La librería en la colina

 

Ahora que se acerca el 23 de abril, el Día del Libro, Sant Jordi, es un buen momento para recomendar libros que hablan de otros libros, que te llevan a otras lecturas y reflexionan sobre el placer de la lectura. Por ejemplo, el encantador La librería en la colina, de Alba Donati, editado en España por Lumen con traducción de Ana Ciurans Ferrándiz. En el libro, la autora comparte en formato de diario la loca idea de abrir la librería Sopra La Penna en Lucignana, un pequeño pueblo italiano. 


El libro es una fábula moderna. En este tiempo acelerado, en el que sólo importa la rentabilidad y la eficiencia, de repente, una mujer abre una librería chiquitita en un pueblo de 180 habitantes, gracias a una campaña de crowdfunding. La historia es aún más novelesca por culpa de un incendio al poco tiempo de abrir la librería. Pero, de nuevo, la gente se vuelva con el proyecto y la librería puede abrir sus puertas. El libro ha sido un éxito de ventas, hasta el punto de que será llevado al cine, y la librería parece ir viento en popa, hasta el punto de que Donati ya ha anunciado que la ampliará a otro espacio del pueblo. 

Es muy interesante el modo en el que la autora relata cómo es su día a día en la librería, su trato con las personas que acuden, sobre todo, mujeres. También habla de las partes menos amables, como la presencia de algunos visitantes de la librería que parecen más interesados en hacerse selfies que en encontrar libros o algunos vecinos que miran con malos ojos el proyecto. Además, Donati comparte interesantes reflexiones sobre la literatura y sobre la experiencia lectora. Por ejemplo, muestra su querencia por la literatura de no ficción, comparte recuerdos de los libros que leyó de pequeña y al final de cada entrada de su diario escribe los encargos del día, lo que nos permite conocer qué libros son los preferidos de los lectores y de la propia dueña de la librería, que muestra una vocación clara de vender obras originales y diferentes, libros que no se encuentren en cualquier parte. 

Cuando me preguntan de qué va un libro, me echo a temblar. Jamás en mi vida me he acordado de una trama, ni siquiera la de Blancanieves y los siete enanitos. De un libro me quedo con otras cosas, y creo que eso otro es la literatura”. Ya sólo por reflexiones así vale la pena el libro. No puedo estar más de acuerdo. 

La autora cuenta también que desde que lanzó la librería ha recibido llamadas y mensajes de personas que le piden consejo para seguir sus pasos. En especial, ay, de personas que rondan los cuarenta años y tienen un buen trabajo y una posición estable, pero que tienen cierta sensación de vacío. Donati comparte su cuidado exquisito por el detalle en la librería y deja claro lo mucho que disfruta de la relación con los vecinos y lectores. El libro, en parte guía de lectura, también es en cierta forma un diario de la pandemia, porque recoge meses de confinamiento y temor. Además, la autora habla de la relación no siempre fácil (qué relación lo es) con su centenaria madre y con su hija adolescente. Todo ello, impregnado también de una reivindicación y defensa de la vida de pueblo. A la autora le fascinan las pequeñas cosas que llenan su día a día en la librería y no echa de menos la ciudad. “Estuve dos días en Florencia, sin duda demasiados”, leemos en un pasaje de la obra. La librería en la colina, en fin, lo tiene todo para enamorar a cualquier lector apasionado. Cuando cierras el libro sólo piensas en una cosa: visitar lo antes posible la librería Sopra La Penna. 

Comentarios