La caza

 

A todos nos gustan las películas que nos hacen sentirnos bien y divertirnos. También las que nos dan la razón y nos hacen sentir buenos e inteligentes. Y no está mal que así sea, claro. Pero hay películas que son valiosas por todo lo contrario. No pretenden ser agradables de ver ni complacientes con el espectador, más bien busca agitarlo, conmoverlo. Es lo que consigue La caza, de Thomas Vinterberg, película danesa de 2012 que puede verse en HBO Max. Una película impecable que no hace concesión alguna al espectador y que busca incomodarlo y plantear una cuestión sin duda compleja, qué ocurre cuando un inocente es acusado de un delito aberrante y cómo proceder entonces. Qué ocurre si ese alguien es profesor de una escuela infantil y quien le acusa de ese delito es una niña, la hija de su mejor amigo. 
Desde su propio planteamiento la película es atrevida y muy dura. Apela directamente al espectador, le plantea qué haría él en un caso así, qué hace de hecho, dónde queda la presunción de inocencia. La reacción del entorno del protagonista de la película cuando se le acusa de abusar de una menor es automática: la muerte civil del profesor. Sin darle una opción real de explicarse. No hago ningún spoiler si digo que desde el principio sabemos que es inocente. Hemos visto en pantalla la escena por la que es acusado y la tergiversación de la niña. Esto nos pone en una situación especial, ya que asistimos a la caída en desgracia del protagonista sabiéndole inocente. Pero, igualmente, podemos llegar a entender la cautela, por ejemplo, de la directora de la escuela infantil. No tiene pruebas, pero se trata de proteger a los menores. Eso es lo tremendo de la película, lo que la hace tan incómoda. 

Surge entonces el clásico dilema sobre que compensa más tener a un culpable en la calle que a un inocente en prisión. Y también una cuestión nada sencilla sobre el valor otorgado de forma inmediata al testimonio de quien se declara como víctima. Es aterrador ver cómo personas del entorno más cercano del protagonista, incluida su propia pareja, empiezan a dudar de él. Es tal el clima de psicosis y de culpabilización que les rodea que es difícil abstraerse a él. De pronto, su vida se convierte en un infierno. Justo, además, en un momento en el que parecía volver a tener motivos para sonreír, ya que después de una separación compleja con su exmujer, su hijo le acaba de decir que quiere vivir con él. Empieza una historia de amor, está feliz en el trabajo, tiene un grupo de amigos con los que acude de cuando en cuando a cazar. Tiene una vida plena que se desmorona en cuanto llega la acusación. 

La película, ya digo, es de una honestidad, una seriedad y una calidad extraordinarias. Te deja con mal cuerpo, porque esa justicia paralela que refleja no es ajena a nuestro día a día. No es difícil encontrar situaciones similares en las que nadie espera a un juicio para condenar a alguien. Y lo peor es que esa condena popular sigue en vigor incluso aunque la justicia exonere al acusado. Digamos que ahora que se habla tanto de la cultura de la cancelación, eso que por lo general se exagera por motivos ideológicos, lo que se retrata en este filme es una cancelación en toda regla, la automática muerte civil de un hombre acusado de un crimen aberrante que no ha cometido. 

Decía arriba que a todos nos gustan las películas que nos hacen sentirnos buenos. La caza acierta a situarnos en una posición más delicada. Sabemos que el protagonista (extraordinariamente interpretado por Mads Mikkelsen) es inocente y nos impacta la sinrazón que se adueña de todo el mundo alrededor, pero comprendemos perfectamente que es un tema muy sensible, ya que hablamos de menores, y podemos incluso empatizar con algunas de esas reacciones, incluso aunque sepamos que son injustificadas e inaceptables. Lo terrible es que podemos entenderlo, porque, ante la duda, es humano y natural ponerte del lado de la víctima, de la declarada víctima, más aún si se trata de un menor. La película, ya digo, da que pensar. Si quieres una película entretenida y ligera, La caza no es la mejor elección, pero si quieres una muy buena película que se atreve a adentrarse en terrenos sórdidos y nada amables pocas veces explorados, es una de las mejores opciones.

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