La grande librairie 500

 

El único programa de televisión del mundo dedicado a los libros que se emite en prime time, y que naturalmente se hace en Francia, dónde si no, terminó hace unos días su decimocuarta temporada. Fue algo más que un simple final de temporada antes de la llegada del verano, ya que se trataba de su emisión 500, la última presentada por François Busnel, su creador, que ha conducido con pasión este espacio que dedica cada semana hora y media a hablar de la vida a través de los libros.


Busnel, que seguirá siendo productor del programa y que se embarcará en nuevos proyectos profesionales ligados también al mundo de la cultura, reunió en su despedida a un buen número de los escritores y escritoras que han pasado por el plató de La grande librairie estos últimos 14 años. Les planteó un juego literario, elegir qué libro les ha marcado más, cuál ha jugado un papel más importante en su vida, en ser las personas que son. Ante un público formado fundamentalmente por profesionales de librerías, cuya defensa es el gran caballo de batalla del programa, los autores eligieron las obras fundamentales en su vida. Otros autores, incluidos Paul Auster o Salman Rushdie, eligieron también sus libros y elogiaron el papel de este programa de la televisión pública francesa en defensa de la literatura durante todo este tiempo. Con todas esas obras se compuso la biblioteca perfecta, buena guía de lectura, por cierto. 

Descubrí La grande librairie durante la pandemia gracias al Institut Français, que sólo me ha dado alegrías desde que empecé a estudiar allí. Empecé a ver el programa, que por entonces se hacía desde casa, como todo en aquel tiempo pandémico, en busca de un espacio con el que ir haciendo oído con el francés y encontré algo así como un oasis, un refugio en medio del ruido, un programa de televisión en el que la gente se escucha, no grita y sólo se apasiona hablando de estilos literarios y de lecturas recomendadas. Cada semana, un tema sirve como hilo conductor entre varios autores, que presentan sus obras con tiempo para profundizar en los temas y escuchar a los demás. El programa se completa con una sección que cada semana descubre una librería independiente en distintas zonas de Francia y con la sección Si on lisait à voix haute, un concurso de lectura el que participan cada año miles de estudiantes de colegios e institutos.

Esta última temporada ha tenido momentos fabulosos, como los especiales del programa en Nueva York o los dos que realizó Busnel desde el Festival de Cannes. Gracias a La grande librairie he descubierto lecturas y autores, y también he escuchado a algunos de mis escritores preferidos, como Emmanuel Carrère o Édouard Louis. El programa, ya digo, una delicia, le debe mucho a su creador y, hasta ahora, presentador, por su exquisita forma de entrevistar a los escritores, por la pasión con la que habla de la literatura, por cómo genera debate entre los distintos autores presentes en el plató. "La vida es corta y el deseo es infinito", dijo Busnel al comienzo de este programa 500, recurriendo así sl título de un libro de Patrick Lapeyre para explicar su cambio de vida. Busnel pasó el testigo a Augustin Trapernard, quien le sucederá la frente del programa. Ambos compartieron el tramo final de esta edición y fue precisamente Trapernard quien le dio una última sorpresa a Busnel cuando dio paso a la interpretación en directo, al piano, de una preciosa y algo melancólica canción de Charles Aznavour, Nous nous reverrons un jour ou l'autre (nos volveremos a ver un día o otro). 

El miércoles 7 de septiembre volverá La grande librairie y, por supuesto, allí estaremos quienes tanto disfrutamos con este programa, con esta excepción francesa, como dijo Trapernard. Eso sí, si hablamos de programas de libros en televisión, aunque no se emita en prime time, no puedo dejar de recordar a Página Dos, el magnífico programa de La 2, que también se ha despedido hasta la próxima temporada, y que dirige con idéntica pasión y maestría Óscar López. Porque sí hay literatura en televisión, sí hay espacios que huyen del ruido, sólo hay que buscarlos un poco más. Vale mucho la pena. ¡Hasta septiembre!

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