A los libros y a las mujeres canto

 

El título del documental A los libros y a las mujeres canto, de María Elorza, parafrasea  la Eneida de Virgilio (“a las armas y al hombre canto”) y en él se encierra su enfoque poético, libresco y feminista. Es un poema visual, una auténtica delicia. Ya desde los créditos iniciales, que muestran cuadros de mujeres leyendo. Una joyita que puede verse, dónde si no, en Filmin


El documental, rodado en italiano se diría que es de otro tiempo, un tanto anacrónico para muchos. La cámara de la directora es lo único tecnológico que aparece o se intuye en la película. Y qué maravilla. Un mundo en el que la música suena en tocadiscos, en el que todas las menciones a películas se remontan unas cuantas décadas atrás, en el que los libros en papel nos interpelan, en el que el tacto de los objetos y los libros significan algo, en el que la biblioteca es lo más valioso para una persona, su bien más preciado, en constante construcción y renovación. 

Es una bendita rareza que comienza con el relato de la caída de la estantería de la madre de la autora. En ese momento se da cuenta de que los libros también pueden matar. En ese accidente doméstico, la madre de la autora se encontró un solo libro partido, el Infierno de Dante, con el que ella está obsesionada. 

Por supuesto, el documental está dividido en capítulos, como un buen libro. La autora se acerca a distintas mujeres importantes en su vida y describe su relación con los libros. Así, conocemos a una tía de su madre que recitaba poemas mientras planchaba y cuya primera toma de contacto con los relatos, cual caballo de Troya, fue a través de las radionovelas. También a Loreto, amiga de su madre, quien afirma que "un día la poesía te cae encima como un manto”. Cuenta que su padre quiso llamarla avioneta, pero se terminó conformando con Loreto, la virgen de los aviadores. Se diría que estaba predestinada a pasarse la vida volando. Ella tiene Dos butacas de teatro en su casa y cuenta cómo intentaba contagiar a sus alumnos de su amor por la literarura: "la poesía no hay que entenderla. ¿Tú entiendes un árbol? ¿Entiendes una hoja de un árbol? ¿Te preocupas de entenderla?”

En el documental también se cuentan historias preciosas que desconocía, como que en las tabacaleras se liberaba a una de las trabajadoras para leer en voz alta a sus compañeras o que en Herculano, tras la erupción del Vesubio, se conservaron los papiros, la única vez en la que el fuego salvó una biblioteca, a diferencia de episodios de quema de libros como las de los nazis o la de la Universidad de Madrid en 1939. 

Otra de las mujeres protagonistas del documental es Viki, que guarda flora secas en los libros y le afea a la autora que pertenece a una generación de ignorantes porque han leído poco. En la película se aprecia cómo hay quien habla de escritores como quien habla de parientes. En este caso, de Goethe. A través de testimonios, reflexiones, imágenes de archivo y un enfoque lleno de lirismo, el documental se convierte en un canto de amor a la literatura y a las mujeres que la cuidan, transmiten y disfrutan. La autora comparte las seis razones por las que las bibliotecas son como jardines: creemos cultivarlas, pero crecen solas, el tiempo transcurre en ellas de otro modo, en ellas siempre corre algo de brisa, pasamos acariciando las hojas, ambas están llenas de leyendas y nombres misterioso, y la palabra deshérber, términoque usan en francés para describir la limpieza de las bibliotecas, es usado también para sacar las malas hierbas. Al final, queda ese exaltación del poder de la literatura y de su presencia en las vidas cotidianas, porque “la gran literatura se esconde en el álbum de fotos de la gente sencilla”. Un documental extraordinario. Quizá no para todos los gustos, pero realmente extraordinario para quien ame la lectura. 

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