La chica de nieve

 

No he leído La chica de nieve, la exitosa novela de Javier Castillo que ahora Netflix ha convertido en serie con la dirección de Jesús Mesas, Javier Andrés Roig, David Ulloa y Laura Alvea, así que no puedo jugar a eso tan entretenido siempre de comparar a la novela original con su adaptación a la pantalla. Por lo que he visto, de entrada, es distinto el escenario, ya que la serie cambia Nueva York por Málaga y la cabalgata de Acción de Gracias en la ciudad estadounidense por la cabalgata de Reyes en la ciudad española, pero entiendo que la esencia de la historia es la misma. Una niña desaparece entre la multitud de la cabalgata de Reyes en el año 2010. La investigación sobre ese secuestro durará años y se contará en distintos tiempos narrativos a lo largo de seis capítulos que cumplen con todo lo que se exige al género, con misterio e intriga hasta el final. 
Esta clase de historias requiere de personajes fuertes y bien construidos, algo que se cumple en esta historia. La serie gira en buena medida en torno a Miren (Milena Smith), una periodista en prácticas en el diario Sur que está empezando su carrera profesional y que se obsesiona con este caso, que cubre un veterano compañero del periódico y profesor suyo en la universidad, Eduardo (José Coronado). Miren llevará a cabo una investigación paralela a la policial, de la que se encarga la inspectora Millán (Aixa Villagrán). La interpretación del elenco de la serie cumple con nota y todos ellos resultan creíbles en sus papeles, por más que, por deformación profesional, a uno siempre le chirríen ciertas cosas menores cuando ve reflejado en la pantalla el funcionamiento de un periódico. Ya digo, algo totalmente menor. 

Con Málaga como escenario (una Málaga en la que llueve mucho más que en la realidad, por cierto, entiendo que porque la lluvia refuerza en determinados momentos la tensión narrativa que se busca), la periodista y los policías buscarán pruebas para saber qué ha sido de Amaya, la niña secuestrada. Como suele ser habitual en este tipo de historias, se muestra una acertada visión crítica sobre la actitud de ciertos periodistas que atosigan a los padres de la menor desaparecida. También se muestra muy bien cómo esa desaparición destroza la relación de sus padres. 

Es un acierto la forma en la que se cuenta la historia en distintos tiempos. Ya en el primer capítulo la serie da un salto temporal que mantendrá esa dualidad, esa constante de ir hacia atrás y adelante, durante toda la serie. La trama central se entremezcla además con otra subtrama y la protagonista, Miren, arrastra un trauma que es en parte el que le hace volcarse tanto con esta desaparición, lo que le hace ser casi la única periodista que sigue hablando de la noticia años después. El desenlace de la serie pone un buen broche a la historia y deja abierta de par en par la puerta a una segunda temporada. 

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