Concha Velasco


Iba a empezar este artículo diciendo que Concha Velasco era nuestra Meryl Streep o nuestra Catherine Deneuve, una actriz eterna que siempre estuvo ahí y con multitud de papeles inolvidables a sus espaldas, sinónimo de oficio y maestría interpretativa, pero no. Concha Velasco era nuestra Concha Velasco. No admitía comparación posible. Por su carisma arrollador, por el inmenso cariño que despertó en el público, por las muchas décadas que siguió en primera línea, por haber trabajado con excelencia casi hasta el final. Porque Concha Velasco llevaba a otra dimensión eso que siempre se pide a los artistas, que tengan un estilo propio. Ella quiso ser artista y lo fue toda la vida. Una artista única y muy querida, una artista irrepetible. 

Ayer falleció a los 84 años y recibió una marea de cariño entre compañeros de profesión, políticos, periodistas y espectadores. Ha sido la suya una carrera tan larga y tan notable que hay muchas Concha Velasco, cada cual tiene la suya. Hay muchos que siempre la recordarán por canciones como su Chica Yeyé, que nunca falla en los karaokes, o Mamá, quiero ser artista. Los hay que consideran que el papel de su vida fue el de Teresa de Jesús en la mítica serie de Televisión Española sobre la santa, un personaje histórico que ella siempre admiró. Ella misma reconoció en entrevistas que fue el papel que más marcó su carrera. 

Fue una mujer de cine, pero también, o sobre todo, de teatro. Hasta el último momento arrastraba al público a los teatros como muy poca gente consigue. Verla en escena era un espectáculo. Tanto oficio, tanta verdad, tanta honestidad. Yo tuve la suerte de verla interpretando a Juana la loca en el Teatro Abadía de Madrid en 2016. Defendió con maestría un texto delicioso y muy poético. Fue una noche inolvidable. Volví a disfrutar de Concha Velasco tres años después, esta vez con Metamorfosis en el Teatro Romano de Mérida, en las que ella era la protagonista absoluta de esta obra que reunía algunas de las leyendas de Ovidio. Ya tenía alguna limitación física y necesitaba que la ayudaran a subir y bajar las escaleras, pero mantenía toda su grandeza. Fue portentoso. 

Tres veces detuvo aquella noche la atronadora ovación de los 3.000 espectadores del teatro emeritense para dirigirse al público y agradecerles su asistencia. Porque ella siempre se dirigía al público después de cada función, muy consciente de que todo el mundo estaba allí por ella, para verla, para empaparse de su talento. Concha Velasco llenó los teatros hasta el final, literalmente, porque lleno estuvo ayer el Teatro de La Latina de Madrid y lleno estará hoy el Teatro Calderón de su Valladolid natal para despedir a la actriz. 

Concha Velasco hizo mucha televisión, también hasta el final y siempre acaparando los focos y las atenciones. Recuerdo especialmente sus papeles de mala, malísima en Motivos personales y en Herederos. Cuanto más malvado era su personaje, más brillaba Concha Velasco en su interpretación, más engrandecía la historia. 

Y además de todo eso, además de sus trabajos, de su capacidad infatigable de volver a subirse a los escenarios y a rodar una y otra vez, además de las cumbres interpretativas de su carrera, además del oficio que derrochaba en cada papel, Concha Velasco era muy querida por el público. Sus entrevistas eran siempre un espectáculo, nunca se calló demasiado nada. Hablaba de su vida, de sus deseos, de sus anhelos y preocupaciones. Hablaba siempre de todo. También de política, desde posiciones progresistas siempre, lo que nunca le hurtó del reconocimiento de quienes defendían ideas políticas distintas, pero no por ello dejaban de reconocer su talento ni de tenerle el cariño especial que siempre despertaba. Concha Velasco era, es y será patrimonio de todos los espectadores que la admiramos. 

Habría merecido Concha Velasco un funeral de Estado del estilo de los que las grandes figuras culturales francesas tienen en nuestro país vecino, pero a cambio ha tenido un homenaje popular espontáneo arrollador. Concha Velasco era mucha Concha Velasco. La echaremos de menos, pero volveremos una y otra vez a sus papeles inmortales. Descanse en paz. 

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