Un hombre fiel

 

Un hombre fiel no termina nunca de ser lo que parece, lo cual es estupendo, pero tampoco llega a ser lo que se podría esperar de ella, lo cual es una pena. En todo caso, la segunda película dirigida por Louis Garrel, es valiosa por varias razones. No es la más original de las películas, desde luego, pero sí aporta novedades atractivas. Es sencilla y enrevesada a la vez. Concisa, llena de buenas ideas, la película tiene hallazgos formales que funcionan muy bien; en especial, su uso de la voz en off, que es un recurso en el que cuesta ser original y Garrel aquí, desde luego, lo consigue. 
La película, muy breve, de apenas 75 minutos, comienza a bocajarro con una escena en la que Marianne (Laetitia Casta) le anuncia a su pareja, Abel (Louis Garrel) que está embaraza, pero no de él, sino de un amigo común, Paul. Pronto el filme da un salto temporal en el que Paul desaparece de la historia y entra en escena, ya mayor, la hermana pequeña de Paul, Eve (Lily-Rose Depp), quien siempre estuvo enamorada de Abel. Parece una comedia de enredos convencional, y a ratos lo es, pero va un poco más allá y resulta más intrigante y oscura, aunque tampoco profundiza del todo. Abre puertas, pero las deja así como entreabiertas, sólo un poco. 

Como decía, la película logra ser original con el uso de la voz en off; mejor dicho, las voces en off, porque a lo largo del filme escuchamos las reflexiones de los tres personajes principales, Abel, Marianne  y Eve, algo del todo innovador. La voz en off es un recurso que, bien empleado, resulta sin duda atractivo y aporta a la historia, pero que con frecuencia estorba y a veces incluso es propio de narradores perezosos que no encuentran mejor forma de hacer avanzar la trama y contarnos lo que sucede que subrayándolo con la voz en off. No es en absoluto el caso de esta película, aquí es muy original escuchar los pensamientos de los tres personajes. 

Hay un cuarto personaje que también le aporta mucho a la película: Joseph, el hijo de Marianne y Paul, que tiene una relación particular con Abel. Un niño misterioso al que le encantan las historias de crímenes, con pájaros en la cabeza, muy celoso de su madre y que nunca sabemos del todo si miente o no. Suyas son algunas de las mejores escenas de la película y, sin duda, él es el detonante del elemento de la trama que más prometedor resulta, aunque luego quede un tanto abierto. 

Una historia, en fin, con aires de nouvelle vague, con las calles de París como escenario, pero sin retratar un París de postal, con algunos giros de guión un tanto sorprendentes. Una buena historia, ni la más original o rompedora del mundo, todo está inventado ya, o casi, pero entretenida. Vale la pena. Se puede ver en Filmin y en HBO Max. 

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