La Compañía Nacional de Danza saca pecho en los Teatros del Canal


La Sala Roja de los Teatros del Canal de Madrid acogen hasta el día 8 un espléndido programa triple de la Compañía Nacional de Danza que incluye dos estrenos absolutos. Lo habitual en este tipo de espectáculos que contienen varias piezas es que haya alguna que convenza más que otra, es natural. En este caso, no sabría con cuál quedarme, porque las tres, con distintos estilos y enfoques, con músicas diferentes, son extraordinarias. Una auténtica exhibición de fuerza de la compañía dirigida por Joaquín De Luz, que ya mostró su versatilidad y su vocación de abrazar diferentes estilos e inspiraciones hace unos meses con el espectáculo Pura Danza en el Real. 

Hace unos días, el Ministerio de Cultura publicó una encuesta de hábitos de consumo culturales en el que se mostraba que sólo el 2% de los españoles acudió el último año a un espectáculo de danza. Muy lejos de cualquier otra representación artística. También se incluía en ese informe el dato de que en algunas partes del país, como en Ceuta y Melilla, sólo hubo una función de danza en todo el año. No seré yo, casi un recién llegado a este maravilloso mundo, quien encuentre las razones de esta situación, endémica tristemente en nuestro país, pero es algo que convendría abordar con seriedad por quien corresponda, porque talento hay a raudales en nuestro país, como demuestra este espectáculo de la Compañía Nacional de Danza. Es de esperar que se impulse de verdad y con convicción la danza para combatir esos inquietantes datos que muestran un arte casi clandestino. Esta belleza tiene que llegar a más gente. 

De momento, ya digo, hasta el día 8 de este mes en la Sala Roja del Canal se puede disfrutar de un espectáculo delicioso. Comienza con  Where you are, I feel, de Valentino Zucchetti, un estreno absoluto. Es la más clásica de las tres piezas de la noche e incluye varios pasos a dos protagonizados por dos bailares o dos bailarinas, añadiendo así un punto más moderno al clásico esquema hombre-mujer de la danza. 

Tras un breve descanso, los acordes La vie en rose interpretados en directo por el pianista Marcos Madrigal abren la segunda pieza, de una belleza fabulosa. Es Love Fear Loss, de Ricardo Amarante, con música de Edith Piaf, Jacques Brel y Charles Dumont. Sucesivamente, tres parejas interpretan la pieza, delicada, exquisita, que aborda el amor en distintas formas y partes, desde el enamoramiento más apasionado y entregado de la primera pareja hasta las dispuestas y el desencanto, con cierta distancia, de la última. Todo ello, con la música del piano en directo y una escenografía minimalista. De los espectáculos más bellos que he visto nunca en un teatro. El aplauso del público que abarrotaba el teatro fue también especialmente intenso. No era para menos.  

Tras la segunda pieza llega un descanso algo más largo, de 20 minutos, en el que la compañía se prepara para la última pieza, otro estreno absoluto. En este caso, Passengers Within, creada por Joaquín De Luz, director de la compró, con 18 bailares en escena y la música de Philip Glass. Es la pieza más moderna de las tres y también la que tiene un mensaje más contundente, ya que se presenta como una crítica a la sociedad alienada por la tecnología en la que todos seguimos el mismo son y sólo unos pocos se cuestionan y rebelan. La sincronización absoluta del cuerpo de baile en cada movimiento es, a la vez, bellísima y muy metafórica, ya que muestra esa masa compacta que tantas veces es la sociedad, sin espacio para ir por libre y recorrer senderos no trazados. Exquisito.

Antes del estreno del triple programa, el director de la Compañía Nacional de Danza declaró que la compañía empieza a parecerse a lo que quiere y que persigue una compañía “ecléctica y versátil, con posibilidades increíbles”. Será un auténtico placer seguir sus pasos allá donde vayan y disfrutar con sus nuevas propuestas. 

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