la Feria una variedad asombrosa que permite comprobar cuánto ha cambiado la sociedad en relativo poco tiempo y, según la edad del visitante, también alimentar cierta nostalgia. En mi caso, por ejemplo, raro es el año que no me quedo un buen rato contemplando embobado los cómics de Tintín. 

En lo que respecta a los libros, de nuevo, aquello es un festín. Tengo una especial querencia por rebuscar en las casetas libros raros, en el sentido más amplio de la palabra. Obras, por ejemplo, sobre tradiciones y costumbres de épocas pretéritas. O libros semiclandestinos de autores conocidos. También libros en francés, que siempre cae alguno, porque la cabra siempre tira al monte, como dice el refrán. 

Entre los visitantes de la Feria hay también de todo, desde paseantes que deciden, con buen criterio, que el mejor plan que les ofrece Madrid en este momento es hojear libros antiguos, hasta turistas a los que les llaman la atención las casetas, pasando por quienes saben exactamente lo que buscan y preguntan por un ejemplar en concreto. Buscadores de tesoros entre ediciones antiguas y gente que busca un regalo original. Amantes de la lectura y paseantes ocasionales. Esa misma diversidad que se encuentra en los puestos de libros se halla también entre el público que recorre la siempre atractiva Feria del Libro Viejo y Antiguo, que desafía con una invitación a la búsqueda pausada y a dejarse sorprender entre ejemplares de otro tiempo en miedo del ruido, la agitación y la obsesión por la novedad de nuestra sociedad

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