Intimidad

 

Por más que a veces los sonoros llantos y las aparatosas rasgaduras de vestiduras de algunos señores muy cabreados por el paso del tiempo nos confundan y generen ruido, el cambio social provocado a raí del Me Too ha logrado llevar al fin en la pantalla realidades largo tiempo silenciadas. Realidades, claro, que preferirían que siguieran así esos señores de las quejas que dicen que ya no se puede decir nada y que ellos, pobres hombres blancos heterosexuales, se sienten poco menos que perseguidos. Algo ha cambiado en la sociedad, quieran o no. Por fortuna, esos señores siguen rabiando y al fin se reflexiona y debate sobre temas como el acoso sexual o el chantaje con vídeos o fotos íntimas, una vertiente más del machismo. Es lo que hace la soberbia Intimidad, creada y dirigida por Laura Sarmiento y Verónica Fernández, una de las mejores series que he visto en mucho tiempo. Una serie que cuenta además con un estelar elenco de actrices soberbias. Es una serie extraordinaria que logra hacer un retrato preciso de la toxicidad del patriarcado, su tendencia a culpabilizar a la víctima y sus múltiples derivadas en la sociedad. Todo ello, con buen ritmo narrativo, un notable guion y unas interpretaciones sensacionales.


A lo largo de ocho capítulos, la serie cuenta la historia de dos mujeres libres a las que acosan con la filtración de vídeos íntimos. Una de ellas es Malen (Itziar Ituño), teniente de alcalde de Bilbao que aspira con ser la nueva alcaldesa. Es una mujer brillante, con ideas nuevas que amenazan a ciertos poderes, y a la que intentan hundir con un vídeo en el que se la ve manteniendo relaciones sexuales con un hombre que no es su marido. La otra mujer acosada es  Ane (Verónica Echegui), empleada de una fábrica, cuya vida parece empezar a funcionar hasta que sus compañeros de trabajo se ríen de ella y le hacen la vida imposible porque les llegan vídeos y fotos íntimas de ella. La serie comienza con el suicidio de esta mujer.

La serie aborda muchos temas y todos ellos con mucho acierto. Se habla de la toxicidad de las redes sociales, de los roles de género, de la culpabilización de la víctima, de lo que cuesta denunciar cuando crees que nadie te va a creer, de la culpabilidad, del patriarcado que todo lo controla, de los señores tirando a rancios que siguen teniendo mucho poder y mucho dinero, de la labor de policías, jueces y asociaciones en apoyo a las víctimas. También de la intimidad como algo valioso a preservar. Sólo hay dos tipos de personas: las que tienen una doble vida y las que sueñan con llevarla”, se dice en un momento de la serie.

El recurso a la voz en off, que aquí está plenamente justificado y realza el poder de la historia contada, es otro de los aciertos de Intimidad. También es maravillosa la relación entre la política extorsionada y su marido (magnífico Marc Martínez en el papel de Alfredo), que no tiene nada que ver con una relación convencional rígida. La serie muestra además con mucho acierto cómo las injusticias que se cometen contra alguien terminan afectándonos a todos, aunque nos creamos alejados.

La serie crece mucho por la relación entre la política chantajeada y la hermana de la mujer que se suicidó tras sufrir el mismo calvario, Bego, a quien interpreta Patricia López Arnaiz con su maestría habitual. Pero hay más aciertos, muchos más, como la forma en la que se muestra la relación de esta política con su hija (Yune Nogueiras), a la que toda la presión social tras la filtración del vídeo de sí madre desestabiliza de un modo profundo. Otro punto fuerte de la serie es que los personajes secundarios son muy potentes y están muy bien construidos. Destacan dos, el de Miren (impecable Emma Suárez), una política veterana que se ve reflejada en Malen, y el de Alicia (siempre grande Ana Wagener), la policía que investiga los dos casos y cuya vida privada también una de las mejores subtramas, por su miedo a mostrar la relación que mantiene con otra mujer. 

La serie, ya digo, es inteligente y valiente, cuenta con un guión soberbio en el que todo está en su sitio y hace un preciso retrato del machismo. También muestra otras masculinidades, como la del marido de la teniente de alcalde o su ayudante (Francesco Carril). Es una serie espléndida sobre nuestros días que, además, ya digo, cuenta con una enorme concentración de talento interpretativo. Sólo por ello, por ver a estas magníficas actrices dar vida a sus personajes y ponerlo todo a favor de la historia contada, valdría la pena la serie. Muy recomendable. 

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