El final de "Cuéntame"

 

Reconozco que dejé de ver de Cuéntame hace algunos años, no recuerdo exactamente cuándo ni por qué. Supongo que, como en la canción de Manuel Alejandro que ahora ha reverdecido Rosalía, simplemente se nos rompió el amor de tanto usarlo. Disfruté mucho de la serie durante años y tengo un recuerdo nítido del impacto que me causaron algunas de sus tramas como el cáncer de Mercedes, la caída en la drogadicción de Inés o su exilio en Argentina. Desde que dejé de ver la serie he estado tentado de volver a ella en varias ocasiones, sobre todo cuando decidieron dar un salto temporal para contar la pandemia. Finalmente he regresado para ver su temporada final, con la que la serie de TVE ha tenido más de dos décadas después de su estreno una despedida a la altura de lo que mue merecía una producción que es ya historia de la televisión en España


Me ha gustado mucho esta temporada final, sí. Cuéntame siempre tuvo la vocación de contar la historia de España a través de la historia de una familia. Esto, que a menudo ha sido caricaturizado, porque siempre había un Alcántara en cada episodio histórico narrado en la serie (el atentado contra Carrero Blanco, el golpe de Estado del 23F, los Juegos Olímpicos de Barcelona...), ha sido hasta el final siempre su gran acierto. Los Alcántara representaban a España, sí. Ese padre conservador marcado por las penurias de la infancia, que va cambiando con el paso del tiempo. La mujer fuerte que va ganando espacios de independencia. La abuela sabia. La hija rebelde. En Cuéntame ha habido risas, llantos, alegrías, tristezas, bodas, entierros, momentos felices y otros tristes, crisis matrimoniales y grandes pasiones, amistades y traiciones. Ha sido un proyecto mayúsculo, descomunal, que ha recorrido a lo largo de dos décadas en pantalla la historia de nuestro país desde 1968, donde empezó la trama, justo con la victoria de Massiel en Eurovisión, hasta 2001, dos días después de los atentados del 11-S, justo el día que se estrenó la serie

Esta temporada final se divide en siete capítulos, uno por cada personaje central de la serie: la madre Mercedes (Ana Duato), el padre Antonio (Imanol Arias), la abuela Herminia (María Galiana), y los hijos María (Carmen Climent), Toni (Pablo Rivero), Inés (Irene Visedo) y Carlos (Ricardo Gómez). Cada capítulo se centra en un personaje y un año concreto, lo cual le da un aire a Boyhood, que siempre tuvo esta serie, claro. 

En una serie que siempre buscó ser representativa de una familia española común encaja a la perfección el hilo argumental de esta temporada final: disputas y rencillas familiares por la herencia. No sólo es una cuestión de dinero, sino de las heridas que cada cual en la familia va arrastrando, los pequeños reproches, lo que marca el rol que cada uno juega en la familia. Funcionan tan bien las historias familiares por algo obvio, todos tenemos una familia. Es muy difícil que alguien no se sienta identificado con algún Alcántara o alguna de las situaciones retratadas en la serie. 

En esta temporada final me ha encantado cómo se muestra el papel de la prensa, a través del personaje de Toni. También el tratamiento de cuestiones políticas de aquel tiempo, como la salida de Felipe González del gobierno y la llegada de José María Aznar. Quizá el capítulo más emocionante sea el que se cenra en 1997 y narra el secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco, aunque no me gusta la decisión de poner una cuenta atrás en pantalla señalado el macabro ultimatum de la banda asesina. 

El capítulo final es maravilloso, el broche perfecto a la serie. Transcurre en Sagrillas (todas las tramas allí tocan especialmente a quienes tenemos la suerte de tener un pueblo de la familia al que volver) y se centra en el legado que deja la abuela, Herminia, a su nieto Carlos. Le habla del ansia de la juventud, de la importancia de reírse, de celebrar la vida, de apoyar a la gente que queremos y entenderla tal cual es. Esta última temporada de Cuéntame tira de muchos platos fuertes (Nocheviejas, bodas, entierros...) y logra darle un cierre espléndido a la serie. Me alegro de que así sea, porque se suele decir que en España enterramos bien pero no siempre nuestras mejores series han tenido desenlaces a la altura de lo que nos han ofrecido. Cuéntame, sin duda, sí lo ha tenido. Ahora ya, como todo lo que ha contado esta serie, es historia de nuestra televisión y de nuestro país. 

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